El guion de la frustración
la real vuelve a protagonizar la trayectoria más decepcionante al empezar fatal, recuperarse en el ecuador, y no estar a la altura a la hora de la verdad
Nadie tiene la receta que asegure el éxito. Pero dos de las máximas que buscan todos los equipos a la hora de planificar el guion de su temporada se basan habitualmente en comenzar y acabar bien. Justo lo contrario de lo que ha hecho la Real en estas dos últimas temporadas.
En verano nos cansamos de escuchar a los blanquiazules repetir lo importante que era arrancar con buen pie el campeonato. Desgraciadamente, salvo el primer año tras el ascenso de 2010 con Martín Lasarte, el conjunto txuri-urdun acumula ya un lustro de salidas fallidas.
En este curso, con David Moyes aún al frente del equipo, los donostiarras solo sumaron nueve puntos en las diez primeras jornadas. A esto hay que sumar la raquítica cantidad de puntos que han logrado en las últimas ocho jornadas, con solo siete a falta de los dos partidos que le quedan por cerrar el campeonato, ante un Rayo que se jugará la vida en Anoeta, y en un duelo intrascendente en Mestalla entre probablemente las mayores decepciones de esta Liga.
El resumen en cifras es que la media de puntos por partido en los primeros diez encuentros es de 0,9 y en los ocho últimos, de 0,7. Sin embargo, en las 18 etapas centrales de la competición han conseguido 26 puntos, lo que significa un buen promedio de 1,44.
Los registros son aún peores que los del curso anterior, cuando el mal comienzo de los de Arrasate, con solo seis puntos en las diez primeras jornadas, que suponen una media de 0,6 puntos, y un pobre sprint final con 10 puntos en las últimas diez citas, con la media de uno por encuentro. En las 18 estaciones centrales, ya con cambio en el banquillo tras la llegada de Moyes, los guipuzcoanos lograron 30 puntos, lo que acreditó un respetable promedio de 1,66 por comparecencia.
En lo que respecta a sensaciones, para una afición hay pocas cosas más duras que tu equipo se meta en problemas de salida y se aleje de todas las metas ilusionantes fijadas en verano. Por si fuera poco, en el ecuador de la competición logra reaccionar, competir cerca del nivel esperado e incluso llegar a colocarse en una situación ideal para encarar el sprint final en la ola buena y con una confianza en teoría superior a la del resto de aspirantes. Y justo en ese momento, en el instante en el que se encaraba la fase decisiva de la Liga, obviedad que se le adjudicó al malogrado Luis Aragonés, vuelve a las andadas, desempolva del armario las malas sensaciones y el pésimo rendimiento, y se aleja de cualquier sueño mínimamente ilusionante con una media de puntos cercana a la del descenso.
Es decir, el cúmulo de las dos circunstancias no hace más que confirmar, una vez más, que esta plantilla no ha estado a la altura en la hora de la verdad. Cuando se acabaron los amistosos y comenzó a competir, y en el sprint final, en el momento en el que se espera a los más grandes.
El problema es que un mal cierre del curso se puede convertir en una piedra incómoda para el inicio del curso que viene. Y de eso pueden dar fe tanto Arrasate como Moyes, quienes, tras dejar un mal sabor de boca en los epílogos de sus campañas, vieron cómo la dirección deportiva les destituía a los pocos meses de la competición.
Lo decía ayer Javi de Pedro en la Cadena Cope: “Si Eusebio sigue jugando así, yo ya he hecho mi apuesta. No llega a noviembre”. La Real está sembrando de minas un nuevo arranque de ejercicio. Y eso ya es el futuro, con el sonado fracaso de la presente temporada aún en marcha...