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En largo también

La Real encajó el trascendental 2-3 tras un envío aéreo de gero Rulli al centro del campo ganado por el Barça

En largo también

donostia - Los goles encajados por jugar en corto en la salida de balón siempre resultan espectaculares. Se producen a menudo como consecuencia de errores tan groseros que la diana en cuestión termina protagonizando minutos de televisión en telediarios e informativos. Y, por contra, los tantos que se reciben tras un balón largo de un portero o un defensa suelen gozar de dosis de publicidad mucho menores. La paradoja afecta de lleno a la Real 2017-18, un equipo que corre riesgos en el inicio de sus acciones y que se ha visto penalizado por ello en muchas ocasiones.

En este sentido, han marcado a los de Eusebio tres partidos, dos si nos atenemos solo a la campaña actual. En la anterior, la derrota 3-2 en Bilbao hizo daño por cómo marcó sus goles el Athletic, fruto de una intensa presión adelantada. Y en el presente ejercicio también llamaron la atención los goles recibidos en el tropiezo por 3-1 en San Petersburgo contra el Zenit y en el 0-2 de Anoeta contra el Málaga. La Real buscó siempre salir en corto, perdió balones, y encajó dianas que significaron derrotas. Las críticas al estilo txuri-urdin no tardaron en aflorar.

Lo cierto, sin embargo, es que una ida futbolística supone un cajón muy amplio, un armario más bien, en el que tienen cabida muchas fórmulas de aplicación. La plantilla de la Real está integrada por jugadores de un perfil muy concreto, que convierten en ideal la idea que propone su entrenador. Lo que ha venido ocurriendo últimamente, el estancamiento blanquiazul, no ha respondido al estilo en sí mismo del equipo de Eusebio, sino a la ausencia de matices introducidos en él por el propio entrenador vallisoletano.

Hasta ayer, claro. Anoche añadió a modificaciones muy puntuales de semanas anteriores un sinfín de cambios que dieron resultado, y que se desmoronaron tras el 2-1 de Paulinho. Paradojas del destino, el trascendental 2-3, el gol de la derrota, se produjo tras una acción que ilustra todo lo explicado. Rulli estaba jugando en largo. Casi siempre. Y así comenzó la jugada en la que Luis Suárez marcó su segundo gol.

El meta argentino estaba buscando constantemente a Willian José y a Xabi Prieto. También a Kevin si quedaba libre. Y estaba renunciando, sobre todo, a provocar situaciones como las que costaron el jueves al Celta salir goleado del Camp Nou, perdiendo balones en zonas conflictivas. El argentino decidió empezar una jugada con un servicio aéreo en la segunda parte. Quizás se precipitó en golpear demasiado rápido, porque no recibía en ese momento una presión agobiante y envió el esférico con los dos centrales muy abiertos, para intentar también iniciar en corto. Pero Vermaelen ganó el duelo en la divisoria, y Messi y Luis Suárez se encargaron del resto. El día en que Eusebio quiso jugar a lo mismo de siempre cambiando cosas, la condena final llegó así, como consecuencia de uno de esos parámetros del juego que apostó por variar, se demostró que con acierto. Es una de las moralejas del encuentro. Jugando en largo también se encajan goles.