Preocupan los errores arbitrales
malestar la real presentó alegaciones al acta por la increíble amarilla que vio guevara
- Crece la preocupación en torno a los arbitrajes de la Real. La realidad es que este equipo txuri-urdin está ganando tan sobrado que los errores de los colegiados no le han costado puntos por ahora. La actuación de Estrada Fernández en un partido de guante blanco, en el que apenas hubo acciones polémicas o discutibles, dejó muy mal sabor de boca. Sobre todo después de que no pitara el penalti claro cometido por el meta local sobre Mikel Oyarzabal. Si los expertos en el reglamento argumentaron que la pena máxima de Le Normand sobre el celtista Brais lo fue con las modificaciones del reglamento en la mano, no admite discusión que el portero Ledesma va tarde y derriba al realista, sin llegar a impactar con el balón, que lo había controlado. Qué se podía esperar del VAR, donde volvió a aparecer por sorpresa y de forma inesperada el ínclito González González. Por si fuera poco, en los minutos finales tomó una serie de decisiones siempre favor de los locales que pudieron intentar buscar el empate a balón parado. Primero, por una mano de rebote y pese a tener el brazo en posición natural a Zaldua (que tardó en señalarla porque se lo pensó); y después, por una falta inexistente con la que castigó a Guevara, que ni tocó al jugador cadista. A pesar de estar a un metro, Estrada le mostró incluso una amarilla que, como es lógico, el club txuri-urdin recurrió ayer.
Lo curioso es que los malos arbitrajes han aparecido cuando la Real se ha encaramado a la cima de la tabla. El día en el que lo logró, en el campo del Betis, también fue Estrada el árbitro y, a pesar de las quejas locales, su único fallo, según los analistas arbitrales, fue no expulsar a Bartra en el penalti que cometió sobre Isak.
En los minutos finales la siguiente jornada, ante el Huesca, el colegiado Díaz de Mera no quiso pitar penalti por un empujón flagrante de Mir a Aritz. Lo que no se puede entender es que no le avisara el VAR, donde estaba Del Cerro Grande.
Después llegó la calamitosa actuación de Cordero Vega en Balaídos, con un disparatado criterio en las tarjetas y el discutible penalti ya citado de Le Normand. Y antes del parón, el propio Del Cerro Grande decretó una pena máxima en un despeje de David Silva, que se anticipó a un jugador granadino, que bajó demasiado la cabeza, y que como mucho era juego peligroso. Demasiadas coincidencias que empiezan a sembrar inquietud por la certeza de que, como sigan así, tarde o temprano se van a pagar con puntos...