“Para tener días de alegría también hay que tener días de tristeza, y los tendremos que tener juntos”. El capitán de la Real, Mikel Oyarzabal, fue claro en su comparecencia ante los medios posterior a la dura derrota del Estadio Olímpico de Roma. Un 3-1 ante la Lazio que escoció en un “día para olvidar”, pero que ha de servir de acicate a futuro: “En dos semanas tenemos tres partidos muy-muy importantes en casa tanto de Liga, de Europa y de Copa. Lo tenemos todo en casa para decidir a nuestro favor y todos juntos vamos a sacar esto adelante”.

El capitán se centra en ese futuro, pero no como manera de escapar u ocultar lo sucedido en el Olímpico: “Hay que ser autocríticos y ser conscientes de que no hemos hecho para nada un buen partido, de que ha sido muy mal día. La imagen no ha sido buena y pedimos perdón y agradecemos a quienes han venido hasta aquí, que han estado ahí en los peores momentos”.

Aun así, apostó por la templanza como fórmula para continuar recabando éxitos: “Ni en los mejores momentos ni en los peores momentos hay que volverse loco y darle de vueltas al coco en exceso. Cuando la cosa sea más tranquila y cuando estemos todos más estables, ahí veremos en realidad lo que lo que hemos sido y lo que somos”.

“El resultadista dirá que todo está mal, pero dentro de lo que ha sido, hoy somos conscientes de que ha sido malo y hay que tratar de que no vuelva a ocurrir y olvidarlo, sabemos cómo va esto”, aseguró Oyarzabal, que insistió en que el equipo “sigue vivo en las tres competiciones”: “Ni cuando ganamos o llevamos unos cuantos en casa seguidos ganando éramos los mejores, ni ahora somos los peores. Estamos vivos en las tres competiciones, peleando en Liga, en Europa dependemos de nosotros mismos aunque sea con una fase previa y en Copa, en cuartos con un partido en casa delante de nuestra afición para pasar otra vez a unas semifinales”.

Sobre el partido en sí, Oyarzabal valoró lo sucedido en la primera parte, incluida la expulsión de Aihen Muñoz, y los cambios que Imanol introdujo para una segunda parte en la que la contención de los daños era el objetivo primordial.

"Todo, se ha juntado todo: la primera que tienen a balón parado te hacen gol; tienes un par de ocasiones como el poste de Luka, el disparo de Becker o el córner de Igor para darles un susto e igualar el partido, pero por muy poquito no aciertas; y luego la expulsión todo te condiciona”, explicó Oyarzabal, que sobre la jugada de Aihen Muñoz, cree que aunque es una “entrada dura”, la primera tarjeta era “muy evitable por parte del árbitro”. La segunda, en cambio, “es más evitable por nuestra parte. Es cosa de todos, no de uno u otro. Es un cúmulo de cosas que nos ha marcado”.

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“En el momento el árbitro me ha dicho que la segunda era muy clara, pero a medida que han pasado los minuto sí me ha dicho que la primera quizá podía tener parte de razón al decirle que la podía haber evitado”, añadió el 10 a preguntas de los periodistas, ante quienes no quiso emplear este lance del juego como “excusa, no es por la expulsión, ni una cosa ni otra, sino el cúmulo de muchas cosas”.

Con 3-0 en contra y un jugador menos al descanso, Imanol retiró al propio Oyarzabal, a Zubimendi y a Kubo, ordenó una defensa de cinco jugadores y replegó a los suyos en torno a Remiro. “Es fácil decirlo de fuera, pero si con uno menos te vas a apretar arriba y te vas con un -6 de aquí… la cosa igual se pone más fea para la siguiente semana”, explicó el capitán la decisión, invitando a “ser conscientes de la situación en la que estábamos, una que nadie quiere. El golaverage es importante y encajar más goles hubiera sido mala señal, y teníamos que aprovechar las ocasiones que tuviéramos: una falta, un córner… Hemos tenido la suerte de crear y materializar un gol, que es importante en este formato y también para las sensaciones”.