El consumo de alcohol es un factor determinante en la seguridad vial.

Conducir bajo los efectos del alcohol incrementa significativamente el riesgo de accidentes, ya que afecta la capacidad de reacción, la coordinación y el juicio del conductor.

Según la DGT, con una alcoholemia de 0,5 gr de etanol por litro de sangre se multiplica por dos el riesgo de sufrir un colisión, y con 0,8 gr/l el riesgo es 5 veces mayor, y continua aumentando a medida que lo hace el nivel de alcohol en sangre.

No sólo aumenta el riesgo de sufrir un accidente, también lo hace el riesgo de sufrir lesiones y la probabilidad de que estas sean mortales. 

Un test de alcoholemia mide la cantidad de alcohol en la sangre de una persona.

Este análisis se realiza mediante un dispositivo llamado alcoholímetro, que detecta el alcohol presente en el aliento exhalado.

La cantidad de alcohol se expresa en términos de porcentaje de alcohol en la sangre. Por ejemplo, un 0.05% significa que hay 0.05 gramos de alcohol por cada 100 mililitros de sangre.

Límites legales de alcohol

Los límites legales varían entre países. El Estado tiene un límite de 0.05 g/l, y de 0,03 g/l para nóveles y profesionales.

Sin embargo, es importante saber que aún por debajo del límite legal, el riesgo de accidente puede verse ya incrementado. Por ello, lo mejor es evitar conducir después de haber consumido cualquier cantidad de alcohol. La única tasa realmente segura es 0,0 g/l.

¿Cuánto alcohol es necesario para dar positivo?

El número de bebidas alcohólicas necesarias para alcanzar el límite legal depende de varios factores, incluyendo el peso, el sexo, la tasa metabólica y el tipo de bebida.

Sin embargo, una regla general es que para un adulto promedio, consumir aproximadamente dos bebidas estándar (cada una con 14 gramos de alcohol puro) en una hora puede hacer que lleguemos al 0.05%.

Es importante notar que incluso niveles bajos de alcohol pueden afectar la capacidad de conducción. Por ejemplo, con un 0.02%, un conductor puede experimentar una disminución en la capacidad de realizar dos tareas al mismo tiempo (división de la atención).

Consecuencias de conducir bajo los efectos del alcohol

Las sanciones por conducir bajo los efectos del alcohol incluye multas, suspensión del carnet de conducir, y en casos graves, penas de prisión.

Además de las sanciones legales, el impacto emocional y financiero de causar un accidente bajo los efectos del alcohol puede ser devastador.

Las campañas de concienciación han enfatizado la importancia de evitar la conducción bajo los efectos del alcohol. Utilizar un conductor designado, servicios de taxi o transporte público son alternativas seguras que pueden prevenir accidentes y salvar vidas.

El consumo de alcohol y la conducción son una combinación peligrosa. Los límites legales de alcohol están diseñados para proteger a todos los usuarios de la carretera, pero es esencial que los individuos también asuman la responsabilidad personal de no conducir si han estado bebiendo.

Entender cuánto alcohol es demasiado y las consecuencias de exceder estos límites es crucial para mantener la seguridad vial.

La prevención, la educación y las decisiones responsables son claves para reducir los accidentes relacionados con el alcohol en las carreteras.