La Real ya está en cuartos de la Copa. Lo logró tras firmar la hazaña de eliminar al heroico finalista de la temporada pasada en uno de los campos más calientes de la Liga. Sí, la sinopsis es que acabó siendo una proeza, porque los realistas se presentaron con cuadro de bajas y tocados que parecía el parte médico americano tras el ataque japonés de Pearl Harbor. Dicho esto, que es un resumen indiscutible e irrebatible de lo que sucedió ayer en Pamplona y lo que consiguió la Real, hay que reconocer que esta edición de la Copa nos está quitando años de vida. Cada eliminatoria, las cuatro, han parecido verdaderos partos. La sensación de agobio, angustia y malestar es casi proporcional a lo que mucho que disfrutamos en la Champions con el fútbol champagne y la mejor versión de este equipo, cuya temporada está teniendo mucho mérito. Por la brillantez del primer tercio y porque en una situación límite como la de ayer completó un ejercicio de supervivencia extremo

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[Osasuna - Real Sociedad] Las notas de Mikel Recalde Mikel Recalde

Imanol se refirió en Bilbao a que el partido se decidió por detalles. Se precipitó. Fue sin duda el de Pamplona el que acabó declinándose en favor de los blanquiazules gracias a una jugada concreta que acabó en penalti a Le Normand y en expulsión de Catena. Tras unos minutos dramáticos y gestionados de forma horrible por los blanquiazules, hasta el punto de que parecía que eran ellos los que se encontraban en inferioridad, en el descuento Merino sentenció el pase al aprovechar un rechace de otra pena máxima que falló de nuevo Brais

La Real se presentó en cuadro en El Sadar. Lo manifestó a su manera Imanol, con esa coletilla que tanto le gusta soltar a la prensa: “Y luego hay pequeñas cositas, porque no os las puedo decir, que no sabéis, que cuentan. Muchas veces os mojáis sin tener información. Es complicado que jugando cada tres días los jugadores no arrastren molestias”. La alineación confirmó que había bastantes gatos encerrados. En la portería se esperaba el regreso de Remiro. Quizá el menos esperado en la línea defensiva era Tierney, pero el técnico ya había dejado caer que Aihen había pasado una mala noche esta semana. La gran sorpresa, si es que se puede considerar así que en la Real juegue el suplente natural de un titularísimo como es Zubimendi, que no pudo subirse al autobús, fue la apuesta por Urko. Lo dicho, este año no lo está haciendo demasiado bien, le ha costado las pocas veces en las que ha participado, pero condiciones para jugar en esta Real le sobran. Lo declaró Tierney cuando afirmó que pensaba que tanto Olasagasti como Urko iban a seguir dentro de diez años en la plantilla txuri-urdin. Por delante, Merino, que necesitaba reivindicarse de nuevo en su campo fetiche, y Zakharyan en lugar de un Brais que pareció agotado en San Mamés. Al ruso le ficharon para jugar en el centro y tiene pinta de que terminará triunfando en esa posición. Y arriba, junto a las grandes esperanzas Oyarzabal y Barrenetxea, André Silva. El luso regresó a la titularidad después de que Imanol dijera en la víspera que el sábado, es decir cuatro días antes, no estaba ni para quince minutos. Esto es lo que había y a jugar. 

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[Octavos de la Copa del Rey] Las mejores fotos de Osasuna - Real Sociedad Unai Beroiz

Es terrible lo del fútbol. ¡Cómo puede cambiar tanto la situación en apenas mes y medio! El 2 de diciembre la Real se presentó en El Sadar y no fue capaz de imponerse a un Osasuna que sacó la bandera blanca antes de tiempo por el miedo que tuvo a perder. Arrasate lo explicó así: “Hemos hecho lo que tocaba. Ponernos por delante e intentar defender. El segundo tiempo ha sido un ejercicio de supervivencia”. Sólo seis semanas después, la Real se presentó en Pamplona con bastante mal cuerpo debido a sus últimos resultados y con los navarros enfrente demostrando que eran plenamente conscientes del bajón terrible que ha experimentado en calidad, en jugadores determinantes y en confianza. Por eso salieron a morder desde el primer momento, siendo muy agresivos en la presión adelantada. Los realistas, en cambio, tenían más el balón, pero sus posesiones eran lentas y previsibles. La vida sin Kubo sigue siendo especialmente dura. La primera parte estuvo en todo momento muy nivelada y apenas hubo ocasiones de marcar. A los dos minutos Budimir se dejó caer tarde ante la entrada de Zubeldia, que fue el que más cerca estuvo de cometer de verdad una pena máxima de todas las que reclamaron. Poco después, Oyarzabal picó un buen balón a la espalda de la zaga de cinco hombres de Arrasate, pero Silva no supo leerlo y se equivocó al no meter la cabeza para intentar finalizar. El único disparo de los donostiarras fue uno lejano de Barrenetxea desde fuera del área que no cogió portería. En el otro área, la más clara llegó tras una pérdida de Merino y una buena asistencia de Aimar que Budimir cruzó demasiado con su zurda. Y poco más, mucha lucha, continuos choques, algún que otro roce y muy poco fútbol. Y lo que es peor en el bando txuri-urdin, muy pocos jugadores con sensación de poder desnivelar la contienda

En la reanudación, tras un susto de Oroz en el único disparo entre los tres palos de Osasuna, la Real encontró la inspiración trabajando a destajo, como reclamaba Picasso, y en diez minutos desniveló el duelo de forma casi decisiva. Zakharyan en dos ocasiones, la segunda salvada de milagro por Aitor, rozó el gol que tanto necesita antes de que llegase el penalti a Robin, en una asistencia con la testa de Zubeldia, y la expulsión de Catena.

Oyarzabal, como casi siempre, marcó el primer tanto y lo que se presumía una situación asequible y hasta cómoda para los realistas acabó convirtiéndose en un verdadero despropósito. Osasuna apretó de lo lindo a la desesperada, poniendo muchos centros al área que, al menos, fueron bien defendidos por los realistas. Sin embargo, con el balón, los donostiarras fueron incapaces de tener la frialdad y la claridad para sentenciar. No lo hizo hasta el minuto 97 gracias al oportunismo de Merino después de que Brais provocara un penalti a pase excepcional de Turrientes.

Caminante, en la Copa, son sólo las victorias y las consiguientes clasificaciones las que hacen el camino. Del cómo, después de lo mal que lo pasamos ayer como en Málaga, Andratx y hasta Requena, ya hablaremos en otro momento. O nunca. La Real ya está en cuartos. Que no es poco.