La Real Sociedad cayó derrotada este jueves (3-1) en el estadio Olímpico de Roma, tras completar un mal partido contra la Lazio y perder con todo merecimiento. El cuadro txuri-urdin no opta ya a terminar entre los ocho primeros esta fase inicial de la Europa League, y debe centrarse en un pase al play-off que tiene asegurado al 99%. En esta última circunstancia reside el único factor positivo del encuentro de Italia, ya que el equipo de Imanol se cubrió las espaldas evitando recibir una goleada de escándalo. Y es que un resultado más abultado habría hecho peligrar muy mucho la clasificación en caso de derrota ante el PAOK en la última jornada...
El partido contra la Lazio contó con dos fases muy distintas, comenzando por los 30 minutos previos a la expulsión de Aihen. En ellos, llamó la atención el respeto que los italianos mostraron hacia la Real, tanto mediante su alineación (muy titular pese a que el técnico Baroni venía rotando más en Europa) como mediante un dispositivo defensivo más precavido que de costumbre. El conjunto romano suele lanzarse a ejecutar presiones agresivas. Ante los txuri-urdin, mientras, optó por esperar en una altura intermedia del campo, dibujando un 4-4-2 en el que uno de los puntas permanecía en vigilancia a Zubimendi.
Antes de la expulsión
En virtud de lo explicado, la Real encontró ciertas dificultades para hacer carburar su fútbol ofensivo, aunque sí logró generar las oportunidades de Sucic y Becker. La clave de su derrota estuvo, en cualquier caso, en unas malas prestaciones defensivas que confirmaron lo que ya intuíamos: este equipo depende en gran medida de su presión alta. Cuando no puede ejecutarla o cuando las circuntancias de un partido le empujan a esperar al rival en posiciones más retrasadas, la escuadra de Imanol se muestra mucho menos eficiente, ya en las inmediaciones del área propia.
La Real se las arregló para contener a la Lazio cuando pudo lanzarse a la presión tal y como ilustra esta última imagen. Y sufrió mucho más cuando su ubicación sobre el campo resultó más baja. El equipo ya evidenció ciertos desajustes cuando esperó en una altura intermedia del campo y con un 4-4-2 distinto al de las presiones altas, este ya con Brais en primera línea junto a Oyarzabal. Veámoslo.
El partido comenzó a desequilibrarse en el marcador en una acción que la Real defendió más abajo, una falta lateral que deparó en en área de Remiro un nueve contra seis a favor de los txuri-urdin. El equipo de Imanol defendió la jugada con ocho futbolistas de campo más el portero, mientras la Lazio buscó rematar el centro con seis jugadores. Los problemas del conjunto guipuzcoano a la hora de defender la estrategia no son nuevos. Vienen repitiéndose últimamente y no resultaron exclusivos del partido del Olímpico.
Tras la expulsión
La expulsión de Aihen introdujo luego el partido en una nueva dimensión. Imanol ajustó a los suyos en tres fases, decidiendo en primera instancia sacar a Zubimendi del pivote (para jugar de central) y a Aguerd del eje de la zaga (para jugar de lateral). El movimiento no funcionó, la Lazio hizo dos goles rápidos y el técnico reaccionó con la entrada de Javi López por Brais, devolviendo a los propios Zubimendi y Aguerd a sus ubicaciones naturales. Finalmente, ya en el descanso, Alguacil apostó por intentar salvar el average mediante un 5-4-0 con el que, por acumulación y también en base a la ubicación de la zaga lo más lejos posible de Remiro (tocaba evitar replegarse en exceso), la Real consiguió no recibir más dianas.
Con diez puntos a falta de una sola jornada europea, la Real tiene más de pie y medio en el play-off de la Europa League. El partido de Roma puso de manifiesto, sin embargo, determinadas carencias que pueden penalizarle en gran medida durante lo que resta de camino en el torneo y en la temporada en general. Dentro de una fase de calendario muy apretado, presionar arriba con la agresividad que acostumbra a mostrar el equipo va a resultar más complicado. Y cuando los txuri-urdin no pueden defender en posiciones adelantadas sufren en mucha mayor medida.