Más allá de las aventuras que asegura la nieve durante los meses de invierno, tan intensas como se desee en sus 11 estaciones de esquí y de montaña, el Pirineo y las Tierras de Lleida invitan a ser descubiertos también a pie, por cualquiera de las innumerables rutas que recorren montañas y valles. Los espíritus exploradores, bien equipados para el frío, podrán conocer de primera mano espacios de extraordinaria belleza natural al tiempo que toman contacto con la cultura y las gentes de cada lugar, dispuestas a brindarles una buena acogida.

El Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici es el paraíso natural más icónico de la demarcación. Sin embargo, son incontables los rincones a descubrir. En concreto, las comarcas de la Cerdanya, el Alt Urgell y el Pallars Sobirá descubren al turista valles idílicos en los que adentrarse en busca de relax. Así, los circuitos de Lles de Cerdanya sumergirán al visitante en frondosos bosques de pino negro en los que el silencio se respira. De igual modo, el Parque Natural del Alt Pirineu invita a perderse en los bosques de abetos, abedules y pinos negros de Sant Joan de l’Erm. Y para quienes quieren olvidar por completo el estrés, del refugio de la Basseta parten distintas rutas por las que pasear en medio de parajes de calma absoluta.

Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici. Oriol Clavera

Mención especial requiere la Val d’Aran, que ha obtenido recientemente el reconocimiento como Reserva de la Biosfera de la Unesco. La conservación de la diversidad natural y cultural son sus máximos tesoros. Además, el Pirineo y las Tierras de Lleida cuentan con el sello Biosphere Gold Destination por su esfuerzo en lograr la sostenibilidad turística. Tal distinción certifica al mismo tiempo la labor del Patronato de Turismo para extender tal compromiso al sector turístico de la demarcación.

Una forma de disfrutar el recorrido desplazándose con comodidad por la nieve la ofrecen las raquetas, que brindan una bonita experiencia en medio de la naturaleza por parajes excepcionales. Y para largas distancias, el esquí de travesía permite desplazarse ascendiendo y descendiendo pendientes mientras se disfruta del paisaje.

Junto al senderismo, las rutas en bicicleta se adentran en los pueblos, donde conocer de primera mano la hospitalidad de los lugareños. Para no perderse las que transcurren por el entramado que dibuja el Canal d’Urgell, así como las que rodean el Estany de Ivars i Vila-sana. El paseo se hace aún más agradable parando a fotografiar las aves y la naturaleza del entorno. Igualmente se pueden encontrar rutas y caminos de BTT para todos los niveles en las comarcas del Pallars Jussà y la Noguera.

Y por la noche, el astroturismo propone disfrutar observando las estrellas desde un lugar excepcional como es la sierra del Montsec. El Parque Astronómico ubicado en Àger es visita obligada para contemplar el cielo leridano, libre de contaminación lumínica.

BTT por la comarca de Les Garrigues. Oriol Clavera

Alojamientos al gusto

Buscando ofrecer la máxima comodidad al viajero, el Pirineo y las Tierras de Lleida ofrecen hoteles acogedores, equipados con todos los servicios y adaptados a sus necesidades, incluso con actividades para los más pequeños. Garantizan así el confort de toda la familia, tan apreciado cuando se viaja con niños. 

Si se busca una estancia en medio de parajes naturales, rodeados de verde y con vistas del entorno agreste, las casas rurales son una buena opción. En ellas se respira un clima de tranquilidad excepcional en invierno. Son alojamientos desbordantes de encanto rústico, donde la gastronomía tienta con productos artesanos como embutidos, quesos, panes, mermeladas… que harán las delicias del huésped desde el desayuno.

 Pero si se busca un contacto directo con la naturaleza, nada como los campings de las comarcas pirenaicas. En sus bungalós, dotados de calefacción y espacios comunes cubiertos, el invierno se disfruta de una forma especial, sin renunciar al bienestar.