Parece que fue ayer... Mikel Oyarzabal regresa este lunes a Cornellà, el estadio en el que marcó su primer gol hace siete años. Concretamente la efeméride se cumplió el miércoles 8 de febrero. Fue una fría noche de otro lunes, cuando los de Eusebio, que llevaba tres meses en el banquillo txuri-urdin, elevaban las expectativas del proyecto (dos jornadas antes habían caído de forma estrepitosa por 5-1 en Gijón) con una impresionante goleada 0-5 en la que destacaron por encima de todos Rubén Pardo, con tres asistencias, y Vela. El 10 anotó el tercero que sentenciaba el duelo tras hacer una pared preciosa con su íntimo amigo riojano, para superar a Pau López, que entró en el descanso, con un disparo con su pierna hábil. 

Oyarzabal había debutado en el primer equipo el 25 de octubre de 2015, cuando David Moyes le dio la alternativa en el tramo final de un 0-4 en el campo del Levante. Cuando despidieron al británico, llegó Eusebio, que, en su estreno en un amistoso en Lisboa ante Os Belenenses, dio la titularidad en punta al eibartarra en lo que fue una clara declaración de intenciones que no tardó en cumplir. Esa temporada la acabó con seis tantos, uno de ellos el antológico cabezazo que sirvió para derrotar al Barcelona en Anoeta. 

Si algo respalda la extraordinaria carrera del canterano son los números. A sus 25 años, en total ya acumula 80 goles en los 281 partidos oficiales con la Real que ha disputado. Una leyenda para la eternidad después de haber anotado con el 10 a la espalda el gol que le devolvió la gloria al club con la Copa que celebró 34 años después en Sevilla el 3 de abril de 2021. 

Cuando iba camino de pulverizar todos los registros habidos en la entidad txuri-urdin, una grave lesión de rodilla frenó su meteórica carrera. El pasado 17 de marzo pareció que se acababa el mundo entre la parroquia blanquiazul en el momento en el que se confirmó que su gran referente se había roto el ligamento cruzado que, por el camino, le dejó sin Mundial para el que estaba llamado a ser una de las estrellas de la selección, y le mantuvo alejado de la competición más de nueve meses. Frenazo cuando ya llevaba su récord de goles en una campaña con 15. Durante ese tiempo, el equipo no se ha venido abajo y, después de una campaña que se le hizo larga, logró su tercera clasificación europea consecutiva. 

Tras varios meses con bastante secreto de sumario y oscurantismo en torno a su recuperación, Oyarzabal regresó a la competición en Nochevieja en el partido ante Osasuna. La afición txuri-urdin le brindó un recibimiento que convirtió el instante de su reaparición sustituyendo a Sorloth en uno de los más bonitos y especiales de su historia. 

Lo mejor estaba por llegar. En el siguiente encuentro en casa, nada más y nada menos que el derbi vasco, Oyarzabal tocó de nuevo el cielo al entrar al campo y transformar el penalti que sentenciaba la victoria de los de Imanol por 3-1. Como cabía esperar, nadie dijo que regresar nueve meses después fuese a ser fácil. Oyarzabal ya ha participado en nueve partidos, en los que ha sido titular en tres, para completar 316 minutos en los que no ha visto más puerta que la pena máxima ante el eterno rival.

En privado, el eibartarra reconoce estar muy contento porque, como vendió el club en el documental que publicó en sus redes sociales, se encuentra recuperado del todo de su grave lesión de rodilla. Una cuestión que, como es normal, le atormentaba. Mikel defiende que se encuentra en una fase del proceso que consiste en ir “recuperando sensaciones”. 

Este lunes tiene muchas opciones de figurar en el once titular en un escenario que seguro que le trae muy buenos recuerdos. Los mismos que necesita para volver a ser el futbolista franquicia de esta Real. Su santo y seña. Oyarzabal acaba contrato en 2024 y su esperada renovación no debería demorarse mucho más en su proceso de volver a ser el “Mikel de antes o mejor”.