La herencia genética, en muchas ocasiones, hace que nuestro cabello tenga predisposición a padecer determinadas características por naturaleza, como ocurre con el pelo seco, en el que existe una mala irrigación del cuero cabelludo y una secreción insuficiente de sebo. Además, el cúmulo de agresiones externas como el sol, el viento, el agua del mar, el cloro, la contaminación, el aire seco de la calefacción durante los meses de invierno, las deficiencias nutricionales o no beber suficiente agua hacen que esta situación empeore y, en consecuencia, exista un cabello aún más apagado y áspero, con una falta evidente de nutrición e hidratación, según explican los especialistas.

“En cada folículo piloso existe una glándula sebácea que segrega una sustancia grasa y ácida conocida como sebo, y la disminución de la actividad o número de estas glándulas es la principal causa de que el cabello esté seco. Algunos factores, además de la genética y la edad, que pueden contribuir a que el pelo se reseque son padecer algunas enfermedades dermatológicas, cambios hormonales, climas muy secos y cálidos, la contaminación ambiental, el consumo excesivo de tabaco, el efecto de algunos medicamentos, no tratar correctamente al cabello en nuestro cuidado diario o, por otro lado, las dietas restrictivas”, explica la doctora Andrea Galaviz, de la clínica Hospital Capilar.

Los cabellos secos se presentan opacos y sin brillo, y en su tallo se producen daños que los vuelven porosos, frágiles y quebradizos. En estos casos, las escamas protectoras de la cutícula se abren y levantan, facilitando el enredado en el cabello e impidiendo la difusión natural del sebo hacia las puntas, debido a que el cabello ya no se encuentra protegido por la grasa capilar que normalmente lo cubre, por lo que éste acaba deshidratándose. 

Nutrición

Llevar una correcta alimentación contribuirá positivamente a la nutrición capilar, ya que las deficiencias alimentarias pueden crear déficits de minerales, vitaminas y proteínas necesarias para la nutrición folicular, con un folículo que no recibirá los elementos necesarios para su salud. “Por ello, a medida que la calidad nutricional del folículo sea mayor, el pelo tendrá una mayor calidad y fortaleza”, indica Galaviz.

Consejos a seguir

Para reparar el cabello seco se deberá hacer especial hincapié en reducir los factores externos que dañan la cutícula, así como fortalecer el pelo desde el interior para que pueda retener la humedad necesaria. Por ello, se aconseja evitar lavar el cabello en exceso, no más de tres veces por semana, así como el uso de productos que nutran la fibra capilar como champús hidratantes y mascarillas. 

“No obstante, es importante recalcar que, aunque estos productos prometen nutrir la fibra del pelo, no ofrecen acciones sobre el folículo, por lo que si se tiene un déficit de nutrientes esenciales para la formación de un cabello de calidad, la forma más eficaz de reactivar la vitalidad folicular será a través de la reposición de vitaminas y aminoácidos, lo que podrá hacerse a través de tratamientos de mesoterapia con vitaminas o mediante vía oral con suplementación de biotina, zinc, hierro, etc”, subraya la experta.

Además, se recomienda limitar el uso de herramientas de calor como secadores y planchas, aplicando previamente un protector térmico, así como intentar espaciar, en la medida de lo posible, la aplicación de tintes y permanentes, ya que suelen perjudicar la cutícula. 

Para combatir el cabello seco será esencial “llevar una dieta sana y equilibrada que contribuya a que la salud de nuestro pelo mejore, a través de la ingesta de biotina, con alimentos como levadura de cerveza, frutos secos y leche; de zinc, que estimula la proliferación de las células, promoviendo también el crecimiento y fortalecimiento del pelo, con alimentos como semillas de calabaza, huevos o arroz integral; de ácido fólico que ayuda a reforzar el sistema inmunológico, haciendo hincapié en la ingesta de espárragos, alcachofas, puerros o legumbres; y el hierro, con alimentos como lentejas, hígado o espinacas”, detalla. 

También será fundamental el consumo de proteínas, necesarias para mejorar la calidad y textura del pelo, con alimentos como carnes magras, huevos o quinoa; y de calcio. Por último, es esencial la ingesta de vitaminas A, C y E, a través de alimentos como las mandarinas, pomelos, naranjas, melón, pollo y pescados.