El verano y las altas temperaturas ya están en su pleno esplendor, además de tener cuidado con el calor e hidratarse bien, hay que tener en cuenta los posibles cortes de digestión.

La digestión es el proceso en el que nuestro cuerpo se encarga de absorber los nutrientes necesarios para sobrevivir y eliminar los restos que no le son necesarios.

Cuando una persona sufre un corte de digestión, una hidrocución o un shock termodiferencial, se produce una interrupción súbita del proceso digestivo.

Desde pequeños acostumbramos a escuchar a nuestras madres y padres que no nos metamos al mar o a la piscina después de haber comido porque nos podría dar un corte de digestión. Por mucho que no nos gustase, esta advertencia era totalmente por nuestro bien.

Así pues, los cortes de digestión ocurren principalmente cuando nos metemos al agua fría de la piscina o al mar después de haber comido, debido a que la sangre de nuestro se cuerpo se concentra en el estómago y cuando entramos en contacto con el agua el cuerpo necesita mayor aporte de sangre para equilibrar la pérdida de calor. Los principales síntomas de esta dolencia pueden ser mareos, náuseas, pulso débil, escalofríos, visión borrosa o pitidos en los oídos. Por todo ello, es muy peligroso encontrarse solo dentro del agua.

Además, un corte de digestión puede causar debilidad muscular, pérdida de conocimiento e incluso infarto en personas de más edad, estas dos últimas pueden ser muy peligrosas si la personas se encuentra en el agua, ya que podría llegar a terminar en un fatal desenlace.

Aunque lo más frecuente es que esta dolencia se de por todo lo anteriormente descrito ,también, puede suceder cuando el cuerpo se encuentra a una alta temperatura debido al ejercicio o a tomar el sol, puede causarse por alguna cardiopatía o afección en el sistema nervioso e incluso por el consumo de alcohol y drogas.

Para evitar los cortes de digestión se pueden seguir los siguientes consejos:

  • No comer en exceso si se tiene intención de bañar en la piscina o el mar.
  • Evitar entrar al agua bruscamente cuando se haya comido recientemente o se haya estado tomando el sol.
  • No hacer grandes esfuerzos dentro del agua, esperar al menos dos horas después de la comida.
  • Adaptar el cuerpo a la temperatura del agua y entrando lentamente y mojando las extremidades para acostumbrar al cuerpo a la temperatura del agua.

En definitiva, Hay que tener conciencia de los peligros del verano como son no realizar una correcta digestión, no hidratarse adecuadamente y no protegerse del sol.