Las fichas de dominó del ciclo electoral empiezan a caer con la duda de Sánchez
Extremadura abrirá el melón de las urnas el 21 de diciembre. Castilla y León, Andalucía y Aragón calientan en el banquillo con la incógnita de las generales
La presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, había avanzado que apretaría el botón nuclear del adelanto electoral una vez se confirmó que PSOE, Vox y Unidas por Extremadura iban a presentar sus respectivas enmiendas a la totalidad al proyecto de presupuestos planteado por su Gobierno para 2026. Sin embargo, la propia dirigente del PP se adelantó y el pasado 27 de octubre, un día antes del pleno donde se preveía que la legislatura iba a implosionar, decretó la apertura de los colegios electorales el 21 de diciembre.
Ello supuso el primer aldabonazo de un ciclo electoral que se preveía inminente y que afecta solo a comunidades autónomas gobernadas por el PP... con el permiso de Pedro Sánchez y la siempre cuestionada legislatura en el Estado español, ahora más sobre el alambre que nunca tras el portazo de Junts a la negociación con el PSOE, por lo que considera incumplimientos reiterados de los acuerdos suscritos en Bruselas en noviembre de 2023.
El anuncio del adelanto electoral en Extremadura se produjo el mismo día en que el partido de Carles Puigdemont rompió la baraja tras una reunión de su cúpula en Perpignan. Ello propició que el PP estatal aprovechara la decisión de Guardiola de sacar las urnas a la calle para presionar a Sánchez y reclamarle que tomara ejemplo y adelantara las elecciones. Desde el PSOE y Moncloa insisten en su intención de agotar este cuatrienio pese a que los Presupuestos del Estado del año próximo no tienen excesivos visos de salir adelante, en una legislatura por ahora en blanco en este sentido.
Que los comicios en Extremadura ya tengan fecha fijada dio a su vez al traste con una posibilidad con la que se había especulado semanas atrás, la celebración de un superdomingo electoral que uniera los destinos de Castilla y León, Extremadura y Aragón. Por el momento, la región que gobierna Alfonso Fernández Mañueco tiene su horizonte electoral fijado el próximo marzo. En cuanto a Aragón, sufre el mismo problema que Extremadura, el atasco de sus presupuestos merced a las trabas de su antiguo socio, Vox. Su presidente, el también popular Jorge Azcón, se resiste por ahora como gato panza arriba a decretar un adelanto de los comicios en su tierra.
El pecado original de esa inestabilidad a nivel autonómico reside en la decisión del partido de Santiago Abascal, adoptada el 11 de julio de 2024, de romper los gobiernos que compartía con el PP y pasar así a la oposición, una vez los de Feijóo aceptaron la distribución de los menores migrantes no acompañados por comunidades de todo el Estado, una línea roja para la formación de ultraderecha. Ello afectó a Castilla y León, Aragón, Comunidad Valenciana, Murcia y Extremadura, así como Baleares, donde Vox no formaba parte del ejecutivo pero lo apoyaba desde fuera.
En la Junta de Andalucía, Juanma Moreno goza de la mayoría absoluta que logró en los comicios adelantados del 19 de junio de 2022, la primera de su partido en esa comunidad. Ello significa que toca celebrar elecciones a medio plazo, en junio de 2026, aunque en los últimos tiempos las calles de Andalucía se han convertido en un clamor pidiendo que abandone el cargo. La crisis de las miles de pruebas de cáncer de mama no comunicadas o no realizadas es lo suficientemente grave como para volver a ganar decibelios tras perder foco en una actualidad especialmente convulsa.
Sustituto de Mazón
La idea con la que llegó a coquetear el PP de convertir estas citas con las urnas en un plebiscito para Pedro Sánchez, o lo que es lo mismo, en una primera vuelta de las elecciones generales, se administrará por tanto en pequeñas dosis, como un goteo, no de golpe. La concentración de elecciones no estaba exenta de peligro para los intereses de los populares por la visibilidad extra que podría dar a Vox, que está protagonizando un crecimiento sostenido en las encuestas, también en Valencia.
El de la Comunidad Valenciana es a todas luces un caso particular con sus propias claves. Tras el año de calvario que ha supuesto la permanencia en el cargo del president de la Generalitat, Carlos Mazón, cuestionado hasta unos niveles difícilmente soportables por su dejación de funciones durante la dana que provocó 229 fallecidos en esa provincia, el pasado lunes anunció de forma ambigua que dejaba el cargo. En una comparecencia en la que se victimizó, cargó contra Moncloa e ignoró a las verdaderas víctimas, las de las inundaciones mortales, evitó la opción del adelanto electoral. Esa posibilidad asomaría en el horizonte en el caso de que PP y Vox no acordaran el nombre de un sustituto para Mazón como jefe del Consell. A Vox le interesa por ahora alargar los plazos para seguir creciendo en proyección electoral, una posición, la de ganar tiempo, en la que también se encuentra Mazón.
Cualquier movimiento en el tablero político actual se analiza con lupa, más si se trata del veredicto de los ciudadanos en las urnas, y sin duda se hará una proyección a nivel estatal. Ya sí se puede decir que todos los partidos están en campaña.
Otros partidos
PSOE
Gallardo, candidato. El adelanto electoral en Extremadura ha situado al PSOE en una situación paradójica, la de tener que confiar en su secretario general en la región, Miguel Ángel Gallardo, como su candidato pese a estar investigado por tráfico de influencias y prevaricación por colocar al hermano de Pedro Sánchez, David Sánchez, en la Diputación de Badajoz. El partido no ha tenido margen para celebrar primarias de cara a elegir a su cabeza de cartel y ha optado por Gallardo, cuyas opciones cotizan a la baja en las encuestas que están publicando diversos medios. El dirigente regional dilapidó buena parte de su crédito cuando, en el momento en que este caso empezó a coger velocidad en los juzgados, protagonizó un aforamiento exprés para tratar de blindarse ante la justicia, a pesar de que se había comprometido a no hacerlo.
Sumar
Izquierda alternativa. Las diferencias entre Podemos y Sumar han vuelto a aflorar en este clima preelectoral, y mientras los de Yolanda Díaz pedirán el voto para Unidas por Extremadura –coalición formada por Podemos e IU– aunque no se integren en sus listas, la formación morada exige a IU romper con Sumar en el resto de comicios autonómicos. El pasado lunes, el secretario de Organización de Podemos, Pablo Fernández, retó a IU a escoger en los futuros comicios autonómicos, como en Andalucía o en Castilla y León, entre configurar alianzas electorales con su formación u optar por mantener el “experimento” de Sumar, que calificó de “fracaso” y que a su juicio es “perjudicial” para la izquierda alternativa al PSOE.
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