Con el disgustazo de Mendizorroza todavía muy presente, al gran Juanma Lillo le dio durante la pretemporada de 2008 por experimentar con un sistema de tres defensas. Ni centrales más carrileros ni nada parecido. Solo tres defensas. Y punto. Tan atrevida parecía la cosa que se le preguntaba constantemente al respecto. Hasta que una noche en Soria, en Ágreda, se hartó después de un amistoso contra el Numancia. “¿Me vais a hablar otra vez del sistema? Es algo que los equipos solo respetan durante el minuto de silencio”, soltó con su particular ingenio.

Sirvan aquellas declaraciones para poner en valor los recursos que, poco a poco, va a encontrando Eusebio para esta plantilla. Seguiremos insistiendo los periodistas, también en este medio, a la hora de dibujar el clásico gráfico de la previa de los partidos. Un delantero centro y dos extremos. Vale, quizás se coloquen así los nuestros para tapar los avances del rival. Pero cuando atacan se convierten en un equipo completamente asimétrico, que ayer encontró la excelencia dejando a Kevin toda la banda izquierda, escorando a Illarra para dar salida al juego, y centrando a Juanmi para compartir punta con Willian José. Con Oyarzabal en el otro costado incrustándose en la zona de la mediapunta y formando un triángulo mágico con Odriozola y Prieto, la movilidad txuri-urdin y las constantes permutas volvieron locos a los ya de por sí despistados centrales visitantes.

Así se las arregló la Real para mostrarse tan superior anoche. Y luego el balón parado hizo el resto. Que esa es otra. Una temporada más, el equipo sigue haciendo pupa con la estrategia, un mérito que cabe atribuir en gran parte al segundo técnico, Juan Carlos Andrés. Alguien tenía que decirlo.