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Sonrisas y lágrimas en la rampa del muelle

JORNADA CLASIFICATORIA | Esta tarde se espera una pugna para dirimir qué equipos acompañan a los favoritos en la fase final de la 121ª edición de la Bandera de la Concha

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donostia - Como el mítico musical, la Bandera de la Concha también cuenta con una historia de amor. Es la mantenida por los remeros con su regata predilecta. No obstante, solo unos pocos elegidos ven correspondida esa devoción: los siete botes clasificados. Una élite de traineras que dan sentido a su esfuerzo de todo el año con el billete para remar en la bahía donostiarra en los dos primeros domingos de septiembre.

Para ello, es necesario superar una criba el jueves anterior al primer domingo. Esto es, hoy. Serán 24 las traineras que suelten la estacha con la intención de entrar en el club de los elegidos. La regata clasificatoria arrancará a las 18:00 horas (ETB 1), con todas las traineras intentando mostrar su mejor versión. Algunas a la defensiva, otras al ataque; porque no les queda otra opción.

No es el caso de los favoritos. Bermeo, Hondarribia y Orio están en todas las quinielas para entrar. Su gran nivel les obliga a estar en el sorteo de tandas que tendrá lugar tras la regata clasificatoria. Los tres equipos han alternado sus victorias en la liga Eusko Label, manteniendo un nivel parejo roto únicamente por la gran regularidad de los txos. El vigente campeón se erige como el máximo favorito para revalidar el título, pero eso es otro asunto. Esta tarde hay que remar y olvidarse de éxitos pasados que no son garantía de nada.

Hondarribia y Orio tampoco deberían tener problemas para clasificarse. Los verdes han constatado una mejoría en las últimas semanas, lo que les ha servido para apretar la clasificación liguera. Además, el entrenador Mikel Orbañanos cuenta con todo el equipo tras la recuperación de importantes piezas como Xabier Etxebeste y Manex Aldai. Por su parte, los aguiluchos encaran La Concha con ilusión; el nivel mostrado por los pupilos de Jon Salsamendi ha motivado a un pueblo que entiende de remo. Ni el sexto puesto del pasado domingo ha sembrado dudas en casa del más laureado, pues saben que su batalla comienza esta tarde.

Tras los tres gallos están Kaiku y Zierbena. Salvo hecatombe, las dos traineras deberían estar entre los siete primeros. Ambos equipos cuentan con plantillas que mejoran sus prestaciones en competiciones donde los cupos no acechan. Además, los galipos han mostrado su mejor cara remando en solitario, y la regata de hoy es una contrarreloj. Los marrones tienen muchas ilusiones puestas en la 121ª edición de la Bandera de la Concha, y saben que en la actual coyuntura del club, no entrar sería un gran golpe.

abanico de aspirantes Aún así, los favoritos saben que un despiste les puede dejar fuera de juego. Ha pasado anteriormente. Por ello, estarán al acecho otros cinco equipos con opciones reales de entrar. Traineras como San Juan, que afronta la clasificatoria en su mejor momento de forma. La Erreka, sexto en liga, intentará hacerse con un puesto en su año de transición. Opciones tiene, pues además de manejarse bien en mar abierto llega a La Concha en su pico físico.

Tirán es otro equipo con aspiraciones. Los gallegos son séptimos en liga, pero han sido irregulares durante algunas fases de la competición. Ya consiguieron clasificarse el pasado curso -luego fueron descalificados- tras llegar a Donostia en semejante tesitura. Junto a ellos Ondarroa, San Pedro o Cabo añaden incertidumbre a la regata clasificatoria, donde nada está decidido de antemano.

Ondarroa sueña con clasificarse tras 21 años de ausencia. Su última participación data de 1996, cuando lograron entrar con una tripulación que contaba con dos remeros que siguen activos actualmente: el entrenador Jon Iriondo y el proel Gotzon Arrasate. La Antiguako Ama ve opciones reales de clasificarse, y afronta la regata sin presión pero con la mayor ilusión del mundo. El mejor método para encarar una prueba de este tipo.

Cabo y San Pedro quieren arañar sus opciones para estar en una Bandera de la Concha que no contó con su presencia en la pasada edición. Ambos equipos han navegado a un nivel inferior de los arriba citados, pero no por ello son descartables. De hecho, los morados han estado a punto de arrebatar a Ondarroa el octavo puesto liguero. Por su parte, Cabo cuenta con un gran final, algo que puede jugar a su favor dadas las características de esta regata que se disputa a dos largos. Los dos equipos restantes de la máxima categoría, Ares y Astillero, necesitan un milagro para clasificarse. Sobre todo los últimos, ya que los astillerenses han sufrido notables bajas en sus filas en los últimos días por desavenencias con la directiva.

Entre el resto de participantes existen algunas incógnitas. Es el caso de Samertolameu, absoluto dominador de la liga gallega. Los de Moaña tienen en mente lo conseguido por Chapela en 2012, que obtuvo el pase cuando pocos contaban con su candidatura. Por contra, Santurtzi y Puebla tomarán el pulso a sus rivales de cara al play-off de ascenso a la ACT mientras intentan ofrecer su mejor versión. La Sotera no ha acertado en mar abierto, lo que reduce considerablemente sus opciones, pocas de por sí. Hay equipos de la ARC 1 que se han aproximado más a Donostiarra en alta mar. Por ejemplo, Lekittarra o Getaria, que bogarán con la intención de cerrar bien la temporada. Zumaia, Zarautz, Lapurdi -campeón de la ARC 2- , Hibaika, y Mutriku serán los otros representantes de la federación guipuzcoana; Arkote y Deusto también participarán.

Al ser una contrarreloj de 24 equipos, la climatología es un factor muy a tener en cuenta, pues un cambio puede significar importantes alteraciones en la clasificación final. Los pronósticos auguran olas de metro y medio a la hora de competir, con periodos de doce segundos entre olas. Se espera algo de viento, con rachas máximas de 12 km/h, que irán en calma según avance la tarde.

No son las peores condiciones para remar, pero pueden marcar diferencias a poco que un equipo se despiste. Para consuelo de patrones, el viento entrará desde el norte, con lo que disminuirá el peligro de desplazarse hacia La Zurriola, como pasa cuando el viento pega por el oeste, lo que acarrea una considerable pérdida de tiempo a la hora de encarar la baliza exterior.

Otra clave de la regata consistirá en aprovechar las olas. Las olas de popare pueden traer consigo un baile de segundos que puede resultar crucial. No obstante, una de las peculiaridades del campo donostiarra radica en el último cuarto del primer largo, donde las traineras también pueden valerse de las olas que empujan hacia fuera. Estos son algunos de los factores que pueden marcar el devenir de una regata en la cual se esperan sonrisas y lágrimas en la rampa del muelle. Unas expresiones faciales que van a reflejar el recorrido de cada trainera en la 121º edición de la Bandera de la Concha.