Gipuzkoa cuenta con 36 arenales provistos de todo tipo de servicios que son unos de los principales reclamos para turistas y guipuzcoanos en la época estival. Sin embargo, para aquellas personas que huyen de las aglomeraciones, el territorio esconde una serie de pozas naturales que permiten disfrutar de un chapuzón en un entorno natural en los calurosos días de verano sin necesidad de pelearse por encontrar un hueco en la arena.

Buen ejemplo de ellos son las piscinas naturales del Urumea. Enclavadas en Pagoeta aunque pertenecientes a Hernani, las pozas del Urumea ofrecen un lugar de refresco rodeado de un espacio de singular belleza. No obstante, cabe destacar que estas pozas carecen de cualquier tipo de equipamiento y tampoco hay lugares específicamente preparados para los bañistas, por lo que conviene tener cuidado antes de darse un baño en sus tranquilas, frías y cristalinas aguas. Además, para los amantes del kayak, existe la posibilidad de disfrutar de este deporte a la altura de la presa de Fagollaga.

Para llegar a estas piscinas naturales, el camino más sencillo es tomar la GI-3410 en Hernani dirección Zikuñaga, para proseguir por Epela y Ereñotzu hasta llegar a Pagoaga.

Otra de las opciones para disfrutar de piscinas naturales en el interior de Gipuzkoa es la poza de Usako, en Oñati. Se trata de una piscina natural de cuatro metros de profundidad en el río Aranzazu que, además, tiene una cascada. A diferencia de las pozas del Urumea en Hernani, este paraíso natural oñatiarra consta con todo tipo de servicios, desde aparcamiento hasta duchas, pasando por servicio de socorrismo durante los meses de verano. Además, dispone de una amplia zona de césped para poder descansar después de un refrescante chapuzón. Eso sí, prepárate para sentir el frío en la piel, ya que el agua de Usaku rara vez supera los quince grados en verano. La temperatura media de estas pozas suele ser de catorce grados, aunque ha habido años en los que no ha superado los once grados.

Estas piscinas naturales se encuentran a escasos quince minutos andando del casco urbano de Oñati, o a diez minutos en bicicleta por la vía verde.

Soraluze esconde también uno de estos desconocidos tesoros para aquellos a quienes los 21 grados del Cantábrico les parecen demasiado.

Situada a poca distancia de la escombrera municipal, ya clausurada, la poza de Sagar Erreka fue recuperada por los vecinos del municipio para el uso y disfrute de lugareños y visitantes. Sus cascadas, la exuberante vegetación de los márgenes del arroyo y el idílico paisaje hacen de este lugar un espacio idóneo para relajarse y refrescarse en verano.

Al igual que en el caso oñatiarra, se trata de una poza con aguas muy frías, no aptas para los frioleros.

Pese a ser un lugar bastante frecuentado por los vecinos en los días de mucho calor, las pozas carecen de cualquier tipo de equipamiento o servicio, así como tampoco cuentan con socorristas, por lo que conviene tener precaución al zambullirse en el agua.