El internacional escocés Kieran Tierney ya se encuentra en Donostia y se convertirá este domingo en nuevo futbolista de la Real Sociedad, si supera con éxito el reconocimiento médico al que debe someterse. Este lateral zurdo de 26 años (cumplidos el pasado junio) llega cedido por el Arsenal y, salvo cambios sobre la bocina (el acuerdo será oficial durante las próximas horas), sin que el club txuri-urdin haya podido obtener una opción de compra para final de curso. Esta circunstancia, tal y como informó NOTICIAS DE GIPUZKOA en su edición de este sábado, no preocupa en las oficinas de Anoeta, donde asumen que la cuantía de esa posible cláusula resultaría inasumible, dado el alto caché del jugador.
Hay que recordar que el propio Arsenal pagó por Tierney 27 millones de euros al Celtic de Glasgow hace cuatro veranos, en 2019. Y también cabe subrayar que la decisión gunner de dar salida al defensor no responde a que este se haya devaluado con su rendimiento sobre el césped, y sí a sus dificultades de encaje en el fútbol que pregona Mikel Arteta. Cuando el nuevo jugador realista aterrizó en el Emirates Stadium, el entrenador del equipo era otro guipuzcoano, Unai Emery, cuyo libreto resulta distinto al del técnico donostiarra, más aún en cuanto al papel de los laterales. El propio Arteta llegó al club solo meses después y, aunque durante todo este tiempo ha contado con Tierney (124 partidos en cuatro campañas), ve ahora cómo el nivel alcanzado por su escuadra y los novedosos roles que otorga a los defensores relegan a algunos futbolistas otrora importantes.
SIN LATERALES. No dejó de resultar significativo este sábado que la llegada de Kieran Tierney al donostiarra hotel Costa Vasca, a media tarde, coincidiera en el tiempo con el partido de la Premier League que el Arsenal jugaba en casa contra el Fulham. Pese a contar con un único lateral izquierdo puro en la plantilla, el ucraniano Oleksandr Zinchenko, y a tener lesionado al ocupante de la demarcación en el arranque del curso, el neerlandés Jurrien Timber, Arteta apostó por una alineación cuyo teórico carril zurdo era para el central polaco Jakub Kiwior, fichado en enero al Spezia italiano por 25 kilos. Después el balón echó a rodar y se comprobó cómo los gunners situaban al propio Kiwior como tercer integrante del eje de la zaga y dejaban toda la banda para el extremo Martinelli, dentro de un engranaje sofisticado en el que Tierney tenía a varios compañeros mejor situados en el escalafón de prioridades.
Así, repetimos, no viene a la Real porque su rendimiento haya decaído, sino porque sus características no terminaban de adaptarse a lo que demandaba su ya ex entrenador. Continuando con el encuentro de este sábado como ejemplo, el citado Zinchenko ingresó al campo durante la segunda parte, pero lo hizo para desempeñar un papel híbrido lateral-pivote en el que Tierney tampoco terminaba de convencer a Arteta. Si a todo ello le unimos que futbolistas como White, Saliba, Gabriel o los citados Kiwior y Timber aventajaban al nuevo txuri-urdin en la carrera por integrar esa línea de tres en salida de balón, terminamos de completar la lista de razones que explican su marcha: el Arsenal juega sin laterales propiamente dichos, su técnico no veía a Tierney sumándose a la zona del mediocentro, y este partía además en desventaja respecto a varios jugadores para iniciar los ataques donde siempre actúa con su selección, en el flanco izquierdo de una zaga de tres centrales.
EN LA REAL. Contraponer todas estas circunstancias a la cesión del futbolista a la Real puede invitar a pensar que el juego txuri-urdin es rústico y rudimentario. Nada más lejos de la realidad. Sucede, sin embargo, que las necesidades blanquiazules son ahora diferentes a las del Arsenal, que el cuadro guipuzcoano se ha propuesto elevar el nivel en ambos laterales y que el club de Anoeta busca además perfiles versátiles que enriquezcan la plantilla mediante su capacidad para adaptarse a distintas posiciones. En este sentido, Tierney complementa a Aihen en mayor medida que Diego Rico, al ser mejor defensor. Puede ser utilizado por Imanol para dibujar una salida de tres, cosa que el míster hace a menudo con el navarro y casi nunca con el burgalés. Y también otorga al técnico oriotarra una herramienta interesante para pasar a zaga de cinco en pleno partido sin necesidad de cambiar futbolistas.
Sea como sea, el nuevo refuerzo blanquiazul llega también para aportar en la faceta ofensiva, como demuestra el hecho de que haya actuado igualmente como carrilero en esas zagas de tres centrales y dos alas abiertas. No es un fino estilista a la hora de asociarse con sus compañeros, pero sabe dar continuidad a las jugadas y acredita potencia y capacidad de desborde en las inmediaciones del área rival, zona que pisa tanto por fuera como por dentro, cerca ya de la frontal. En esta última ubicación puede sacar a relucir su buena pierna zurda para el disparo (suma trece goles en siete años en el fútbol profesional).