Casi todo el mundo ha vivido en alguna ocasión la desagradable experiencia de tener dificultad para tragar un alimento. Esto puede ocurrir cuando se come demasiado rápido, si no se mastica bien o si se intenta tragar mucha cantidad de una sustancia, tanto sólida como líquida, de golpe.

Si esta dificultad se presenta de forma esporádica, no hay de qué preocuparse; sin embargo, el problema surge cuando se convierte en algo habitual. En este último caso hablamos de disfagia y es el gran esfuerzo que tienen que hacer algunas personas para pasar la comida o la bebida desde la boca hasta el estómago. Unas veces lo consiguen con dolor y otras veces ni siquiera son capaces de hacerlo.

Este trastorno puede suceder a cualquier edad, pero es más común en personas mayores. Según datos de TK Home Solutions, tres de cada diez españoles mayores de 60 años sufren disfagia. Sin embargo, aunque los músculos y los nervios que intervienen en la deglución se van debilitando y dañando con la edad, tener disfagia no es un síntoma normal del envejecimiento.

Una pareja mayor comparte la hora de la comida. Freepik

Síntomas de la disfagia

Los síntomas más habituales de la disfagia son:

- Dificultad para tragar.

- Dolor en la deglución.

- Tos o arcadas al intentar pasar los alimentos.

- Molestias en el pecho después de tragar.

- Sensación de que la comida se queda pegada en la garganta.

- Atasco de sólidos o líquidos que se percibe en la zona de detrás del esternón o bloqueo en el esófago.

- Ronquera.

- Regurgitación frecuente.

- Salida de lo ingerido por la nariz.

- Ruidos en la garganta durante y tras las comidas.

- Acidez de estómago.

- Pérdida de peso inexplicable.

Un hombre atragantado y con dolor en el pecho. Freepik

Causas y tratamientos

La disfagia puede ser un problema leve o moderado dependiendo de cuál sea su causa. Puede tener un origen genético o incluso se puede hablar de una disfagia nerviosa, un miedo aparentemente irracional a atragantarse causado por un elevado nivel de ansiedad.

Según el lugar en el que se sitúe la dificultad para tragar, se puede hablar de dos tipos de disfagia: disfagia orofaríngea, si el problema está en los músculos de la garganta (suele deberse a algún trastorno neurológico), o disfagia esofágica, cuando los alimentos se quedan atascados o como pegados después de tragarlos (puede deberse a una debilidad de los músculos de esófago, alergias alimentarias, úlceras o hernias, entre otras causas).

Al ser la disfagia un problema que tiene tratamiento, los expertos de TK Home Solutions señalan que es importante consultar al médico en cuanto se detecten los síntomas. Existen diversas pruebas para detectar su origen, como radiografías con contraste, endoscopias o biopsias.

Una vez conocidas las causas, el tratamiento puede consistir en terapias motoras, reeducación en la deglución, medicación, dilataciones o, incluso, puede requerir una intervención quirúrgica.

Malnutrición, pérdida de peso, deshidratación, neumonía por aspiración de sólidos o de líquidos y atragantamientos son algunas de las consecuencias de este trastorno. Una dieta equilibrada, la práctica de ejercicio y huir del sedentarismo son claves para prevenir la disfagia.

Consejos para sobrellevarla


- Sentarse a comer relajado pero derecho, con una postura correcta.

- Comer despacio, con calma.

- Cuidar la dentadura.

- Masticar bien los alimentos y no tomar otra porción hasta no tragar la anterior.

- Cortar la comida en trocitos pequeños.

- Ingerir pequeños sorbos de agua durante la comida, pero no con la boca llena.

- Si hay que tomar pastillas, machacarlas o partirlas (si se puede) para que resulte más fácil tragarlas.

- Elegir alimentos de fácil deglución y consistencia blanda.

- No hablar mientras se traga.

- Quedarse erguido después de comer durante 30 o 40 minutos.