LA catedral donostiarra del Buen Pastor se quedó ayer pequeña para albergar el funeral en memoria de José Luis Orbegozo, ex presidente de la Real Sociedad fallecido el pasado domingo a los 80 años de edad. Personalidades de todos los estamentos del fútbol y del entorno txuri-urdin se dieron cita a las 19.30 horas para decir adiós al que todos consideran el mejor dirigente de la ya centenaria historia del club.

Durante los minutos previos al acto oficiado por el párroco, Bartolomé Auzmendi, el goteo de asistentes que llegaban al Buen Pastor fue constante. La familia de Orbegozo, con la viuda Elena Laborde a la cabeza, y sus hijos Joseba, Mikel y Elena, esperaban en el interior de la Catedral, aguardando el inicio de una ceremonia a la que no faltó la Real Sociedad en pleno. El Consejo de Administración al completo, encabezado por Jokin Aperribay, así como la primera plantilla de jugadores y el cuerpo técnico estuvieron presentes. Además, también representaron a la entidad txuri-urdin su gerente, Iñaki Otegi, el director deportivo, Lorenzo Juarros, y el secretario técnico, Javi Pérez.

Por supuesto, al homenajearse a un dirigente que presidió el club entre 1967 y 1983, numerosos agentes del pasado del club quisieron acercarse al Buen Pastor para acompañar a la familia de Orbegozo y a sus allegados. Asistieron los ex presidentes Iñaki Alkiza, Luis Uranga, Miguel Fuentes, María de la Peña, Juan Larzabal e Iñaki Badiola. También estuvieron presentes varios ex directivos, como Juan Ramón Esnaola (de la etapa del propio Orbegozo), Manolo Malvido, José Luis Barrenetxea e Iñaki Gabilondo (de la era de Astiazaran), Asier Laskibar (estuvo en el Consejo con Fuentes), o los miembros del equipo de Badiola Álex Naya, Juanjo Bueno, Fernando Antúnez, Martín Arregi y Beatriz Ugarte, esposa de Mikel Orbegozo, hijo de José Luis.

En el apartado de ex jugadores se acercaron a la catedral diversos miembros del equipo campeón de las dos Ligas. Pudo contemplarse a Inaxio Kortabarria charlando largo y tendido con Roberto López Ufarte, además de a Jesús Mari Satrustegi, a Periko Alonso junto a su mujer, a Salva Iriarte, a Juan Antonio Larrañaga, y a Jesús Mari Zamora, que mantuvo una extensa conversación con el ex portero del Athletic José Ángel Iribar. Otro mítico guardameta, Luis Arconada, acudió para recordar a Orbegozo, acompañado de Alfonso Benito, presidente de Anoeta Kiroldegia. Como es lógico, tampoco faltaron futbolistas de otras épocas, como José Miguel Olano, José Mari Martínez, Pela Arzak, Alberto Gorriz, José Ramón Eizmendi (que entrenó a la Real y ahora es el segundo de Gonzalo Arconada en el Numancia), Marco Antonio Boronat o José María Castivia, presidente de la Asociación de Veteranos de la Real.

Formando parte del grupo de personas que en su día pertenecieron a la Real Sociedad tampoco faltaron los técnicos Javier Expósito y Miguel Etxarri, así como dos de los administradores concursales que cesaron en sus funciones la semana pasada, Cristóbal Mañero y Antton Ibargutxi. Mientras, la Federación Guipuzcoana de Fútbol estuvo representada por su presidente, Juan Luis Larrea, y por su secretario, Patxi Gabilondo.

No quisieron perderse el funeral Celia Esnaola, viuda de Alberto Ormaetxea, María Luisa Martínez, viuda de Genaro Zelaieta, y la viuda de Isaac Albeniz, mítico chófer del club que antaño guiaba el autobús txuri-urdin con motivo de todos los desplazamientos del primer equipo y del Sanse. Asimismo, le dio un toque de nostalgia a la tarde la presencia de Ritxi, el antiguo utillero de la plantilla

Destacó la nutrida presencia de representantes del presente y del pasado del Athletic Club de Bilbao. Asistió su presidente, Fernando García Macua, así como su director general, el guipuzcoano Jon Berasategi. Tampoco faltaron los ex máximos dirigentes Pedro Aurtenetxe y José Julián Lertxundi.

La sociedad guipuzcoana también estuvo presente. Pudo verse en el Buen Pastor a Xabier Ezeizabarrena, concejal en Donostia por el PNV, o al cocinero del restaurante Casa Nicolasa José Juan Castillo. El gremio de los medios de comunicación del territorio estuvo representado por Iñaki Sagastume, secretario de la Asociación de la Prensa Deportiva de Gipuzkoa, y por profesionales que cubrían la información de la Real con Orbegozo de presidente, como Gorka Reizabal.

Todos ellos asistieron a una emotiva ceremonia, que se prolongó por espacio de cerca de una hora, y cuyo punto culminante llegó durante sus minutos finales, cuando Mikel, hijo de José Luis Orbegozo, subió al altar para cantar un bertso dedicado a su aita y escrito la víspera. La emoción le embargó y pudo terminar de recitarlo a duras penas, pero se llevó una tremenda ovación cuando lo finalizó lanzando un beso al cielo. Los acordes del Txuri-Urdin de Ricardo Sabadie sirvieron de epílogo a un funeral emotivo, sencillo y humilde, hecho a la medida del a partir de ahora por siempre recordado José Luis Orbegozo. Goian bego.