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El desastre del segundo tiempo: sin profundidad ni referencias

La buena Real Sociedad de la primera parte ante el Girona bajó enteros tras el descanso, carente de velocidad al espacio y sufridora ante el dinamismo ofensivo de los catalanes

El desastre del segundo tiempo: sin profundidad ni referenciasDAZN

La Real Sociedad cayó derrotada este viernes en Anoeta contra el Girona (1-2), en un partido con dos períodos muy distintos en clave txuri-urdin. En el primero pudo verse una buen versión de la escuadra guipuzcoana, que basó entonces su superioridad en la capacidad para ajustarse en defensa y en la amenaza ofensiva al espacio. Tras el descanso, sin embargo, ambas fortalezas tácticas desaparecieron, algo que afectó en lo mental a un equipo falto de confianzatras los resultados previos. El cóctel resultante permitió remontar a un rival que, todo sea dicho, mejoró sus prestaciones después del intermedio.

1- Bien con el balón

Los primeros minutos del partido nos permitieron ver una muy buena versión txuri-urdin con balón. Los de Sergio Francisco se mostraron muy conscientes del modo en que el Girona se lanzaba a presionar arriba: el cuadro catalán adoptaba una especie de 4-1-3-2 cuyo rombo medular basculaba hacia el lado del esférico. Y la Real supo cómo burlar ese entramado, saliendo desde atrás a través de los laterales o incluso filtrando balones interiores con destino a hombres libres.

Imagen de pizarra: el rombo del Girona, dentro de un 4-1-3-2, bascula hacia el lado del balón.

Imagen real (captura de pantallla): Jon Martín va a encontrar a Carlos Soler a través de Brais Méndez. La ayuda (basculación) de Tsygankov no llega a tiempo y el valenciano puede combinar con Guedes (fuera de imagen) para cocinar la clara ocasión de Kubo en el segundo minuto del encuentro.

La Real también estuvo hábil durante la primera fase del encuentro a la hora de detectar esos momentos en los que el Girona daba un pasito atrás y se ordenaba ya mediante un 4-4-2 convencional. Los txuri-urdin supieron moverse para terminar haciendo buena su teórica superioridad numérica por dentro (Gorrotxa, Soler y Brais contra Iván Martín y Witsel), al conectar entre líneas con el centrocampista eibartarra, quien podía jugar de cara.

Imagen de pizarra: el 4-4-2 del Girona es girado con un simple pase vertical de Jon Martín a Gorrotxategi. Tsygankov e Iván Martín dudan con el movimiento exterior de Carlos Soler, cuya presencia en banda proyecta arriba a Sergio Gómez.

Imagen real (captura de pantalla): pase de Jon Martín a Gorrotxategi, que puede atacar de frente a la medular del Girona tras recibir a la espalda de Ounahi. Soler observa la acción tras ejecutar su mencionado movimiento exterior.

2- Presión ajustada

En cualquier caso, el buen primer tiempo de la Real no respondió únicamente a ese positivo arranque con balón. Conforme fueron pasando los minutos, el Girona logró asentar en mayor medida sus posesiones con secuencias de pase más largas. Y ahí los txuri-urdin pudieron ajustarse bien en defensa ante un movimiento clásico por parte del cuadro catalán: la incursión a la medular de Arnau Martínez desde el lateral derecho. Con marcas bien definidas y agresividad en los duelos, el equipo de Sergio Francisco hizo daño a su adversario robando el balón y lanzando en profundidad a un Guedes punzante en la punta del ataque.

Imagen de pizarra: el Girona dibuja un cuadrado interior mediante el movimiento hacia dentro del su lateral derecho Arnau Martínez. La Real responde retrasando a Jon Gorrotxategi a la posición de central derecho en zaga de cinco, pudiendo así defender emparejados los txuri-urdin al punta, a los dos extremos y a los dos interiores ofensivos del cuadro catalán.

Imagen real (captura de pantalla): mismo panorama visto en la anterior imagen de pizarra, con los mencionados movimientos de Gorrotxa y Arnau Martínez, y con el sistema de emparejamientos trabajado por Sergio Francisco.

3- Sin profundidad

Durante el descanso se produjeron dos cambios importantes, uno en cada bando. Y, como consecuencia de ambas variantes, el partido se adentró en la segunda parte en una fase muy distinta. Para empezar, la sustitución obligada de Barrenetxea llevó al entrenador a apostar por Karrikaburu en la delantera y a escorar a la izquierda a un Guedes igualmente tocado en lo físico, tras sufrir un golpe. El nuevo ataque txuri-urdin resultó muchísimo menos amenazante al espacio, lo que deparó un encuentro de una sola dirección: cuando los txuri-urdin robaban el balón, lo perdían rápido, al no poder estirarse como lo habían hecho en la primera mitad.

Primer minuto de la segunda mitad: diagonal de Kubo con opciones de pase profundo. Sin embargo, Karrikaburu no es veloz como para lanzar un desmarque en dirección a portería desde la línea divisoria. Y Guedes, tocado, pierde también radio de acción al partir desde la banda.

4- Sin referencias

Al quedarse la Real sin su amenaza ofensiva al espacio, el Girona comenzó a robar el balón con mayor asiduidad. Eso para empezar. Y, además, las posesiones catalanas resultaron más dañinas en la segunda parte que en la primera. También por obligación (Vanat estaba enfermo), Míchel cambió de delantero centro, y pasó de un punta más referencial como el ucraniano a otro sumamente móvil y dinámico como Joel Roca. Las características de este contagiaron a un colectivo cuyas piezas comenzaron a bailar sobre el césped, sin ubicaciones fijas. Y los futbolistas de la Real, sin marcas tan evidentes como antes del descanso, empezaron a su vez a perseguir sombras amarillas.

Minuto 52. Ya se aprecia el nuevo panorama que va a dificultar a la Real defender su renta. El cuadrado interior del Girona presenta ubicaciones muy distintas a las del primer tiempo (Ounahi e Iván Martín se acercan a la base, Witsel y Arnau esperan el balón más arriba), y punta y extremo (Joel Roca y Bryan Gil) intercambian sus demarcaciones. Gorrotxa, Jon Martín y Zubeldia, con marcas fijas en la primera mitad, se han quedado sin referencias claras a las que acosar.

Más allá de que los dos goles del Girona llegaron como consecuencia de dos acciones evitables y aisladas del contexto analizado, todo lo visto sí contribuyó a que la tendencia del partido cambiara por completo durante la segunda parte, y también a que la Real fuera acreditando sobre la marcha una progresiva pérdida de confianza que pudo derivar en los errores de ambas dianas. El gol de Moleiro (2-3 del Villarreal) en Anoeta hace quince días supuso un punto de inflexión en la temporada txuri-urdin: la trayectoria ascendente previa ha pasado a descendente, por mucho que el partido de este viernes incluyera también sus fases positivas en clave txuri-urdin.