aunque para la gran mayoría que no tiene un argentino en su vida ha podido pasar inadvertida, la liga de este país ha sufrido este año una radical transformación. De los 20 equipos que venían compitiendo tradicionalmente en su primera división se ha pasado a un formato de 30, lo que motivó que en el anterior campeonato ascendieran de la categoría inferior la friolera de 10 clubes. Muchos de ellos, por poner un ejemplo como el Aldosivi, nunca habían estado ni cerca de lograr ascender a la elite, por lo que imagínense la que se pudo formar en Mar de Plata, una ciudad que jamás había contado con un representante en una división formada en su gran mayoría por conjuntos de las diferentes barriadas de Buenos Aires.
Para rizar el rizo, la federación, cuyo objetivo es ir reduciendo año tras año el número de participantes, tuvo la curiosa idea de organizar una jornada de derbis para que se disputaran un total de 30 fechas. Es decir, los equipos se enfrentan una vez a todos sus adversarios, menos a su eterno rival, contra el que jugarán en dos ocasiones. Una, cuando dictamine el calendario, y la otra en el fin de semana de los derbis que tuvo lugar hace un par de semanas. Por supuesto, el plato estrella para la mayor parte del país y del exterior fue el River-Boca, pero también se disputaron los clásicos San Lorenzo-Huracán, Rosario Central-Newell’s, Estudiantes-Gimnasia La Plata, Independiente-Racing, Colón-Unión de Santa Fe, Defensa y Justicia-Arsenal, Nueva Chicago-Argentinos Juniors, San Martín de San Juan-Godoy Cruz, y Lanús-Banfield.
El resto de conjuntos sin pareja por ausencia de un contrario de máxima rivalidad, sea por geografía, sea por eternas disputas clasificatorias, se quedaron emparejados por sorteo. Debió ser frustrante para ellos, sin duda, tener que ver cómo el resto de equipos afrontaban uno de los fines de semana más apasionantes del curso, mientras ellos se enfrentaban a un contrincante rutinario más, en un duelo sin connotaciones especiales. Imposible no acordarse del Athletic y de sus aficionados y futbolistas más osados que no dudan en tratar de ofendernos aduciendo que su derbi es contra el Madrid. No estaría mal organizar una jornada así en la Liga para quitarles la careta y comprobar el ridículo que harían.
Siempre he vivido con pasión el fútbol y el sentimiento txuri-urdin. Me encanta la rivalidad con el Athletic y tenerle como máximo adversario. No me importa que me llamen giputxi (es más, me siento muy orgulloso de serlo), ni acomplejado ni envidioso, como les gusta menospreciarnos. En el fondo me pone y me entretiene mucho. No hay nada que más me divierta que una buena conversación con aficionados rojiblancos de bien, mojada en unas buenas birras, y debatiendo entre piques y vaciles que solo buscan generar unas carcajadas. Dos de las mejores personas que he conocido y a las que más respeto en el mundo del fútbol son dos iconos zurigorris, Iñaki Sáez y Txetxu Rojo. Y puedo reconocer sin ningún problema que tengo muchos amigos vizcainos y, por supuesto, del Athletic. Siempre he entendido y vivido así el que para mí es el mejor derbi del mundo, el vasco, por rivalidad geográfica y clasificatoria sobre todo en mis 40 años de vida. Y el que no lo quiera ver así, peor para él.
Es por todo esto que no me fío de lo que pueda suceder esta noche. Un año más me parece que la plantilla realista tiene bastante más calidad que la del vecino, pero sigo sin entender los motivos por los que son ellos los que han disputado cuatro finales en los últimos años. La diferencia estriba en su capacidad para no creerse menos que nadie y en competir siempre al máximo. Siempre son los 90 minutos de todos los partidos. Encima se presentan en Anoeta con piel de cordero, con su habitual “todos somos hermanos” por bandera y con quejas arbitrales...
Esta edición del derbi está marcada por dos temas. El primero, la larga lista de realistas que han dicho no a las millonarias propuestas del Athletic. Y segundo, que por primera vez desde que tengo uso de razón, la Real cuenta con una plantilla casi tan cara como la de su eterno rival (la tabla del límite salarial lo confirma), que parece que esta vez le superará en presencia de canteranos en su once. Otro dato más que confirma el favoritismo de una Real cuya actitud ante los bilbainos nunca falla.
Pero insisto, inevitable no imaginar la respuesta de los rojiblancos ante una hipotética jornada de derbis como en Argentina: “Perdón, que nosotros deberíamos jugar contra el Madrid...”. Son muy divertidos, en eso sí que nos ganan. A por ellos.