donostia - La convocatoria de Antoine Griezmann para la selección absoluta francesa era un secreto a voces. Coincidiendo con la semana de la publicación de la lista de Deschamps, L'Équipe Magazine dedicó el pasado sábado la portada y ocho páginas al realista en las que revela algunas cuestiones poco conocidas aquí.

Griezmann reconoce que le gusta coleccionar camisetas de rivales y que una de las joyas de su muestrario son unos pantalones que le regaló Zidane cuando estaba de recogepelotas en Anoeta. La entrevista está hecha en casa del jugador y a la misma asiste Olhats, que recuerda sus lágrimas cuando fue sancionado: "Antoine sabía que había hecho una tontería. Tenía que asumirlo. No era cuestión de hacer preguntas sino de aceptar la sanción. Hablamos entre adultos".

Griezmann aprendió rápido la lección e hizo un esfuerzo suplementario para encauzar su carrera. Entre otras cosas borró de su menú las hamburguesas y pizzas que se solía comer tras los entrenamientos y también las siestas: "Perdí cuatro kilos solo con cambiar de hábitos de vida. Me siento más ligero, más vivo, más rápido".

Jagoba Arrasate confirma también su indudable transformación: "Se ha convertido en un jugador más vivo. Ya era uno de sus puntos fuertes, pero ahora llega a los finales de partido sin perder jamás intensidad. Es más profesional".

El padre de Antoine, Alain, afirma que su hijo siempre ha vivido por y para el fútbol: "Es un enamorado del balón. Su abuelo materno fue jugador del Paços de Ferreira. No era cuestión de rendirse cuando clubes importantes no le cogían por considerarle demasiado frágil, yo ya no creía demasiado. Incluso fui escéptico cuando fue a probar con la Real. Tenía 13 años y nos convenció para que le dejáramos ir. Viajamos y tomamos todas las precauciones para que Antoine se sintiera bien acomodado antes de decir que sí". Cada vez que visitaba a sus padres en Macon, la hora de partir se convertía en un drama para todos. Camino del aeropuerto su padre, al verle con los ojos enrojecidos, siempre le hacía la misma pregunta: "¿Damos la vuelta?" La respuesta se repetía: "No".

El artículo destaca la devoción de Griezmann por David Beckham: "Admiraba y me gusta todavía, su elegancia dentro y fuera del campo. Su extraordinario golpeo. Y después, qué clase. Siempre que le solicitan está disponible, sonriente". Griezmann lleva el 7, como el inglés en el United, y siempre juega con camiseta larga, sea cual sea la temperatura. Además luce un fino bigote y tiene muchos tatuajes. El brazo derecho es un culto a la Virgen María: "Tengo la leyenda Haz de tu vida un sueño y de tu sueño una realidad. También tengo el Cristo Redentor del Corcovado, pero no es por el Mundial. Por debajo me queda espacio, igual me tatúo las favelas.... En los dedos tengo hope (esperanza)".

Griezmann sabe que con Ribéry en la izquierda, su objetivo es el flanco derecho: "Estoy cómodo en todo el ataque. Desde la derecha puedo desbordar y centrar con la diestra, y buscar hacia dentro para disparar con mi pierna buena. Parecido a lo que hace Robben". Arrasate lo corrobora: "Es un jugador de ruptura. Marcado por el patrón español: con toque y busca paredes. Sus disparos son precisos y su remate de cabeza devastador por su timing perfecto. Le necesito también en el área. En realidad me gustaría tener a dos Griezmann".

El realista, sin embargo no tenía tan claro que le fueran a llamar: "No me lo creeré hasta que Deschamps diga mi nombre".