El Gobierno vasco ha asistido con frustración a las críticas de la oposición por el desempeño de Osakidetza. Reconoce que la pandemia del coronavirus ha tensionado los servicios sanitarios a nivel mundial pero cree que, aun así, los datos hablan por sí solos y demuestran que Euskadi lidera la inversión a nivel estatal. Pero Iñigo Urkullu es consciente de que este es un foco de desgaste clave, y este jueves en el pleno de política general del Parlamento Vasco ha querido hacer autocrítica y trasladar el mensaje de que el propósito de mejora es sincero. En ese sentido, en la recta final de la legislatura, promete reducir en seis meses las listas de espera, unas listas que son el principal argumento que amenaza con lastrar la percepción ciudadana y con multiplicar el enfado que ocasiona conseguir citas a más de un mes vista.

La idea es recomponer lo que descolocó la pandemia, el principal mensaje que ha dejado Urkullu en este pleno que marca el inicio del curso político tras el verano, y que es la última gran cita parlamentaria antes de las elecciones previstas para el 9 de junio. “Optimizaremos recursos y trabajaremos codo con codo con las y los profesionales. Así, en seis meses, nuestro compromiso es recuperar los 65 días de demora media en intervenciones quirúrgicas, bajar de los 30 días de espera para pacientes oncológicos, y bajar de los 90 días para cirugías cardíacas. Nuestro compromiso en Atención Primaria es claro: bajar en los próximos seis meses de las 48 horas de espera y elevar la presencialidad del 61% actual al 70%, logrando un mayor equilibrio entre citas telefónicas y presenciales”, ha anunciado.

Con el fin de avanzar en estos objetivos y la calidad sanitaria en general, el Gobierno vasco realizará “una inversión de 1.200 millones de euros en ocho años para renovar centros de salud y adquirir nuevos equipamientos médicos”. “Osakidetza seguirá siendo un sistema de salud público de referencia, cercano y de máxima calidad. Queremos que la persona usuaria que entre por la puerta sienta que está recibiendo el mejor servicio posible. No escatimaremos esfuerzos”, ha zanjado.

A menos de un año de las elecciones autonómicas, la oposición no ha realizado concesiones y ha minusvalorado la autocrítica de Urkullu. Incluso los aliados del PNV en el Gobierno, los socialistas, fueron muy distantes y criticaron que planteara ampliar el autogobierno, algo que consideran que no es prioritario. El lehendakari tuvo que replicar a Eneko Andueza, y también a EH Bildu, porque la coalición restó valor a su rendición de cuentas, cuando los de Otegi, según dijo Urkullu, no realizan esa misma autocrítica. 

Ayudas a la emancipación juvenil en enero

Urkullu ha querido desgranar 40 compromisos hasta el final de la legislatura en prácticamente todas las áreas de gestión para trasladar la idea de que se van a revitalizar estas actuaciones, como adelantó este periódico. Y ha reconocido de manera explícita que los datos de natalidad no son buenos. Finalmente, ha puesto fecha a las ayudas para la emancipación juvenil, que se pondrán en marcha “en enero”, con un presupuesto de 53 millones de euros anuales y que se traducirán en una prestación de 300 euros de los 25 a los 29 años.

También ha anunciado que Euskadi va a ser la primera comunidad en aprobar el decreto del derecho subjetivo a la vivienda este mismo año en el Consejo de Gobierno, se va a mantener una inversión de 45 millones para sustentar las políticas de inserción laboral y contratación de personas jóvenes, y va a seguir en pie la ayuda a la rehabilitación de edificios, con el compromiso de actuar en 96.000 viviendas en tres años. “Anuncio que aquellas solicitudes de subvención que han quedado pendientes de cubrir por los fondos europeos serán cubiertas con nuestro propio presupuesto, con un importe de 60 millones de euros”, ha proclamado.

Autocrítica, pero sin un retrato “tercermundista”

Urkullu ha presentado sus declaraciones como un ejercicio de autocrítica, pero sin caer en el “catastrofismo” de la oposición, que buscaría el desgaste de su Gobierno. Por ello, ha admitido que hay margen de mejora, pero ha querido contextualizar sus declaraciones en una fotografía general donde Euskadi sale bien parada a nivel de inversión. “No me duelen prendas en reconocer con visión crítica los ámbitos necesitados de reforma y mejora. Son muchas y variadas las necesidades de la sociedad, la economía, las familias y las empresas. Esta realidad nos obliga a estar muy alerta y en conexión constante con la sociedad”, ha dicho, para centrar después la “autocrítica” en la Atención Primaria y la escasez de personal, las actuaciones a favor de la juventud y las energías renovables.

Pero ha matizado que el presupuesto de Salud es 838 millones de euros superior al de 2019, que el año pasado la plantilla estructural de Osakidetza creció en 2.467 plazas, que en materia de natalidad se han activado ayudas de 200 euros al mes por hijo hasta los 3 años, y que en materia climática está en marcha la Ley de Transición Energética y Cambio Climático.

“Hasta aquí he compartido esta reflexión crítica y honesta para reconocer los ámbitos de mejora en los que hay que actuar con prioridad. Tenemos mucho por mejorar, sin duda; pero no comparto los relatos que presentan a Euskadi en un balance catastrófico e, incluso, tercermundista”, ha puntualizado.

Atenuar la subida de los precios: ¿nueva deflactación?

Urkullu se ha fijado como objetivo “atenuar de manera real y efectiva las subidas de los precios y los alquileres”, y ha dejado caer que en el Consejo de Finanzas de octubre, que en los últimos años ha pactado deflactaciones del IRPF, se seguirá “haciendo todo lo que esté a nuestro alcance para atenuar las subidas de precios”. Preguntados por estas medidas, fuentes de Lehendakaritza consultadas por este periódico no descartan una nueva deflactación en función de cómo evolucione la inflación.

El lehendakari ha vuelto a situar a las personas como prioridad: “Mi compromiso es esforzarme en compartir más y mejor con la sociedad esta prioridad. Hacerlo con humildad, cercanía y sinceridad. El próximo día 11 de octubre se celebrará el Consejo Vasco de Finanzas Públicas. En este foro vamos a realizar una evaluación de las medidas anticrisis aprobadas los dos últimos años, muy especialmente las orientadas a aliviar los efectos de la inflación en las familias”. En este sentido, ha criticado a aquellos que “consideran que el único medio para progresar es el confrontamiento, enfrentarse, dividir, crear tensiones… La agitación permanente de la queja, la protesta o el agravio es el eje de su cultura política”.

Por otro lado, en un momento de tensión con el colectivo asindical Ertzainas en lucha, ha querido aclarar que el Gobierno y él mismo defienden “firmemente a la Ertzaintza y a todas sus unidades”, “sin ningún condicionante”. “Es nuestra policía. La de todas y todos los vascos. Y estamos orgullosos”, ha dicho. Estas palabras llegan después de que el discurso en que alertaba de la pérdida de respeto de la sociedad vasca se interpretara como un tirón de orejas.

Visión para 2040

El lehendakari ha ofrecido igualmente algunas pinceladas sobre la Euskadi para 2040, con 40 objetivos englobados también en el análisis Euskadi Talent. “El Gobierno viene trabajando con dos perspectivas complementarias: la Agenda 2030 y la visión de Euskadi 2040. He impulsado un proceso con la participación de las instituciones vascas, también del tercer sector, sector empresarial y sindicatos, con especial hincapié en el colectivo de personas jóvenes. El fruto es el documento Competitividad para el bienestar de Euskadi 2040: una reflexión para la acción", ha explicado. De ahí nacen objetivos como situar a Euskadi entre las “30 primeras regiones con mayor renta por habitante de las 320 regiones europeas, seguir entre las primeras regiones europeas con menor tasa de pobreza, ser región europea líder en innovación, situar nuestro país como territorio neutro en carbono, y con un paro inferior al 6%”, y también con un estatus de autogobierno actualizado, “con capacidad para gestionar nuestras competencias y responder a los retos de futuro de nuestro país”.