o pudo ser. La Real perdió en Anoeta contra un señor equipo, en cuyo banquillo se sienta un entrenador como la copa de un pino. Me acordé de Lopetegui hace un par de semanas, viendo a los jugadores de la selección española sufrir como perros para ganar en Georgia. Aquel partido me retrotrajo a una visita de la Roja a Albania, con Julen como técnico, en la que el de Asteasu apostó sorprendentemente por alinear tres centrales (uno de ellos era Monreal, por cierto). No fue una maniobra defensiva. Fue, simplemente, una herramienta utilizada para dar una mejor salida al balón y que ayudó al combinado estatal a completar una actuación notable, saldada con cómoda victoria. Se habla mucho del físico de este Sevilla, que lo tiene. Se habla mucho del buen hacer de Monchi en los despachos, que existe. Pero la hispalense es probablemente, por encima de todo, la escuadra más completa de la Liga, gracias a la labor táctica de su míster. Dominan casi cualquier registro.

¿Cuál es la forma de meterles mano? Ahí es donde entra en juego la capacidad condicional de sus futbolistas. Los últimos partidos han apuntado a que el Sevilla se encuentra menos cómodo cuando los encuentros entran en una ida y vuelta sin control. Justo lo que consiguió el Celta hace hoy una semana. Solo por momentos, claro. Porque plantear un pulso durante 90 minutos a jugadores capaces de firmar semejantes despliegues físicos resulta prácticamente imposible. Lo comprobamos ayer en Donostia, donde la Real hizo buenas las palabras de Imanol en la previa y salió al campo valiente, dispuesta a apretar bien arriba, soltando a Barrenetxea a por Koundé. Lástima que, como podía preverse, el cuerpo a cuerpo solo pudiera sostenerse durante un cuarto de hora. Poco a poco, los visitantes fueron sometiendo a los nuestros. Y emergió entonces su sobresaliente juego de ataque posicional, plagado de matices y de trampas para el adversario. El mismo tipo de juego que, ateniéndose a las circunstancias de entonces, desarrolló la España de Lopetegui aquel 9 de octubre de 2016 en Albania.

¡Cómo le costó a la Real en la primera parte! Retrasando a Fernando, centrando a Suso, juntando pases con Papu Gómez€ El Sevilla movía y removía a los txuri-urdin para que el central derecho Koundé ejerciera de cebo y los nuestros terminaran picando. Cuando el 1-0 del marcador ya era solo anecdótico, los andaluces lograron su propósito. El propio Fernando fijó dentro a Guevara. Barrenetxea tuvo que salir a por el defensa francés. Monreal saltó como un resorte a Navas. Y Zubeldia tuvo que hacer lo propio con Suso. Todo acabó con un gol de medio rebote. Pero el 1-1 del Sevilla sirvió como ejemplo de todo lo bueno que hizo el equipo de Lopetegui antes del descanso. Mereció sentenciar el partido. No lo consiguió. Y así dio pie a que Imanol intentara arreglar el asunto durante el descanso.

El oriotarra pasó del 4-2-3-1 inicial a un 3-5-2 con Oyarzabal en paralelo a Isak y Carlos Fernández de mediapunta. Lo cierto es que los txuri-urdin mejoraron mucho. Nivelaron el encuentro. Y, sin llegar a avasallar ni generar ocasiones claras, consiguieron incluso que el empate pareciera algo más cerca que el 1-3. Ahí emergió de nuevo Lopetegui, retrasando a Fernando y emparejando a los centrales con los delanteros locales, movimiento con el que el técnico visitante dio el giro definitivo a la llave del partido. Lo cerró. Lo ató. Hasta el punto de que durante los últimos 25 minutos el Sevilla ya no sufrió para conservar la renta, una ventaja que solo peligró por aquello de que fútbol es fútbol.

Lo que vimos ayer en Anoeta dibujó una amplia distancia entre Sevilla y Real. Nada que no dijera previamente la clasificación. Nada que no maticen también las listas de bajas de unos y otros: anecdótica la de los andaluces, terrorífica la de los txuri-urdin. En cualquier caso, y mirando ya al objetivo europeo, no podemos dejar que la frustración producida por este partido nuble nuestros análisis sobre el desempeño del equipo. Sin jugadores importantes y con los tanques de gasolina tirando a vacíos, la escuadra de Imanol maneja herramientas muy susceptibles de llevarle a ganar partidos. No le veremos, de aquí a mayo, jugar como lo hizo en octubre o en noviembre. Pero se trata de un conjunto mucho más maduro a nivel táctico que hace un año por estas fechas. Si entonces se selló el pasaporte, esta vez no puede ser diferente. Yo sí confío. Por lo que hacemos. Y por lo que había ayer enfrente.