La música nos acompaña en muchas situaciones a lo largo de nuestra vida e influye, sin duda, en nuestro estado de ánimo. Si estamos tristes, nos apetecerá escuchar melodías tranquilas con letras románticas, mientras que si estamos de buen humor, el cuerpo nos pedirá marcha y nos inclinaremos por canciones con mucho ritmo y letras más alegres.

Cada melodía tiene un efecto en la actividad cerebral, por lo que en cada experiencia musical participan estructuras cerebrales relacionadas con la motivación y la emoción y procesos cognitivos como la atención, el aprendizaje y el pensamiento.

Beneficios físicos y mentales

Escuchar música nos causa placer puesto que nuestro cerebro genera más dopamina, la hormona del bienestar. Sin embargo, este no es el único beneficio que tiene la música para nuestra salud física y mental.

Así, una melodía es capaz de mejorar la afectividad, el desarrollo, la expresión y el equilibrio emocional, la manifestación y resolución de problemas, las inquietudes, las conductas, la autoestima o la comunicación.

A nivel físico, la música influye también en el ritmo respiratorio, cardíaco y en otros ritmos biológicos. Además, disminuye la ansiedad, favorece la conciliación del sueño o nos aporta energía para permanecer activos.

Fórmula matemática

Aunque a priori la música es algo muy subjetivo como para que la ciencia pueda establecer una valoración de cómo debe ser una canción alegre, Jacob Jolif, experto en neurociencia cognitiva de la Universidad de Groningen (Países Bajos), es autor de un estudio realizado en el Reino Unido y en el que asegura haber encontrado una fórmula matemática para explicar por qué una canción puede generar una sensación de felicidad.

A partir de las respuestas obtenidas, el doctor elaboró la fórmula de Jolif, un patrón basado en tres parámetros: letra, tempo y clave. Así, determina que una canción feliz u optimista debe tener letras alegres, un tempo más rápido que el promedio y una clave concreta (acordes mayores).

Un hombre escucha música en su móvil.

En promedio, las canciones alegres tenían entre 140 y 150 beats por minuto, un tempo que es unos 20 beats más rápido que una canción pop promedio y este ritmo alegre logra revitalizar de una forma subliminal a los oyentes. Además, Jolif observó que un tercer acorde mayor es percibido como un sonido feliz y reconfortante.

En cuanto a las letras, Jolif concluyó que la mayoría de las canciones alegres tienen letras felices y sin sentido o letras sobre eventos alegres o emociones positivas y divertidas.

El 'número uno' más feliz

A partir de esta fórmula de Jolif, nació una lista de las diez canciones más alegres de la historia de la música y todas ellas, según el neurocientífico, tienen en común que son capaces de subir el ánimo en momentos de bajón emocional.

Basándose en sus cálculos, el tema que lideró el ránking y que se coronó como la canción más alegre de la historia fue Don't Stop Me Now, de Queen, incluida en su disco Jazz de 1978.

Así, Jolif concluyó que, aunque determinar que una canción es alegre es algo muy personal, la combinación de letras felices, un buen tempo y un buen ritmo dan la clave para conseguir un número uno feliz.

Las diez canciones más alegres


  1. Don’t Stop Me Now (Queen)
  2. Dancing Queen (Abba)
  3. Good Vibrations (The Beach Boys)
  4. Uptown Girl (Billy Joel)
  5. Eye Of The Tiger (Survivor)
  6. I'm a Believer (The Monkees)
  7. Girls Just Wanna Have Fun (Cyndi Lauper)
  8. Livin’ On A Prayer (Bon Jovi)
  9. I Will Survive (Gloria Gaynor)
  10. Walking on Sunshine (Katrina & The Waves)