donostia - La última vez que hablamos entrenaba a Os Belenenses y estaba contento. ¿Qué pasó?
-Cambiaron cosas, que no estaban ahí cuando empezamos y antes de que pasara algo que no me gustara, era mejor que cada uno siguiera su camino. Soy una persona que cuando cojo un proyecto y lo defino bien, tengo mi orientación, una estrategia y me gusta seguir mis líneas y, a veces, puede pasar algo a lo que te tienes que adaptar, pero no se pueden cambiar muchas cosas. Me creé ilusiones en cosas que no se pudieron concretar. Me lo pasé muy bien allí, hicimos un trabajo muy bueno, en 96 años de historia el equipo no había llegado a Liga Europa, fuimos hasta la última jornada peleando para entrar en la fase de grupos. Ha entrado mucho dinero en el club que lo necesitaba, por haber entrado en Europa, cuatro millones, en un equipo con un presupuesto de dos millones y con jugadores 100% portugueses, muy barato, hemos hecho millones e historia.
Ha triunfado, imagino que se quedarían tristes con su salida...
-Sí, la gente se sorprendió y me preguntaba por qué? Pero ya está, mucha pena por mi parte, pero cuando no te sientes apoyado, lo mejor es seguir tu camino.
Veo que su carácter sigue siendo tan indomable como siempre.
-Sí, indomable, porque soy un hombre de guerra, de batallas, que me gustan los desafíos y en el fútbol todo es muy difícil en todas las ligas. En Primera, Segunda o Tercera, la que sea. Es verdad que no me gusta estar en medio de algo en lo que la gente pueda estar no confortable, y cuando siento que no estamos todos contentos con la situación, lo mejor es sentarse, hablar, ver lo que pasa y, o lo solucionamos o lo dejamos y ya está.
¿Y ahora, busca equipo?
-Bueno, tengo ahí algunas situaciones que pueden pasar. Hay una que, probablemente, pueda concretarse. Estoy hablando. Hay una opción, que puede pasar en cualquier momento, fuera de Portugal. Tengo invitaciones en mi país que no he cogido por el momento porque quería un proyecto diferente, pero me gusta mi país y me gustaría entrenar allí.
Si le diesen a elegir, ¿dónde le gustaría entrenar?
-A la Real, a la Real. Sé que algún día voy a entrenar a la Real. Espero que Eusebio tenga mucha suerte y que todo le vaya bien, pero en el fútbol todo puede pasar y muchas veces hay muchas injusticias y muchos cambios, no solo que las cosas vayan bien o vayan mal. La estrategia cambia y el perfil de entrenador también puede hacerlo. Algún día sé que entrenaré a la Real. Me identifico con el carácter vasco, yo soy así, emocional, temperamental, vivo las cosas con frontalidad, con pasión, me identifico mucho con la casta vasca. Mis compañeros de entonces también eran así.
Con esta cultura se puede hacer algo bueno, tener la oportunidad de tener un equipo que juegue dentro de mi forma de pensar el fútbol, como modelo de juego, defensiva y ofensivamente, pero también con el carácter, las ganas, la capacidad de sacrificarse, la unión? Esas características que pienso yo van a ayudar en el fútbol actual a superarse, porque está cada vez más igualado. Hay buenos entrenadores por todas partes, en todas las Ligas.
¿Se adaptaría a esta Real?
-Sí. Me identifico mucho con ese juego de la Real, ese 4-4-2 que siempre hemos tenido, con esa dinámica. No creo que haya que llegar ahora y cambiar mucho el sistema. Hay que ver las características de los jugadores, pero me parece que siguen utilizando un poco esa línea. Yo entiendo que el fútbol, como está tan igualado, en el aspecto estratégico, se preparan bien los partidos, se estudia bien al contrario, todos tienen buenas condiciones de entrenamiento, tienen buenos jugadores, el detalle va a hacer la diferencia. ¿Dónde está ese detalle? Pues yo pienso que en el corazón y en la cabeza. Equipos competitivos, con muchas ganas de ganar, de ir todos los días a trabajar, de entrenar, con esta pasión, así se pueden hacer grandes equipos. Yo siento que aquí lo tengo, así que, tarde o temprano? Además la Real trabaja muy bien la cantera, como se ha visto con Oyarzabal.
Y vienen muy buenos jugadores?
-Sí, sí, ya me han dicho que hay varios que han empezado a destacar, además varios nueves con opciones de jugar.
Ha trabajado en un grande, el Sporting, en Serbia y Grecia... ¿Se siente preparado para todo?
-Sí, porque he hecho de todo ya? He entrenado en el máximo nivel, con una semifinal en Europa League con el Sporting. Teníamos algún jugador bueno, pero tampoco era un equipazo y creo que hicimos un trabajo fantástico. He vivido esa presión de entrenar al máximo nivel y me gusta, me encanta. He pasado por equipos con otros objetivos, como llegar a Europa, o jugar para ganar la Liga. En Serbia, con mucha presión, una locura, la afición? He visto vivir la locura de una afición, un derbi con el Partizan. He vivido cosas para las que tienes que estar preparado emocionalmente, para que no dejes de ver el partido y tomar buenas decisiones. Yo creo que por ahí estoy preparado. En Grecia también, hay un 99% de entrenadores, así que cada uno tiene su opinión (risas), pasa en todas partes, pero ahí aún más. Y aunque no he estado más de un año en un club, solo en el Sporting estuve más, he hecho cosas buenas y eso me deja feliz. Sé soportar las dificultades y las presiones, hablo con directivas, con jugadores... Después de salir del Sporting llegué al Estrella Roja con 11 puntos de diferencia con el Partizan y acortamos 8 puntos y a 3 en la última jornada, en el minuto 92 perdimos 1-0 en un balón parado. De ahí fui a Grecia, a un club que estaba entre los grandes antes, el OFI Creta, con una afición impresionante, pero que en los últimos 10-15 años, económicamente tiene grandes problemas, y lo cogí en la última plaza en la quinta jornada. Llegamos a la sexta y nos clasificamos para semifinales de Copa, perdiendo en la prórroga. No me preocupan los desafíos, pero eso sí, tenemos que estar juntos, ser una familia del principio al final y, si hay que asumir errores, los asumo, pero siempre unidos.
¿Cómo es Sa Pinto entrenador?
-Exigente, muy exigente, apasionado, organizado?
¿Se ve identificado en algún entrenador o cree que es genuino?
-No, cada uno es como es, si hay alguien que ha hecho lo que a mi me gustaría hacer en un equipo, ese es Simeone, que ha puesto su carácter en el equipo y ha cambiado comportamientos de jugadores. Eso es lo grande en un entrenador, poder cambiar la mentalidad, el comportamiento, la forma de estar, tornarlos más profesionales, más ambiciosos, más comprometidos. Me gustaría ver un equipo a mi imagen, obviamente no puedes cambiar a todos, pero el gen tiene que estar ahí. Luego si el 60-70% como en la Real tiene el gen, los que lleguen van a entender la línea. Si no hay esta cultura, es difícil cambiar un equipo a tu imagen. En Grecia pude hacer eso porque contaba con gente con experiencia y compromiso, capaz de superar dificultades, ya que no nos pagaban en cuatro o cinco meses. Yo ya he pasado de todo, por lo que me siento preparado para todo.
Estuvo con Loren el jueves. Siempre respetando a Eusebio, ¿siente que el club le tiene en cuenta?
-Sí, yo sé que están atentos a mi trayectoria y que llegará mi oportunidad algún día. Lo tengo claro por muchas razones. Yo tengo que seguir haciendo mi trabajo. Tengo que crear mi oportunidad y cuando, a su entender, lo consiga, pues espero que llegará. Por el momento no estoy pensando en el tema porque la Real tiene entrenador, lo está haciendo bien y hay que apoyarle. El día que no lo tenga, ya saben que estoy preparado.
¿Qué le ha parecido la temporada de la Real?
-He tenido la sensación de que podía haber hecho algo más. No ha sido regular a lo largo del año. Seguro que ha habido factores que no conozco y que no han ayudado. La plantilla era buena, equilibrada con recursos. Invirtieron mucho, era la plantilla más cara. Hubo mucha irregularidad en la línea de resultados, con exhibiciones incluidas en días importantes. La Real no ha podido hacer grandes cosas, pero siempre firma dos o tres partidos muy buenos ante grandes rivales como Madrid o Barcelona. Recuerdo ahora la derrota ante el Getafe en casa... hay que saber cómo ganas y cómo pierdes. Lo que no se puede es perder por falta de actitud, de ganas, de creer... Si el contrario tiene más calidad o juega mejor o dispara desde 40 metros a la escuadra, puede pasar y puedes perder contra el último. Pero uno no puede ser volátil en la actitud. En mis equipos siempre he dicho lo mismo a los jugadores: todos los partidos son como los primeros que juegan, o el último, si no están a la altura que yo quiero. Se los tienen que tomar todos como si fueran finales. Los entrenamientos están bien para mejorar todos los días, tengas la edad que tengas. Yo cultivo estas cuestiones, pero que son fundamentales para ser competitivo.
Una parte de la afición exige más carácter y se acuerda de usted cuando hay relevo en el banquillo de la Real. ¿Le falta garra a este equipo?
-Mi Real jugaba y también rascaba. Los jugadores de ahora me parecen buenos chicos y profesionales, con calidad, pero también creo que pueden aumentar la agresividad. Y la afición de la Real es fantástica, conmigo siempre se ha portado fenomenal.
En ella hay una enorme mayoría que piensa que era buenísimo pero que pudo dar más.
-El último año, el segundo, yo quería ir a más, pero notaba que algo nos frenaba. Tenía 26-27 años y yo ambicionaba algo más, ya que venía del Sporting donde había conseguido varios títulos. No había jugado la Champions... Yo quería algo más, ser más ambicioso, y sentía que no era posible que la Real tuviera las cuentas al día e invirtiera mucho dinero. Por eso me fui. A Luis Uranga le dije que le quería, que quería mucho a la Real. Me habían ofrecido al renovación y todo, pero yo necesitaba más y en ese momento todavía podía recuperar parte del dinero que había invertido en mi contratación. Respeto su línea, pero creo que tenía miedo a invertir.
Ahora muchos piensan que también le falta ambición.
-Pero luego han pasado tres años y fueron a la Champions y casi ganaron la Liga. Se puede creer, no es fácil, pero ahí está el ejemplo del Leicester. Lo que sucede es que eso en la Liga es casi imposible. Lo que hay que hacer es creer siempre más.
En Anoeta trabajó a las órdenes de Krauss y de Clemente.
-Siempre sacas algo de todos. Uno era muy ofensivo con pocas preocupaciones defensivas, con muchos partidos y finalizaciones en los entrenamientos. Y Javier quería un fútbol más simple, más directo y vertical. Con mucha preocupación por el terreno defensivo. Clemente tenía mucho carácter y yo también lo tenía y a veces chocábamos, pero es normal si no se cruza la línea. Le decía lo que pensaba, pero nos respetábamos y nos queremos mucho. Era majo y cachondo, generaba un buen ambiente.
¿Con qué postales se queda de sus tres años en la Real?
-Algunos partidos europeos, y ganar un derbi en el que marqué gol y me puse la txapela. El derbi vasco es precioso con las aficiones viviéndolo juntos en la grada. Mi primer gol fue muy emocionante después de un año parado. Luego hubo momentos muy buenos como partidazos contra el Madrid o Barça, y goles bonitos. Me acuerdo que Roberto Carlos dijo en la prensa que le había matado. Un choque en el Bernabéu en el que me hicieron un penalti increíble. A Kovacevic ya le serví algunos goles que le ayudaron a ir a la Juventus. Éramos una familia, nos llevábamos muy bien todos.