- A la Real le crecen los enanos. Bueno, eso hace varios días que ha dejado de ser noticia. Sobre todo a medida que se han ido produciendo sus desastrosos resultados. Las últimas novedades negativas que se conocieron ayer es que Martin Odegaard, que como publicó este periódico, arrastraba unas molestias que le convertían en seria duda para jugar en Getafe, va a sufrir hasta el final de la temporada. El noruego viajó ayer hasta Barcelona para pasar consulta con un especialista de la rodilla y, una vez desvelado su viaje en una cuenta de una red social, el club txuri-urdin se vio obligado a emitir un escueto parte médico: "Presenta una tendinopatía rotuliana derecha. Ayer acudió a Barcelona para valorar opciones terapéuticas diferentes a las utilizadas hasta el momento". El propio jugador no quería que se estuviera hablando de su dolencia y del tratamiento que le estaban aplicando que podría incluir alguna inyección para reducir el dolor.

Su regreso a la competición dependerá de la evolución de las molestias y de lo que pueda y esté capacitado para aguantar. Lo normal es que, salvo sorpresa mayúscula, esté descartado para el encuentro de mañana ante el Espanyol, aunque tampoco se pueda asegurar que, en caso de sentirse algo mejor, pueda viajar a Alicante el lunes para enfrentarse al Levante. No hay que olvidar que el lunes viajó, se sentó en el banquillo e incluso llegó a calentar por la banda, aunque finalmente no llegase a entrar. Hubo un momento en el que se acercó al banquillo y estuvo comentando algo señalándose la rodilla.

El problema de Odegaard viene de lejos y en teoría no debería estar relacionado con algunas de las patadas criminales que ha recibido a lo largo de la campaña. Se trata de una lesión más por desgaste y por acumulación de esfuerzos y la manera de curarse es tratar de rebajar la inflamación de la articulación. En enero, no tuvo más remedio que parar por el dolor. Incluso aunque a muchos se les haya olvidado, justo antes del parón, Odegaard también se perdió el partido de Barcelona y, sobre todo el de Eibar, en el que no llegó a entrar en la convocatoria. Se suponía que el confinamiento le iba a venir de maravilla para tratar de recuperarse y olvidarse un poco de los problemas que le estaba generando, pero, al parecer, ha sido todo lo contrario. Su nivel ha bajado varios enteros, no ha tenido ninguna incidencia en el juego del equipo, que lo acusa sobremanera, y lo que es peor, ya en el duelo ante el Alavés comenzó a sentir unas molestias que le obligaron a pedir el cambio cuando antes había que sacarlo del campo en camilla para que no completara los 90 minutos.

Lo más triste es que el parte médico que tuvieron que corregir con un añadido, también anunció que Illarramendi estaba "consultando con diferentes especialistas para solucionar las molestias a nivel proximal del aductor largo derecho".

Esto no tiene nada que ver con su actual lesión, ya que su rotura es en el muslo izquierdo, pero sí con las secuelas que le ha dejado la que sufrió el año pasado en Mestalla y que le tuvo mantuvo cuatro meses de baja. Desde que volvió, el capitán siempre se ha quejado de que siente molestias en la zona y de que le habían asegurado que debía acostumbrase a jugar con ese inconveniente. Al parecer, se trata de una pubalgia y no se puede descartar ningún tratamiento al que le vayan a someter en estás próximas semanas para intentar que arranque la pretemporada como uno más.

El que evoluciona mejor de su lesión es Ander Barrenetxea y en el club no descartan que pueda ayudar en los últimos partidos.

Asier Illarramendi tiene problemas derivados de la lesión que sufrió el año pasado y está pasando consulta con otros expertos