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El beaterio: En medio de la pasión... sosería

El beaterio: En medio de la pasión... soseríaFoto: M.R.

¡qué raros son estos días en los que anda todo el mundo medio desperdigado! Incluso uno mismo cambia sus habituales rutinas, como quien dice, sin moverse de casa. Cuando te plantan un partido en mitad de tanto festivo encadenado y te impiden los proyectos, no cabe otra que montarse un humilde plan y hacerlo del mejor modo posible.

El jueves decidí aprovechar el soleado día para desplazarme a Oiartzun y seguir el partido del equipo de casa frente al Berio. Aprovecho estos envites para saludar y charlar con gente que no veo hace tiempo y que comenta cosas y ofrece un punto de vista que ayuda mucho a valorar situaciones.

La tarde de ese día dispuso de un segundo tiempo. Nos citamos en Gal para comprobar el estado de la cuestión en el Real Unión-Leioa que los dos entrenadores y los dos equipos convirtieron en partido táctico. Se da por bueno, si los puntos se quedan en casa y coges moral para afrontar una final como la que le espera al equipo de Aitor Zulaika frente al Castellón en la lucha por la Copa RFEF.

No solo de fútbol vive el hombre, sino también de aquellos platos que compartes alrededor de una mesa. Como tarde no era y prisa no teníamos, se alargó la sobremesa. En torno a los cafés surgió el asunto de los chinos, del patrocinio prolongado y de los grandes proyectos que esperan a todos. Lejos de mirar mucho hacia el futuro, nos fijamos en cuestiones del pasado.

Si peinas canas y rebobinas, comprobarás de qué modo ha cambiado el cromo. China hace no mucho tiempo era un imposible. El comunismo, Mao, las distancias, los rojos. Tantas cosas que la política al uso, el pensamiento y las derivas convertían en utopía cualquier convivencia con aquellas gentes y su mundo. Negativa rotunda que incluso se acuñaba en dichos como Nanay de la China o Naranjas de la China.

Recordad aquellas canciones infantiles que entonábamos? “Soy un chino capuchino mandarín”. Pudiéramos seguir con otras muchas referencias. Cuento esto para entender cómo ha cambiado el mundo en poco tiempo. Hace dos décadas era impensable que un presidente de la Real fuera recibido allí y que se montara una fiesta llena de músicas y colores para presentar un acuerdo de patrocinio por cinco temporadas que todas las partes califican y valoran positivamente. Esa es la reflexión que globaliza y derrumba fronteras. Política, cultural y religiosamente somos muy distintos, pero? las puertas se abren cuando hay voluntad de hacerlo. Los acuerdos comerciales y los intercambios se hacen hueco como el pan de cada día. A eso también tenemos que acostumbrarnos. Incluso que un día, como sucede en otros pagos, Anoeta cambie de nombre para llamarse vaya usted a saber cómo o que en las filas realistas juegue un futbolista chino y de apellido cortito.

Mientras tanto, la plantilla al completo se desplazó a Málaga para jugar un partido ante un equipo que ocupa la plaza con la que se sueña. Moyes debió entender que era razonable juntarse, convivir en un sitio con sol y no desperdigarse en estas jornadas de despiste, máxime cuando en un par de días tenemos otro partido complicado en el Manzanares, y a la vuelta de la esquina la visita del Depor. Semana de tres partidos, compleja, que se inicia con un empate, gracias al golazo de Rubén Pardo que fue lo mejor del partido. Tanto que sirvió para nivelar la contienda y afrontar el futuro inmediato con más calma. El partido no fue maravilloso y el juego brilló por su ausencia.