Me llama la atención el poco impacto que causó el fichaje de Rafa Benítez por el Celta. El fútbol carece de memoria y los menos veteranos incluso infravaloraron la operación al considerar, con esa imprudente osadía que suele acompañar a la bisoñez, que estaba acabado o que era el clásico técnico que ya se encontraba de vuelta en su carrera. Los que hemos seguido su trayectoria recordamos que comenzó desde abajo, como Imanol, pero en la exigente y selecta Fábrica blanca, donde solo los mejores o los que más nombre tienen tras sus gestas como jugador alcanzan la cima. Sin padrinos, Rafa escaló hasta el primer equipo, donde fue el segundo de Del Bosque, tras la destitución de Benito Floro. Como la de la gran mayoría de entrenadores, al principio su escalera a la gloria fue un camino con más espinas que rosas hasta que le llegó la gran oportunidad en el Valencia donde, después de estar con un pie fuera, formó un equipo de hierro y mucha calidad arriba que ganó dos títulos de Liga. Y una Copa de la UEFA. El técnico más laureado en la historia del siempre eléctrico banquillo ché. Como seguía sin percibir la confianza del Consejo, se cansó y se marchó al Liverpool, donde no tardó en convertirse en un Dios. Tras ganar la Champions más increíble de la historia, remontando un 0-3 al Milan de Ancelotti, en Anfield lucía una pancarta con el eslogan: “Rafa ha sido el mejor invento desde que llegó la patata a Europa”.

“Recuerdo un entrenamiento con Steven Gerrard y estábamos practicando faltas laterales y había mucho viento. Le dije Be careful with the wine (cuidado con el vino, en lugar de con el wind, el viento). Se empezaron a reír porque pierdes todo el mensaje”, comentaba el madrileño sobre su paso por Inglaterra. “La gente no sabe lo difícil que es entrenar fuera de tu país, no puedes transmitir con la misma pasión”.

Podrá gustar más o menos su estilo, pero no se puede discutir que es un entrenador ganador. Trece títulos y tres ascensos en tres países diferentes engalanan su carrera. Metódico y perfeccionista, cuentan que un día paseaba con sus hijas por un estanque en Liverpool. Estas le hablaban todo el rato de los patos mientras él les corregía: “No son patos, son cisnes”. Lo repitió tantas veces que hasta su mujer le recriminó que ya estaba bien, que les dejara tranquilas. Rafa se mantuvo en sus trece: “Tienen que decirlo bien, son cisnes”. Si cuando estuvo en el Nápoles, la plataforma de estudio y análisis del juego Instat contactó con él, y empezó a darles tantos consejos y a hacerles tantas correcciones que casi acabaron contratándole como asesor. Le estaban todo el día llamando y consultando cosas para mejorar el producto.

Tras el baile de entrenadores de los últimos años, el Celta ha decidido darle el timón a un entrenador con una edad ideal y una experiencia necesaria para marcar diferencias, con un proyecto a largo plazo de tres años. Me recuerda a cuando la Real trató de enmendar el horrible inicio de Montanier encomendándose a otro veterano sabio, Luis Aragonés. Yo no me fiaría mucho del nuevo Celta a pesar de su mal inicio ante Osasuna...

Pero Benítez dejó una frase sobre el mercado que se recordará para siempre cuando se encontraba en plena guerra fría con la directiva valencianista: “Esperaba un sofá y me han traído una lámpara”, fue su frase inmortal que se le ocurrió en el verano de 2003, enfrentándose de esta manera a García Pitarch, que acababa de cerrar al uruguayo Fabián Canobbio como refuerzo.

Ay, el maldito mercado. Aperribay me la lanzó el otro día en privado: “Si en el fondo te encanta”. Pues no, la verdad es que ya no. Me quita años de vida. No voy a entrar en si la Real cuenta con mejor equipo o ha fichado mejor o peor que otros años, porque los balances se hacen cuando se cierran las plantillas. Pero con las cuentas saneadas, sin problemas económicos, a mí no me parece bien que el club agote hasta los últimos días las posibilidades de reforzar su plantel. Por la sencilla razón de que debería ser el primero en dar ejemplo y denunciar que se trata de un auténtico disparate. Además de una injusticia supina, porque el sistema le concede una segunda oportunidad a los clubes más poderosos que, por si fuera poco, pueden esquilmar sin ninguna compasión a los más débiles. Hay que trabajar y luchar para que el día que comience la Liga se cierre el mercado. Ya está bien de convivir bajo la dictadura de los más pudientes. Si, como parece, su intención es contratar a cinco refuerzos y en la primera y en la segunda jornada solo dispone de uno de ellos, la realidad es que algo ha hecho mal. El primer encuentro salió rana, confiemos en que no acabemos de soliviantarnos tras esta segunda etapa en la que hay que empezar a sumar de tres en tres. Aunque enfrente se encuentre un técnico que ha vivido más aventuras que Tarzán.

Cuentan que cuando tuvo su primera hija, Benítez se ofreció voluntario para levantarse por las noches para darle el biberón. Su mujer, sorprendida, decidió investigar lo qué sucedía y no tardo en descubrir que mientras se lo daba aprovechaba para ver las repeticiones de los partidos que tenía grabados y así analizar más en profundidad a su equipo y a los rivales (estas situaciones límites paternales nos convierten en auténticos estrategas). Un pionero para muchas cosas, entre otras, llevar a tiempo completo la locura total por el fútbol y su estudio. Imagino que las esposas de Olabe e Imanol se sentirán muy identificadas con la de Rafa. Espero una partida de ajedrez. Y nuestro oriotarra se mueve bien en escenarios de máxima dificultad. Nosotros creemos y confiamos en nuestro druida, el del besugo mágico. ¡A por ellos! l