El ejercicio físico puede reducir hasta un 30% el riesgo de padecer cánceres como el de mama, colon, vejiga, endometrio, esófago o estómago y en un 20% la mortalidad específica por la enfermedad. Sin embargo, concienciar sobre sus beneficios sigue siendo una asignatura pendiente entre profesionales y pacientes, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

La SEOM ha lanzado esta semana una campaña con motivo del Día Mundial de la Actividad Física, que se celebró ayer, con la que quiere concienciar a la población y a todos los profesionales sanitarios sobre la necesidad de hacer ejercicio en la lucha contra el cáncer y su prevención. Los oncólogos han destacado que los datos “más sólidos” hasta la fecha contrastados por la comunidad médica se centran en el cáncer de mama y el colorrectal, pero aclaran que hay evidencia suficiente para concluir que los beneficios del ejercicio físico se extienden a otros tumores como los de próstata y pulmón.

Además, reiteran que el ejercicio ha demostrado mejorar la calidad de vida y disminuir los efectos secundarios derivados de los tratamientos y quimioterapia al aumentar la capacidad cardiorrespiratoria de los pacientes, que se sienten menos fatigados y mejoran la percepción sobre su salud. Pero a la hora de ser prescrito es esencial una adecuada valoración de su situación basal de cada paciente y de las comorbilidades, así como de sus tratamientos, síntomas y aspectos socioculturales.

Sobre ello, el presidente de SEOM, César Rodríguez, explica que el ejercicio “es un pilar fundamental” en el estilo de vida saludable y aclara que “existe evidencia consistente sobre la asociación entre el ejercicio físico y la reducción en la incidencia y mortalidad por cáncer”.

Sin embargo, lamenta que, pese a estar bien documentado los beneficios del ejercicio, pocos pacientes con cáncer se mantienen físicamente activos debido a la falta de información trasladada por los profesionales sanitarios, que se suman a las reticencias de los pacientes debido a los efectos secundarios de los tratamientos y al miedo de padecer nuevos efectos adversos, que en la mayoría de los casos no ocurren por practicar alguna actividad.

También existe otro problema y es, indica Rodríguez, la falta de motivación o a las dificultades en el acceso al ejercicio para algunos pacientes. Porque, “no solo basta” con evitar el tabaco, el alcohol, la mala alimentación, la obesidad y la exposición solar sin protección, que son factores de riesgo evitables y que están detrás de un tercio de las muertes por cáncer.

30 minutos

En el Estado, según datos del Instituto Nacional de Estadística, sólo el 37,7% de la población adulta realiza actividad física regular mientras que el 27,4% se declara sedentaria. La SEOM enfatiza en que, a través de su Grupo de Trabajo de Ejercicio y Cáncer, se está trabajando para revertir esta situación con una mayor concienciación que comience desde los profesionales de la salud para que expliquen que 30 minutos al día podrían ser suficientes con una prescripción adecuada al estado de salud de cada paciente.

Blanca Herrero, coordinadora del Grupo de Trabajo de Ejercicio y Cáncer de SEOM, añade que la actividad física puede ser útil en la reducción del cansancio y la depresión, además de influir positivamente en la eficacia de los tratamientos contra el cáncer al aumentar la respuesta inmunológica y reducir las recaídas.