VIGO. La vida sigue igual. La Real continúa disponiendo de un gran arsenal que le permite estar siempre cerca de ganar sus partidos. Los realistas protagonizaron una remontada exprés en los últimos diez minutos, cuando jugaban con cuatro delanteros sobre el campo. Y no es que fuese una decisión de emergencia. Con 2-2 y con gran parte del realismo firmando y dando por buenas las tablas, Eusebio decidió dar entrada a Agirretxe por Willian José. En realidad iba a entrar por el brasileño, pero no le tembló el pulso cuando comprobó que Xabi Prieto tenía molestias musculares. Con el empate recién logrado y diez minutos por jugar, lo lógico era pensar en un centrocampista de corte más defensivo para asegurar el punto, que parecía un buen botín visto lo visto. Pues bien, colocó a Agirretxe de mediapunta por detrás del brasileño (no hay que olvidar que el día que se lesionó estaba actuando en la izquierda con Jonatas por delante) y la Real fue capaz de anotar un 2-3, tras un penalti provocado por Vela. Al lasecano le salió la jugada redonda con los cambios. Vela enchufó al equipo, Juanmi fue profeta en la tierra de su gloria con una definición espectacular y Agirretxe... Una reaparición como la suya 20 meses después de su lesión, tenía que venir con un pan debajo del brazo. Y así fue. Eusebio está para tomar decisiones y ayer las clavó. Como tantas otras ocasiones la temporada pasada.
Si, a lo que ya vimos la campaña pasada, lo mucho bueno que protagonizó la Real lo que le permitió sellar su pasaporte europeo, le añadimos carácter para remontar partidos, ya tenemos renovada la licencia para soñar. Esta era de las asignaturas pendientes de los blanquiazules, como también lo era la falta de gol de Oyarzabal. Después de todo lo que se comió la cabeza durante su sequía anotadora, ayer tuvo el honor de inaugurar la cuenta realizadora de los suyos.
Todavía se desconoce si la Real dispone de mejor plantilla que la temporada pasada, algo que habrá que ir evaluando poco a poco a lo largo del curso. Lo que no admite discusión es que el equipo que compitió en mayo en la última jornada en el mismo escenario de Balaídos, era bastante superior al de ayer. No tenía una tarea sencilla ayer. Un estadio difícil, un anfitrión exigente con un entrenador nuevo con ganas de agradar desde el primer día. Y bajas, muchas bajas. Auténtico denominador común de todos los duelos que ha disputado hasta la fecha desde que arrancara allá por el mes de julio. Para este equipo no es fácil sobrevivir sin resentirse si no puede contar con Iñigo Martínez, su futbolista más intocable desde que irrumpiera con fuerza allá por 2011. Pero si también faltan el fichaje estrella, el esperado Januzaj, llamado a marcar diferencias esta campaña y Vela, ya con fecha de caducidad, todavía se encuentra lejos de su mejor forma, pues la trama se complica. Eso sin olvidar que en el lateral izquierdo ya no está Yuri. Ni sus poderosas carreras ni sus centímetros para defender centros en su propia área. No es lo mismo, no. Sin ninguna duda. Pero los centros del galo, precisos y siempre con criterio, también son otra historia.
Eusebio se decantó por Kevin y Aritz como novedades en la zaga, y, quizá en su decisión más sorprendente, sobre todo si tenemos en cuenta el rendimiento de ambos en el último amistoso en Palencia ante el Sporting, por Canales en lugar de Juanmi. El malagueño tenía cara de pocos amigos en su regreso a la plaza donde marcó hace tres meses uno de los goles más felices su carrera.
Como se esperaba, fue una batalla moderna, de nouvelle cuisine, entre dos equipos marcados por el mis mo patrón de juego de la factoría azulgana. Lucha por la posesión, mucho toque y presión asfixiante adelantada en cuanto se perdía el balón. En este sentido, desde el primer minuto se apreció que las combinaciones del Celta eran más verticales y necesitaban bastante menos elaboración para generar peligro en la meta de Rulli.
Problemas en defensa El lunar negro que dejó el partido es que un buen rival, con potencial ofensivo, supo encontrarle las cosquillas al entramado defensivo txuri-urdin, que ofreció muestras de fragilidad. Sobre todo por la movilidad de Iago Aspas, un delantero centro con mucha facilidad para sacar de sitio a los centrales. A los cinco minutos ya había rematado fuera. Poco después, en la primera aparición ofensiva de Kevin, su centro no lo pudo alcanzar Willian. En la primera parte se puede decir que los locales fueron algo superiores, pese a que en cuestión de ocasiones, el bagaje fue casi el mismo para una Real que nunca le perdió la cara al encuentro. Jozabed y Wass elaboraban con criterio. El ex del Rayo dio otro buen pase a Aspas, que disparó a las nubes y un mal rechace de Rulli no lo aprovechó Maxi, que buscó el penalti en lugar del gol. Inmediatamente después de una falta de Canales que se marchó por poco, llegó la acción del primer tanto local. Aspas abrió a la banda a lo Willian José, Sisto puso un centro, Wass le ganó el salto a Kevin en el segundo palo y Maxi batió a Rulli de espaldas.
La Real trató de estirarse e incluso protagonizó dos avisos antes del empate en las botas de Canales y de Zurutuza. El 1-1 pareció un accidente, porque el fallo de Sergio fue grotesco, pero con el mérito añadido de ser provocado por la presión. Mikel Oyarzabal, listo como ninguno, no dudó cuando vio venir el balón del meta y encontró la red con un chut al primer toque con el interior. Incluso Willian estuvo cerca del 1-2 tras otro buen centro de Kevin.
Mal inicio La segunda parte arrancó mal para la Real. Aritz se cruzó en otro chut de Aspas y en el córner, Illarra perdió la marca de Maxi, quien superó a placer a Rulli al aprovechar un córner prolongado en el primer palo. Aunque los celestes acreditaron en todo momento que podían sentenciar el choque, fue la Real quien se hizo con el control. Volvió a aparecer el equipo mandón y seguro de sí mismo que ha ido dejando complejos a lo largo de sus muchos meses de evolución competitiva. Odriozola se convirtió en el puñal que nos tenía acostumbrados y las entradas de Vela y Juanmi, y el acierto de un Willian estelar, anunciaba que podía llegar algo bueno. Canales, Juanmi y Odriozola se acercaron al 2-2. Incluso Illarra probó suerte desde lejos pero se topó con la parada de un nervioso Sergio por el run run de su gente después de su fallo. A falta de diez minutos, nadie pudo parar a Odriozola, que avanzó muchos metros, el balón llegó a Willian, quien asistió con precisión a Juanmi, que definió de forma sutil. A falta de tres minutos, con la Real con instinto asesino, Willian volvió a meter en largo a Vela, que robó la cartera a Jonny y cuando entraba al área fue derribado. Por centímetros pareció fuera, aunque no era fácil atinar, ya que cayó muy dentro. Willian puso el 2-3 y desató la locura de los más de 500 seguidores realistas.
Parece fácil, pero no lo es. El triunfo de la Real tuvo mucho mérito. Porque lo logró con muchas bajas, sin haber podido trabajar bien en la pretemporada por la plaga de lesiones y con un equipo en obras. No habrá muchos que ganen en Vigo este año. Aún menos los que lo hagan remontando y apostando por cuatro delanteros en el campo cuando el resultado es de empate. ¿El premio? El liderato de Primera por unas horas...