El proyecto con el lema 'La base y la cruz', elegido este martes por un jurado como ganador del concurso internacional convocado por el Gobierno para resignificar el Valle de Cuelgamuros, antiguo Valle de los Caídos, eliminará la escalinata de acceso a la basílica y creará un centro de interpretación.

El ganador, elegido por unanimidad entre los diez proyectos finalistas, ha sido anunciado en una comparecencia ante los medios por el secretario general de Agenda Urbana, Vivienda y Arquitectura, Iñaqui Carnicero, junto a otros miembros del jurado.

"Se da más protagonismo a la naturaleza que a la arquitectura y se rompe la axialidad que tanto había caracterizado este monumento para producir una gran sombra, una grieta que facilita el encuentro, que invita al diálogo y a una visión más plural, más democrática", ha explicado.

La identidad concreta de los ganadores del concurso será desvelada a lo largo del martes, ya que hasta ahora no ha sido posible saberlo al tratarse de un proceso anónimo.

El jurado lo integran miembros del Gobierno, un representante de la Iglesia católica y profesionales de prestigio, como la artista española Cristina Iglesias y el arquitecto británico David Chipperfield, que ha destacado el nivel de todos los finalistas y la complejidad de la decisión que tenían entre manos, al ir "más allá de los simples términos de la arquitectura".

La gran cruz seguirá en el Valle

El cambio más visible que experimentará Cuelgamuros con el proyecto ganador será la eliminación de la escalinata vertical que da acceso a la basílica y la construcción en su lugar de un soportal a los pies del templo, semejante a una gran grieta horizontal que se extenderá de lado a lado por toda la explanada del recinto.

Los visitantes podrán acceder por debajo de este soportal a un vestíbulo circular con el techo descubierto que permitirá acceder tanto a la basílica (ubicada de frente) como al nuevo centro de interpretación (en los laterales).

La creación de este centro de interpretación era uno de los elementos previstos en el concurso convocado por el Gobierno para resignificar el Valle de Cuelgamuros, en aplicación de la Ley de Memoria Democrática.

En el exterior del recinto permanecerá la gran cruz de piedra de 150 metros de altura, cuyo derribo nunca fue contemplado por el Gobierno, al considerarlo un elemento fundamental para dejar constancia del origen de este gran monumento franquista, donde hasta 2019 permaneció enterrado el dictador Francisco Franco.

Por su parte, la basílica seguirá destinada al culto y en su interior no habrá grandes cambios, más allá de la instalación de algunos paneles para resignificar el lugar.

Las obras comenzarán en 2027

Las obras para transformar Cuelgamuros comenzarán como pronto en 2027 con un plazo de ejecución previsto de cuatro años y el Gobierno destinará 26 millones de euros, a los que hay que sumar otros 4 millones que el proyecto ganador del concurso recibirá en concepto de honorarios.

La intención del concurso, como explicó en su día el propio Gobierno, es recuperar este enclave desde un punto de vista arquitectónico y paisajístico, y convertirlo en una herramienta al servicio de la memoria democrática y la conciliación, siguiendo el ejemplo de otro tipo de intervenciones, como el monumento al Holocausto de Berlín.

En la actualidad, sigue habiendo más de 33.000 cuerpos de víctimas de ambos bandos de la Guerra Civil en el Valle de Cuelgamuros, lo que convierte a este enclave de la localidad madrileña de San Lorenzo de El Escorial en la mayor fosa común del Estado.