Cuando parecía que este año iba a ser el del despegue tras dejar atrás la crisis del covid, llegó la guerra e invasión de Ucrania por las tropas rusas y puso patas arriba todas las previsiones, provocando un aumento de los precios que ha obligado a gobiernos y partidos a impulsar o alinearse con medidas de choque para atenuar el impacto de la inflación en los bolsillos de los ciudadanos y en la actividad de las empresas. La política ha sido más económica que nunca.

El lehendakari anunciaba en el pleno de política general de septiembre importantes medidas de choque por valor de 400 millones de euros, mientras que su partido, el PNV, y EH Bildu apoyaban al gobierno de Sánchez en los sucesivas decretos y acciones anticrisis que ha ido aprobando a lo largo del año, como el que contempla los impuestos temporales a la banca y a las energéticas por sus beneficios extraordinarios.

Descuentos en el transporte público, bonificación de los combustibles o topes a los alquileres son algunas de las medidas aprobadas a lo largo de este año para contrarrestar el efecto de la inflación, que en julio superó el 10%. El IPC se ha suavizado en esta recta final del año, pero ha sido más por la normalización de los precios de la electricidad y del gas que por el de los alimentos. Por eso, como cierre del año, Moncloa ha eliminado el descuento a las gasolinas y ha reducido el IVA de los productos de primera necesidad que conforman la cesta de la compra.

Urkullu, una década de lehendakari

Este mes de diciembre se han cumplido diez años de la llegada de Iñigo Urkullu a la lehendakaritza, una era marcada por una forma de gobernar tranquila, sin las aristas ni las hipérboles tan habituales a la política de Madrid. Un estilo que ha buscado el consenso en acuerdos y leyes de gran calado, como la ley de la RGI con el apoyo de Elkarrekin Podemos y la abstención de EH Bildu, o los pasos dados, no sin dificultades, para alcanzar el necesario pacto educativo.

En diciembre se han cumplido diez años de Urkullu como lehendakari, era marcada por una forma de gobernar tranquila, sin las hipérboles de Madrid

En el capítulo de los traspasos, luces y sombras, como siempre al albur de las apreturas del gobierno de turno, porque en esto el PSOE no se distingue del PP. Se ha conseguido la transferencia íntegra del Ingreso Mínimo Vital, ayuda que gestiona y paga Lanbide y que se descontará del cupo, y se han concertado como impuestos autonómicos las citadas tasas a las energéticas y la banca. El PNV también ha conseguido la histórica incorporación a la ley del Deporte de la oficialidad de las selecciones vascas en deportes con arraigo, como pelota y surf.

Núñez Feijóo y Sánchez en su primer cara a cara en el Senado. Ricardo Rubio

Sánchez, sin embargo, ha quedado retratado en su incapacidad de cumplir con el acuerdo con el resto de transferencias y culminar así cuentas pendientes. Llegó a poner de excusa al covid.

Este incumplimiento de Moncloa ha sido fuentes de tensiones con réplicas en las relaciones entre el PNV y el PSE, sobre todo desde que Eneko Andueza cogió las riendas del partido de manos de Idoia Mendia. Han sido choques que han quedado en fuego de artificio y que no parece que afectarán a la repetición de la coalición tras las municipales y forales.

Eider Mendoza aspira a relevar a Markel Olano al frente de la Diputación. Juan Herrero

De cara a esa cita, los partidos ya han designado a sus primeros espadas. En Gipuzkoa, el PNV repite con Eneko Goia y ha elegido ante el adiós de Markel Olano a Eider Mendoza para que sea la primera diputada general de la historia. Para evitarlo, EH Bildu, ha “fichado” del parlamento a Maddalen Iriarte, poniendo al frente de la plancha de Donostia al exalcalde y actual portavoz en juntas Juan Karlos Izagirre. En este proceso el protagonismo se lo ha llevado el PSE de Donostia con una inesperada lucha en primarias entre Marisol Garmendia y Odón Elorza. Gracias a la fuerza del aparato ganó Garmendia.

Marisol Garmendia y Odón Elorza, en vísperas de su pugna en primarias para encabezar la plancha de Donostia. Redaccion NdG

El año ha acabado con el caso Harkaitz Millán, el diputado socialista de Cultura que dimitió por una noche de desfase en la que tuvo un comportamiento incompatible con la ética del cargo.

Del final de la dispersión a la llegada de Feijóo  

Resulta imposible resumir en estas líneas la sucesión de noticias que se han producido en la política vasca y estatal en este 2022. Pero en un ejercicio de concisión, cabe destacar que este año ha sido el del final del ciclo de la dispersión de presos de ETA. Al cierre de diciembre, solo 14 reclusos cumplen su pena fuera de Euskal Herria.

El apoyo de EH Bildu al Gobierno de Sánchez ha tenido este fruto, que como cabía presuponer ha sido fuente de escándalo en las filas de la derecha y la ultraderecha; más madera para atacar al presidente español, al que no perdonan que se apoye en los votos de “filoetarras, comunistas y separatistas”.

Los partidos ya piensan en las elecciones del año que viene, pero este 2022 han tenido como aperitivo los comicios en Castilla y León y Andalucía. En ambas se ha impuesto el PP, echando mano de Vox para amarrar el gobierno en las primeras y prescidiendo de la ultraderecha en las segundas.Lo que ha quedado demostrado, en cualquier caso, es que Núñez Feijóo no le hace ascos a gobernar con los de Abascal. Aviso a navegantes ante las generales del año que viene.

El mandatario gallego llegó a la presidencia del PP como recambio de Pablo Casado, que fue devorado por Díaz Ayuso. Pero la llama de la esperanza inicial se ha ido apagando a medida que la audacia, la temeridad y la falta de complejos de Sánchez se ha expresado con decisiones como la reforma de los delitos de sedición y malversación o el acuerdo con Marruecos para cerrar el boquete de la inmigración a costa de traicionar a los saharauis y a la propia historia de su partido respecto de este conflicto. Por ahora, las encuestas no son concluyentes. 

2022 también ha sido el del escándalo del espionaje masivo a los políticos catalanes (también a Arnaldo Otegi y Jon Iñarritu), negado en primer término por el gobierno, justificado en autorizaciones judiciales después y que le costó el cargo a la jefa del CNI.

Otra decepción fue la reforma de la ley de Secretos Oficiales que presentó Sánchez, con plazos de hasta 65 años para la desclasificación. Rápidamente vinieron a la mente los GAL, sobre cuyo pasado habló sin tapujos el exministro Barrionuevo ajeno a la humillación que suponían sus palabras para las víctimas.

Un nuevo ciclo se ha abierto en Catalunya tras la ruptura del Govern. Las bases obligaron a la dirección de Junts a abandonar el ejecutivo de Aragonés, lo que significó el fin del ‘procés’.

El choque entre Yolanda Díaz y Podemos, la aprobación de la reforma laboral por el error de un diputado del PP, la traición a UPN de sus diputados Sayas y Adanero, o la irreconciliable ruptura de Eusko Alkartasuna son otros flecos de este 2022. – E. A.