Los trabajos de cara al público, parece que no, pero son muy complicados y agotadores. Poner buena cara teniendo un mal día o tener que tratar bien a clientes maleducados son solo dos ejemplos de las muchas situaciones que las personas que trabajan en constante contacto con gente deben soportar día a día. Y es que, todo el mundo tiene días en los que lo único que le apetece es que pase rápido el trabajo, irse a casa y no tener que sonreír.

Forzar sonrisas, poner buena cara, modular el tono de voz,… Si en tu trabajo tienes que hacer alguna de estas cosas, estás haciendo lo que se conoce como ‘trabajo emocional’, un fenómeno introducido por la socióloga estadounidense Arlie Russell Hochschild en su libro ‘The Managed Heart’. Según Eva Rimbau, profesora de la Universitat Oberta de catalunya (UOC) “consiste en suprimir o modificar las propias emociones para representar una emoción que resulte adecuada en el trabajo, a menudo para producir un sentimiento en clientes o compañeros”.

En otras palabras, consiste en adecuar nuestras emociones a la tarea que se nos ha encomendado aunque no las sintamos. Y, a pesar de que creamos que esto no nos puede perjudicar, lo cierto es que los expertos aseguran que esta práctica tiene bastantes riesgos para nuestra salud mental.

Los médicos, policías y profesores también tienen que sonreír aunque no les apetezca.

Gran carga emocional

En 2021, según la Encuesta europea sobre condiciones de trabajo, un 32,7% de los trabajadores españoles afirmaron haber estado en situaciones emocionalmente angustiosas. Y es que, precisamente los roles que requieren un mayor esfuerzo emocional están estrechamente relacionados con aquellos trabajos en los que se interactúa con frecuencia con clientes y usuarios.

Pero esta carga no solo la asumen aquellos que trabajan de cara al público, sino también aquellos sectores en los que el control de las emociones es fundamental como las profesiones asistenciales (médicos, enfermeros, trabajadores sociales, servicios fundamentales…), las de control social (policías, porteros de discoteca…) y la docencia.

Los riesgos de la sonrisas fingidas

Por otra parte, según otra profesora de la UOC, Meritxell Beltrán, un agotamiento emocional extremo, sentimiento de frustración, insatisfacción y apatía, son algunos de los síntomas que debemos evitar a toda costa ya que, si se prolongan en el tiempo, podemos llegar a sufrir el burnout o síndrome de estar quemado/a en el entorno laboral. Todo esto genera tal malestar en la persona trabajadora que su forma de atender a los clientes cambia de forma drástica.

Otra consecuencia grave de tener que fingir sonrisas en nuestro trabajo es la alienación. Esto provoca que el trabajador empiece a dejar de distinguir cuando está siendo realmente él o cuando está realizando una actuación con el fin de ofrecer un buen servicio.

Las tres formas del trabajo emocional.

Beneficios y formas del trabajo emocional

Para poder valorar los beneficios del trabajo emocional, primero debemos saber que posee tres formas. La primera, la actuación superficial, que consiste en fingir o reprimir las emociones para cumplir las normas sociales o laborales, por lo que la persona no siente lo que está expresando. La segunda es la actuación profunda, que es cuando la persona sí intenta sentir dicha emoción específica, como cuando nos ponemos música alegre de camino al trabajo para mejorar nuestro ánimo. Y, la última, la manifestación genuina, que sucede cuando las emociones naturales y espontáneas de la persona coinciden con los requerimientos de su profesión y, por lo tanto, no tiene que fingir.

Es cuando sucede esta última cuando podemos decir que el trabajo emocional también tiene efectos positivos como un mayor compromiso con la organización, una mayor satisfacción del cliente, una mayor satisfacción laboral y un rendimiento superior en el trabajo.

Tener recompensas suficientes, seguridad laboral y la sensación de que su trabajo es valorado es muy importante.

¿Qué hacer para facilitar el trabajo emocional?

Para empezar, la relación del empleador con sus trabajadores es primordial, priorizando de igual forma la satisfacción de los clientes con la suya para así reducir su estrés y agotamiento. Además, también es necesario que los trabajadores tengan recompensas suficientes, seguridad laboral y la sensación de que su trabajo es valorado. Todo esto facilitará el resto de tareas y cómo las afrontan.

Ahora que ya sabes cómo no debes sentirte en tu ámbito laboral, intenta buscar soluciones porque no hay nada peor que perder la pasión por tu trabajo.