Las claves para prevenir la demencia, según la OMS
La prevención de la demencia comienza con pequeñas acciones diarias que, con el tiempo, tienen un impacto positivo en el futuro
La demencia es un trastorno neurodegenerativo que afecta la memoria, el pensamiento y la capacidad para realizar actividades cotidianas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que más de 55 millones de personas en todo el mundo viven con esta condición, y la cifra sigue aumentando.
Si bien la edad es un factor de riesgo importante, existen medidas basadas en un estilo de vida saludable que pueden reducir significativamente el riesgo de desarrollar demencia.
¿Qué es la demencia?
La demencia no es una enfermedad específica, sino un término que engloba diversos trastornos que afectan el cerebro, siendo el Alzheimer el tipo más común.
Los síntomas incluyen pérdida de memoria, dificultades en la comunicación y el razonamiento, así como cambios en la personalidad y el comportamiento.
Aunque no se puede prevenir completamente, adoptar hábitos saludables puede retrasar o reducir su aparición.
Estrategias para prevenir la demencia
La OMS ha identificado una serie de recomendaciones basadas en evidencia científica para reducir el riesgo de padecer demencia:
Practicar ejercicio físico regularmente
La actividad física mejora la circulación sanguínea, incluida la del cerebro, y favorece la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse y formar nuevas conexiones neuronales.
Ejercicios aeróbicos como caminar, correr, nadar o montar en bicicleta, combinados con entrenamiento de fuerza, pueden ser especialmente beneficiosos.
No fumar
El tabaquismo está estrechamente vinculado al deterioro cognitivo, ya que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares que afectan al cerebro.
Dejar de fumar, independientemente de la edad, puede mejorar significativamente la salud cerebral y reducir el riesgo de demencia.
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Evitar el consumo nocivo de alcohol
El abuso de alcohol puede dañar directamente las células cerebrales y contribuir a enfermedades como la demencia asociada al consumo de alcohol.
La moderación es clave: limitar el consumo a niveles recomendados por las guías de salud puede ayudar a proteger la función cognitiva.
Controlar el peso corporal
El sobrepeso y la obesidad, especialmente en la mediana edad, están asociados con un mayor riesgo de demencia. Mantener un peso saludable a través de una dieta equilibrada y ejercicio regular es crucial para la salud cerebral.
Seguir una dieta sana
Una alimentación rica en frutas, verduras, cereales integrales, pescado, frutos secos y aceite de oliva, como la dieta mediterránea, ha demostrado beneficios para el cerebro.
Evitar alimentos ultraprocesados y ricos en grasas trans o azúcares es igualmente importante para reducir el riesgo de deterioro cognitivo.
Mantener niveles adecuados de presión arterial, azúcar en sangre y colesterol
La hipertensión, la diabetes y los niveles elevados de colesterol son factores de riesgo importantes para la demencia, ya que pueden dañar los vasos sanguíneos del cerebro.
Es fundamental realizar chequeos médicos regulares y seguir las recomendaciones de los profesionales de la salud para mantener estos parámetros bajo control.
Otros hábitos que promueven la salud cerebral
- Estimulación cognitiva: Mantener la mente activa a través de la lectura, juegos de estrategia, aprender nuevas habilidades o incluso socializar puede retrasar el deterioro cognitivo.
- Gestión del estrés y buen sueño El estrés crónico y los trastornos del sueño, como el insomnio o la apnea del sueño, pueden tener un impacto negativo en la salud cerebral. Técnicas de relajación, como la meditación, y asegurar un descanso adecuado son fundamentales.
- Socialización Mantener relaciones sociales activas y participar en actividades comunitarias o familiares ayuda a reducir el aislamiento y mejora el bienestar emocional, factores clave para la salud mental.
En resumen, la demencia es una condición devastadora tanto para quienes la padecen como para sus familias. Sin embargo, implementar medidas preventivas desde edades tempranas puede marcar una diferencia significativa en la reducción del riesgo.
Adoptar un estilo de vida saludable, como recomienda la OMS, no solo protege el cerebro, sino que también mejora la salud general y la calidad de vida.
La prevención de la demencia comienza con pequeñas acciones diarias que, acumuladas en el tiempo, pueden tener un impacto positivo en el futuro. Cuidar nuestro cuerpo y mente es la mejor inversión que podemos hacer para envejecer de manera saludable y preservar nuestra independencia durante más tiempo.
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