- Dijo Imanol el viernes que no siente vértigo ante la que se avecina, que la temporada entrante le genera principalmente ilusión y ambición. Las sensaciones de cada uno, en cualquier caso, resultan muy subjetivas, mientras que entra ya en el terreno de lo objetivo la magnitud de la campaña que hoy arranca. Cinco competiciones. Más de 50 partidos. Constantes semanas de tres encuentros. Todo ello comprimido en solo ocho meses, uno menos de los que tiene un curso futbolístico ordinario. Siempre se recordará Valladolid como kilómetro cero de una andadura tan ilusionante como dura y extraña. Porque esa es otra: el ir y venir de la competición se va a ver compaginado con el día a día de una pandemia y sus efectos. Que sea lo que Dios quiera.

La Real, como el resto de los equipos, debe centrarse en lo que está al alcance de su mano. Es decir, en trabajar y prepararse para lo que se pelea sobre el rectángulo de juego. Puntos. En esas han andado Imanol Alguacil y los suyos durante el verano, un verano atípico pero, según el propio técnico, suficiente para que quienes hayan completado las tres semanas de entrenamiento lleguen aptos a la Liga. El once que inicia esta tarde la competición en el Nuevo Zorrilla estará compuesto, así, por una amplísima mayoría de jugadores que no han sufrido contratiempos durante la pretemporada. El entrenador da prioridad al estado de forma respecto a los galones, porque parece claro que la identidad del equipo no va a cambiar. El cuadro txuri-urdin va a seguir exponiéndose. Va a seguir arriesgando. Va a seguir imprimiendo a sus partidos un ritmo alto. Y para ello hacen falta piernas. Cuando las fuerzas flaqueen, saldrán hoy desde el banquillo futbolistas de auténticos quilates.

¿Quiénes? Principalmente Mikel Oyarzabal, que se ha sumado esta semana a la disciplina del grupo tras superar el coronavirus y no parece apto aún para completar 90 minutos. O Adnan Januzaj, en idéntica situación. Ambos apuntan a iniciar en el banquillo un encuentro que la Real encara, en cualquier caso, con un posible once reconocible y competitivo. Este se vería integrado por diez miembros del plantel del pasado curso y el recién promocionado desde el Sanse Roberto López, llamado a moverse en el interior diestro, en la plaza destinada a David Silva. En punta actuará Alexander Isak, a quien el contagio de Willian José otorga la opción de comenzar la Liga como titular, y existe cierta incertidumbre acerca de una portería en la que Miguel Ángel Moyá terminó el pasado curso. Remiro parte como favorito, pero no puede descartarse al balear, como tampoco resultaría descabellado que Diego Llorente fuera titular. Aritz y Le Normand formaron el eje de la zaga en el ensayo general frente a Osasuna, pero el madrileño se encontraba concentrado con la selección. Gorosabel y Aihen en los laterales, Zubeldia como pivote, Mikel Merino, y la dupla Portu-Barrenetxea en los extremos completarían la primera alineación 2020-21 de Imanol.

El partido que aguarda hoy a la Real no encierra secretos. El Valladolid fue el pasado curso el equipo con el bloque más bajo de la Liga, la escuadra que más cerca de su portero esperó a los rivales. Se basan los pucelanos en un sólido trabajo táctico que impide a sus rivales generar excesivas ocasiones de gol. Y, desde ese punto de partida, tratan de construir todo lo que su parcela ofensiva les permita. Al equipo de Imanol le va a tocar armarse de paciencia y picar piedra sin perder la concentración, siendo siempre consciente de que los despistes se pagan caros contra cualquier adversario y de que insistir es clave cuando a uno le cortan los caminos hacia la portería. La divertida Real que tantos elogios deparó el pasado curso empató a cero en el Nuevo Zorrilla, y en Anoeta sufrió de lo lindo para imponerse por la mínima a los blanquivioletas. Ganó gracias a un gol de Januzaj, en el último precedente del estadio donostiarra con público. Sucedió un 28 de febrero. Solo han pasado seis meses, pero parece que ha transcurrido ya una vida entera.

El Valladolid que espera hoy a la Real no es muy diferente al del pasado curso en lo colectivo. Pero conviene subrayar, por encima de todo, que ha llegado al plantel un futbolista, Fabián Orellana, capaz de iluminar por sí solo el camino hacia el gol de los de Sergio, antaño oscuro en exceso. El chileno apunta a titular dentro de un novedoso 4-3-2-1 que, en cualquier caso, no va a variar las señas de identidad de una escuadra rocosa.