Toulouse, la‘ville rose’
SITUADA A TAN SOLO 300 KILÓMETROS DE LAFRONTERA, LA CAPITAL DEL ALTO GARONA ESUNA CIUDAD DE CONTRASTES EN DONDE LAINFLUENCIA ESPAÑOLA Y LO PURAMENTEFRANCÉS, O LO TRADICIONAL Y LO MODERNO,CONVIVEN EN PERFECTA ARMONÍA.
Si no fuera por que loslugareños hablan conun acento distinto yvarios decibelios pordebajo de lo que estamos acostumbradosaescuchar, uno pensaríaque está en el CascoViejo de Donostia o en la plaza del CastillodePamplona. Sin embargo, se encuentraal otro lado de los Pirineos, en el sur deFrancia, en Toulouse.
Esta es una de las múltiples particularidadesque distinguen a la ciudad rosade otras capitales francesas y la convierten en una villa cosmopolita y orgullosade sus influencias. Una urbe que duranteel siglo pasado recibió gran cantidadde inmigrantes españoles que huían dela guerra, las persecuciones políticas o lamiseria, y que se instalaron en el hoycoqueto barrio de Saint Cyprien, a orillasdel Garona. Su presencia es tan numerosaque junto con los marroquíes constituyenactualmente la primera comunidadextranjera de la ciudad.
Bien es cierto que muchos de los que llegaronya no están, pero quedan sus descendientes,y muchos de nueva generaciónque han desembarcado en la capital de laHaute Garonne atraídos por su potenteindustria aeronáutica y tecnológica.Muchos rasgos ibéricos han quedadoimpregnados en el carácter de los toulousanos.
Cuando uno llega de fuera y entablaconversación con ellos recibe un trato muyagradable, y no solo de aquellos que trabajande cara al público, sino también de losviandantes que siempre están dispuestos aguiar a los despistados viajeros con unaprecisión de GPS. La sonrisa está permanentementedibujada en sus labios, aunquea veces cueste saber si es sincera o puro gestode educación. En cualquier caso, el turistaagradece esa amabilidad que tanto cuestaencontrar al otro lado de los Pirineos.Otro rasgo característico de esta ciudady que también tiene su origen en Españason los bars à tapas. Muchos se encuentranen las calles aledañas a la place duCapitole, el epicentro de la ciudad, o enla place de Saint Pierre, lugar favorito dereunión de los estudiantes. Caminandopor estas callejuelas, estrechas y adoquinadas,la sensación de estar como encasa es aún mayor.
El centro de Toulouse se caracteriza porunas calles angostas y sombrías, en las queaunque el día sea caluroso, es muy difícilnotar los rayos del sol. Esta es la zonacomercial de la villa por excelencia, dondelos establecimientos se concentran en distintaszonas en función del bolsillo del comprador.Si uno busca artículos de ocasión,la rue des Changes es perfecta. Allí se pueles para llenar el estómago, ya que tiene lamayor concentración de restaurantes pormetro cuadrado de la ciudad. En ellos, sepueden degustar una enorme variedad deplatos típicos locales, incluido el cassoulet(un potaje de alubias) o las salchichas, quese caracterizan por su gran tamaño; consolo tomar una, el viajero ya ha saciadoprácticamente suhambre.Y tomarse el caféen alguna de las enormes terrazas que eneste y otros lugares abundan y que son otrade las señas de identidad de la ciudad.Y del mismo modo que uno va al centro yse encuentra con gran cantidad de terrazas,también se tropieza con muchos lugareños,especialmente estudiantes, que sesientan en las plazas para comer. Algunosno renuncian a este hábito ni cuando el termómetrobaja de los cero grados. La grancantidad de restaurantes de comida rápidaque pueblan las calles hacen más fácil quese repita esta costumbre. Pizzerías, bocaterías,restaurantes de pasta, etc., ofrecenproductos rápidos de consumir que se adecuanperfectamente al escaso tiempo quetienen los jóvenes para comer.Tanto en lasuniversidades como en los institutos, la llamadapause dura apenas una hora.
Bien sea por las prestigiosas escuelassuperiores o por el buen ambiente estudiantilque se respira, Toulouse atrae amuchos estudiantes de enseñanzas superiores,lo que la ha convertido en la terceraciudad estudiantil deFrancia, por detrás delas grandes urbes París y Lyon. Pero tambiénes foco para muchos erasmus, lo queha contribuido notablemente a reforzar sucarácter cosmopolita.
Los sábados por la noche, en las orillasdel Garona es muy frecuente ver a gruposde jóvenes de distintos países reunirse alrededorde una guitarra o simplemente acharlar, para después ir a bailar a los múltiplesbares musicales repartidos por laszonas de la Daurade y Saint Pierre.En la ciudad rosa, la vida nocturna esmuy activa. Se pueden encontrar muchoslocales para bailar de los más variados estilos.Aunque las consumiciones son bastantecaras, el ambiente es muy bueno.Losbares, por lo general, son amplios y la sensaciónde agobio no es tan grande. Entre losjóvenes toulousanos causan furor los ritmoslatinos, ymuchos de ellos se atreven aprobar suerte. Ahora, la última moda esbailar el kuduro (baile originario de Angolapopularizado por el cantante Don Omar).El único inconveniente que tienen estoslocales para quienes gustan de prolongarla juerga es que cierran a las cuatro y susresponsables se afanan por desalojar rápidamenteal personal, ya que al mínimo ruidolos vecinos llaman a la policía.
Si uno quiere tener una bonita postal desu visita a la ciudad rosa, se puede dar unavuelta por el pont Neuf y deleitarse con elpaisaje que ofrecen las orillas del Garona,con el puente de Saint Pierre al lado. Esmuy recomendable visitarlo por la noche;su iluminación blanca y de neón simbolizaperfectamente la unión entre la tradicióny la modernidad.
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