El camino está claro
Giras estadounidenses al margen, la Real cerró ayer en Mestalla una temporada para olvidar. Lo que mal empieza mal acaba, y esto arrancó el 4 de julio con Moyes a los mandos. Había una campaña entera por preparar, pero al escocés le pareció oportuno aterrizar en Donostia el día 3 por la noche. Premonitorio. Como también lo fueron las sesiones físicas a las que se sometieron los futbolistas en Austria a las órdenes de un tal David Billows, más propias del servicio militar que de un equipo de Primera. Lesiones musculares todo el año. Lógico.
Luego, en agosto, se puso de moda una palabra con la que, mucho me temo, nos van a volver a dar la matraca. Fichar. Hay que fichar aquí. Hay que fichar allá. Diez meses después coincidimos todos en que Aritz, Oyarzabal y los goles de Agirretxe han supuesto la mejor noticia de la campaña. Pues eso. Y fichar fichamos, ¿eh? Y no vinieron malos jugadores, ¿eh? Pero fichar nunca es garantía de nada. El problema estaba en el fútbol, en la idea. Y esta no existía. Nueve puntos sobre 33, y media temporada hipotecada.
En esas llegó Eusebio. Aportó normalidad. Dio valor a su plantilla. Y le regaló también un estilo, una línea a seguir. El equipo mantuvo firme el rumbo fijado, una marcada apuesta por el juego posicional, hasta la derrota de Gijón, que hizo mucho daño. Desde aquel 5-1, la Real se adaptó más al rival, fue de alguna manera más pragmática. Y ganó puntos. Aunque perdió ciertas dosis de identidad. Consiguió con antelación los puntos necesarios para salvarse. Pero, lejos de ser reconocible como en diciembre y enero, se convirtió en una escuadra imprevisible en cuanto a propuesta. Mala cosa. Porque los procesos deben tener una base sólida, algo en lo que apoyarse. Las últimas jornadas aportan luz a este respecto, con la reaparición de Zurutuza, la recuperación para la causa de Markel y el papel de Illarramendi como interior. Con ellos, el equipo es distinto al que proponía el entrenador cuando llegó. Más intenso. Más auténtico. Más Real. Aprendamos de todo. El camino parece claro.