El pasado sábado y sin que mediara palabra alguna, Cid recibió un puñetazo y una patada en el estómago en mitad de la calle en Ibarra. Ahora, casi una semana después, habla de la agresión y de las consecuencias físicas y psicológicas que le ha provocado. Eso sí, advierte de que ningún ataque provocará que abandone la política

¿Cómo se encuentra? 

–Fastidiado. Dolorido físicamente y psicológicamente. Además es que no entiendo lo que ha pasado, que una persona de 45-50 años agreda a otra de 66 para 67 no lo entiendes. Y si luego le añades otras connotaciones que ha habido de tinte político, menos todavía.

¿Es la primera vez que le ocurre algo así? 

–Sí. En las tres legislaturas que llevo es la primera vez. Ha habido muchos momentos de tensión: en la legislatura 2007-2011, que fue cuando entré, eran otros años, había otras situaciones y otra agresividad. Pero hoy en día, en 2023, no. Es que no lo entiendo, de verdad. La violencia no es admisible en ninguna parte ni en ninguna circunstancia.  

¿Qué es lo que ocurrió? 

–Fue el sábado a las 18.30. Yo salía de mi casa para ir a la estación para coger un tren a Ordizia porque tenía un compromiso allí y según pasé a la altura de la cervecería Karlatz había dos personas en la acera impidiendo el paso. Fui por detrás y a uno de ellos le toqué en el hombro solicitando que se apartara, pasé, escuché unas voces, me di la vuelta y me encontré con un puñetazo y una patada en el estómago, así de la nada. Al agresor no le conocía de nada. A la persona que intentó sujetarle y pararle, porque te he dicho que había dos personas, sí. De hecho creo que le escuché decir: A este no que es buena persona. Pero al que me agredió no le conozco.

¿Cómo reaccionó la gente que presenció la agresión? 

–Hay que decir que fue todo tan rápido que no dio tiempo a reaccionar. Después de la agresión yo empecé a sangrar por la nariz, entré en la cafetería y los dueños me ayudaron. Aitor salió para hablar con él, su mujer, Karmele, me dio hielos... Y luego me terminó de ayudar la taquillera de la estación de Tolosa, que me dio Betadine, vendas, tiritas y todas esas cosas. Yo a la gente de alrededor no le achaco nada, de eso no me puedo quejar. 

Ha pasado casi una semana. ¿Lo asimila? 

–El susto en el cuerpo no se te quita y supongo que lo llevaré conmigo una larga temporada porque no lo acabo de entender. No entiendo cómo una persona joven y fuerte pegue a una persona de 66 años, sin mediar palabra, por mucho que te hayas pasado tres copas. Me da igual. Eso es lo que no acabo de entender.

¿Cómo está su entorno? 

–Mi señora nunca ha estado de acuerdo con que entrara en política y lo lleva a su manera. Mis hijos en cambio, bien, tengo todo su apoyo.

¿Cómo es el clima de convivencia en Ibarra? 

–Hoy en día, a nivel municipal, es muy aceptable y muy agradable. Tenemos nuestras discrepancias políticas, como todo el mundo, pero la convivencia es muy buena. Tomamos café juntos y algún día de esta legislatura nos hemos ido todos juntos a comer. Ha mejorado mucho con respecto a anteriores legislaturas. 

¿Ha echado en falta un mayor apoyo por parte de otros partidos? 

–Un concejal de ellos (EH Bildu) sí que me ha mandado un whatsapp. Pero uno solo. 

Después de lo que ha ocurrido, ¿se le quitan las ganas de seguir en política? 

–Yo soy un peleas. He sido jugador de rugby y sigo siendo veterano y la acción me gusta. Con lo cual si alguien pensaba que esto me iba a achantar para la siguiente, igual se ha equivocado. Mis planes, si el partido me ofrece poder seguir, yo seguiré. Lo tengo clarísimo. 

¿Cree que esa puede ser la causa de la agresión? 

–Sinceramente, no sé por qué esta persona me pegó. Porque si lo conociera del pueblo, me callo, pero es que no le conozco. Sé que es del pueblo, pero no le conozco, no he tenido en absoluto trato con él.