La imagen del Gobierno vasco arrastrando los pies en un estado de languidez e improductividad hasta el final de la legislatura no se va a producir. El Parlamento Vasco cerrará el año con un ejercicio de hiperactividad legislativa. Aprobará durante el pleno del jueves de la próxima semana un total de seis leyes, según las previsiones que manejan las fuentes consultadas por este periódico a falta de que se cierre el orden del día. Algunas de ellas son estratégicas por el valor político que les ha concedido el Ejecutivo de Iñigo Urkullu. En concreto, verán la luz las leyes de Educación, Empleo, Instituto Vasco de Finanzas, Protección de Datos, la Ley reguladora del régimen de Subvenciones y, relacionada con esta última, la normativa para combatir la deslocalización de empresas. Este superpleno, al que seguirá un día después la aprobación de los Presupuestos para 2024, permite al Ejecutivo cerrar el año por todo lo alto y, sobre todo, permite a Urkullu desactivar un flanco de desgaste para los jeltzales: la lectura de que su mandato ha entrado en los “minutos de la basura”, como decía Arnaldo Otegi, desde que se conoció que no repetirá como candidato a lehendakari en las elecciones del año que viene.

La otra ley clave que había destacado con subrayador el lehendakari en su agenda es la de Transición Energética y Cambio Climático, que también parece aproximarse a la pista de aterrizaje tras unas semanas de incertidumbre sobre su fecha de aprobación. El objetivo de la consejería de Arantxa Tapia es que el Parlamento la apruebe en febrero, y EH Bildu ha dejado caer este jueves que podría habilitarse alguna jornada de enero para trabajar en ella. Por ahora, es un hecho que el Gobierno vasco quiere negociarla con la coalición abertzale, y que la oposición ha decidido no presentar enmiendas a la totalidad para no retrasar los trámites.

EH Bildu puso ayer sobre la mesa 115 parciales. Aunque la coalición fue muy crítica y dejó caer que el proyecto merecía ese rechazo, al mismo tiempo justificó su decisión en la necesidad de agilizar la tramitación y abrir, si se tercia, el Parlamento en enero. Esta posibilidad no la confirmaron fuentes del PNV, centrado en alcanzar un acuerdo con Bildu. Están dispuestos a negociar sobre los ejes que mencionó Mikel Otero desde Bildu, aunque PNV y PSE tengan mayoría absoluta. Otero pidió que la ley fije objetivos claros de reducción de emisiones para 2030, que en la planificación participen un comité de expertos y un consejo social, que se fije un mínimo presupuestario del 2,5% para estas acciones, un fondo de compensación para los sectores y comarcas afectados, y un canon para sufragar esas acciones de compensación para los afectados por proyectos a gran escala, entre otras cuestiones.

Las seis leyes del jueves

Las leyes que se van a aprobar son estratégicas no solo para el PNV, sino también para el PSE, puesto que entre ellas se encuentra la de Empleo, una iniciativa de la vicelehendakari segunda, la socialista Idoia Mendia. Esta ley plantea novedades como que Lanbide se convierta en un ente público de derecho privado, con el objetivo de que quienes tengan una plaza en este organismo permanezcan en ella de manera estructural y puedan formarse y especializarse para mejorar la atención prestada. La aprobarán PNV y PSE con el rechazo de EH Bildu.

El mismo destino le espera a la Ley de Educación tras el descuelgue de la coalición abertzale, si bien Jokin Bildarratz sigue defendiendo que, con independencia de lo que vote Bildu, la ley también es suya porque recoge sus aportaciones. El debate público se ha centrado en los modelos lingüísticos, pero el PNV pondrá en valor que esta ley va mucho más allá y regula el sistema incluyendo a la concertada.

La Ley de Protección de Datos, por su parte, crea una autoridad vasca para investigar de oficio cualquier irregularidad en el tratamiento de los datos personales, la del Instituto Vasco de Finanzas regula el ente como institución de crédito, y la del régimen de subvenciones cuenta con un apartado que se debate conjuntamente sobre la deslocalización de empresas. EH Bildu presentó en su momento una proposición que tomaba como base la norma foral vizcaina de 2007, y la negociación ha dado de sí lo suficiente como para alcanzar un acuerdo entre PNV, PSE y EH Bildu que contempla la devolución de ayudas por parte de las empresas que cambien de sede para pagar menos impuestos o abaratar sus costes de producción.

¿Elecciones?

¿Qué quiere decir esta secuencia de acontecimientos y qué relación puede tener con la fecha de las elecciones? En Lehendakaritza no quieren hacer interpretaciones más allá de poner en valor el hecho de que estas leyes estaban encarriladas y es una buena noticia que vean la luz. El portavoz Bingen Zupiria anunció hace unas semanas que el lehendakari ha dado la consigna de encauzar las tareas pendientes a los grupos parlamentarios de PNV y PSE, que además tienen una mayoría absoluta suficiente. La oposición, sin embargo, lleva días deslizando que esto puede ser algo más: la traca final antes de adelantar las elecciones. 

Es cierto que, teniendo en cuenta las palabras del lehendakari y que ha condicionado la fecha de las elecciones a dejar el trabajo hecho, parece poco probable que la legislatura siga hasta junio en vista del trabajo que se ha cumplimentado ya. Pero también es verdad que oficialmente ni siquiera se ha confirmado ese extremo, ni que el mes elegido sea marzo o que ese mes sea la única alternativa (podría ser abril si la Ley de Transición Energética se va a febrero). 

Además, puede ser que la oposición agite la posibilidad de marzo porque la espera se le puede hacer larga. Esto es así porque esos grupos han proclamado ya a sus candidatos o están a punto de hacerlo y se les puede hacer eterna la espera hasta los comicios, mientras que los jeltzales tienen la consigna de centrarse en los compromisos pendientes, y no proclamarán a Imanol Pradales hasta el 27 de enero tras la consulta a las bases. De ahí que nadie dé por hecho que las elecciones serán en marzo. El lehendakari aún no se ha pronunciado y la decisión es suya. Y, si hay que tomar como guía su consigna de centrarse en el trabajo, es probable que anuncie la fecha en el último minuto.