Las toallas son un elemento fundamental en la higiene diaria, ya que están en contacto directo con nuestra piel después de la ducha o el baño. Sin embargo, su uso frecuente y la humedad que retienen pueden convertirlas en un caldo de cultivo para bacterias y hongos si no se lavan adecuadamente.

Una de las cuestiones más importantes en su limpieza es la temperatura del lavado, ya que una temperatura inadecuada puede marcar la diferencia entre una toalla higienizada y una con microorganismos perjudiciales para la salud.

Las toallas absorben la humedad y, en combinación con el calor del baño, crean el ambiente perfecto para la proliferación de bacterias, moho y malos olores. Si bien es tentador lavar la ropa a temperaturas bajas para ahorrar energía y evitar el desgaste del tejido, en el caso de las toallas es recomendable priorizar la desinfección sobre la conservación del material.

La temperatura de 60 grados es la ideal para eliminar eficazmente bacterias, hongos y restos de células muertas que pueden quedar atrapadas en las fibras de la toalla. A temperaturas más bajas, estos microorganismos no se eliminan por completo, lo que puede generar un mal olor persistente y afectar la higiene de la prenda. En cambio, un lavado a 60 grados garantiza que la toalla quede limpia y libre de patógenos.

¿Cuándo es obligatorio lavar las toallas a 60 grados?

Si bien es recomendable lavar siempre las toallas a altas temperaturas, hay situaciones en las que resulta imprescindible hacerlo:

  • Enfermedades y contagios: Si alguien en casa ha estado enfermo, es fundamental lavar las toallas a 60 grados para eliminar virus y bacterias que podrían propagarse a otros miembros del hogar.
  • Toallas de gimnasio o piscina: Estas toallas suelen acumular sudor y humedad, lo que favorece la proliferación de hongos y bacterias.
  • Uso compartido de toallas: En hogares donde varias personas usan la misma toalla para secarse las manos o la cara, se recomienda lavarlas a alta temperatura con mayor frecuencia.
  • Presencia de moho o mal olor: Si las toallas han adquirido un olor desagradable, es señal de que hay microorganismos en ellas, y un lavado a 60 grados es la mejor forma de eliminarlos.

¿Puede el lavado a 60 grados dañar las toallas?

Es cierto que lavar a temperaturas altas puede afectar la integridad de los tejidos, haciendo que las toallas pierdan suavidad y duren menos. Sin embargo, en el caso de las toallas y la ropa de cama, esta pérdida de durabilidad se ve compensada por una higiene superior. Al ser prendas de uso diario y estar en contacto con la piel, es más importante que estén libres de bacterias y hongos.

Para minimizar el desgaste de las toallas en lavados a 60 grados, se pueden seguir estos consejos:

  • No sobrecargar la lavadora para que las toallas tengan suficiente espacio y se enjuaguen bien.
  • Usar una cantidad moderada de detergente, ya que el exceso puede acumularse en las fibras y hacer que las toallas pierdan absorción.
  • Evitar el uso excesivo de suavizante, ya que puede reducir la capacidad de absorción de la toalla.
  • Secarlas al aire libre siempre que sea posible para evitar la acumulación de humedad en espacios cerrados.

Lavar las toallas a 60 grados es la mejor opción para garantizar su higiene y evitar la proliferación de bacterias, hongos y malos olores.

Aunque esta temperatura puede desgastar ligeramente las fibras del tejido, la limpieza y desinfección que proporciona compensan con creces esta desventaja. En especial, cuando se han usado en situaciones de enfermedad o en ambientes húmedos, es imprescindible recurrir a esta temperatura para asegurar que queden completamente limpias. Adoptando algunas precauciones para mantener su suavidad y absorción, es posible prolongar la vida útil de las toallas sin comprometer la higiene del hogar.