donostia. La Pasaiko Portu Berriaren Bandera será una regata especial para San Pedro, que rema en casa, lo que siempre supone un arma de doble filo. El deseo de agradar a su afición puede ser un acicate para la Libia, pero también una presión añadida que pese lo suyo en un bote que no está encontrando demasiada fortuna. "Casi estamos obligados a un buen resultado. La gente se anima más por remar en casa", admite su entrenador, Gabi Larrinaga.
El técnico donostiarra confesó esta semana en este periódico que debe ejercer "mucho de psicólogo todos los días". Su embarcación es undécima en la liga, aunque ha dado sensación de cierto poderío que no se traduce en la clasificación. "Hay una serie de factores -malas calles, lesionados en plena regata, rotura de tostas, arrastre de plásticos...- que nos han condicionado un montón, y da rabia", lamenta.
La pecularidad del campo de regateo, con una longitud de solo 926 metros -463 menos de lo habitual-, obligará a recorrer seis largos y, por lo tanto, afrontar cinco ciabogas para completar las tres millas náuticas, o los 5.556 metros. La anchura de las calles también será algo menor, con 44 metros en lugar de 50.
Pese a remar en casa, Larrinaga asegura desconocer las características de un campo conocido por los barcos pequeños, pero "no remamos ahí con la trainera. No sé qué calle puede ser mejor y cuál peor". Esta tarde saldremos de dudas.