El equipo blanquiazul puede cerrar la cuadratura del círculo en el Bernabéu
precedente la real apeó al madrid en el bernabéu en 1988 antes de iniciar su leyenda negra en la copa
donostia - La Real puede cerrar la cuadratura del círculo en el Bernabéu, el escenario en el que comenzó su mancha negra en la Copa y que propició el nacimiento de la Generación Pérdida. Decís de aquellas promociones de aficionados realistas que se han pasado casi tres décadas sin conocer lo que era un buen partido de Copa.
Todo se inició en la temporada 1987-88, de magnífico recuerdo para la Real de Toshack que acabó subcampeona de Liga y de Copa. Después de eliminar al Cartagena, el Sporting, el Atlético (con una remontada memorable en un Atocha embarrado), el sorteo emparejó a los blanquiazules con el peor rival posible, el intratable Madrid de La Quinta del Buitre. En la ida, un solitario gol de Bakero a la salida de un córner dio ventaja a los realistas, que en la vuelta resistieron como pudieron en la primera parte gracias a las paradas de Arconada. Nada más reiniciarse el juego, Gorriz aprovechó un barullo en un córner y Bakero, en dos ocasiones (el segundo en plancha fantástico), y Txiki Begiristain pusieron un 0-4 inmortal.
Nadie podía imaginar que una de las victorias más espectaculares de la historia blanquiazul iba a dar paso a su peor racha en la Copa. La Real se presentó de nuevo en la final en el Bernabéu como vigente campeón y como claro favorito para repetir, pero el Barcelona de Luis Aragonés se llevó el triunfo gracias a un gol de Alexanco. A partir de ahí, el desierto o el precipicio, como prefieran denominarlo.
El conjunto txuri-urdin ha caído a las primeras de cambio en quince de las últimas 34 participaciones. Los KO se pueden clasificar en tres grupos: los asumibles, los sonrojantes y los vergonzosos.
Al primer grupo corresponden catorce de las quince derrotas ante rivales de Primera. La otra fue la del infausto 6-1 de Mallorca, que remontó el 2-0 de Anoeta.
En el capítulo de las caídas sonrojantes se encuentran las diez ante Segundas. Entre ellas, por supuesto que hay que considerar como menos dolorosas las que sucedieron los años en los que la Real militó en la categoría de plata.
Y, por último, las más vergonzosas fueron las seis ante conjuntos de Segunda B: Numancia y Lleida (remontó dos goles en la segunda parte en Anoeta, en el que se puede considerar como el mayor ridículo de la historia txuri-urdin, la campaña pasada, en eliminatorias; y Beasain, Hospitalet (en un encuentro disputado en hierba artificial), Mirandés y Zamora, a partido único que se decidieron en sendas dramáticas tandas de penaltis.
También es justo reconocer el oasis de las semifinales con Jagoba Arrasate en la campaña 2013-14, en las que el Barcelona y el infame González González les privaron de regresar a otra final.
Hace unos años, a Jokin Aperribay le entró la risa cuando le preguntaron en verano si pensaba que el equipo tenía opciones en la Copa. Ahora es cuando hay que decir que por fin se lo han tomado en serio. Y es hora de cerrar, de una vez por todas, la leyenda fúnebre que persigue a la Real en un torneo en el que ha escrito bonitas páginas a lo largo de su leyenda.
Imanol es el que más ha luchado por encauzar la situación y ha logrado convertir a su equipo en el mejor de la competición hasta ahora con un balance en las cuatro rondas que ha superado de 17 goles a favor y solo uno en contra. Y dos Primeras eliminados, el que más con el Mirandés. Ahora toca lo más difícil, volver a eliminar al Madrid en el Bernabéu. - M.R.