La relación institucional que ha tenido el lehendakari Urkullu con Alberto Núñez Feijóo durante su etapa como presidente de la Xunta de Galicia se ha interpretado por parte del PP como una puerta de entrada al despacho de La Moncloa con el voto favorable del PNV en una sesión de investidura. El entorno del PP ha comenzado a espolear la posibilidad de un reencuentro político con el PNV tras el divorcio que ocasionó el respaldo de los jeltzales a la moción de censura contra Mariano Rajoy. Toman como referencia los últimos hitos: los departamentos de sanidad de los gobiernos vasco y gallego han unido sus fuerzas y han liderado un movimiento autonómico para exigir más médicos de atención primaria al Gobierno español de Pedro Sánchez, y Feijóo ha alentado sin remilgos en su reciente visita a Euskadi que es fácil entenderse con Urkullu. Pero, ¿en qué medida el supuesto idilio Urkullu-Feijóo es real?

Desde Lehendakaritza no se oculta que la relación ha sido “buena y cordial”. Se remonta a su colaboración en 2013 para defender la supervivencia de los astilleros tras el conflicto desatado con la Unión Europea por las bonificaciones fiscales. También han compartido su crítica a la gestión de la pandemia por parte de Sánchez, y a todo ello se le suma el factor Galicia, otra nacionalidad histórica con la que se han convocado elecciones autonómicas al unísono.

La nula sensibilidad ante lo vasco que mostraba su antecesor Pablo Casado al frente del PP colocaba de por sí el listón muy bajo. También se admite que la relación no estaba tan normalizada con Mariano Rajoy. Este es el esbozo de Lehendakaritza, pero en algunos ámbitos de Madrid se ha sobredimensionado lo que puede dar de sí el reciente ascenso de Feijóo a la presidencia del PP, aportando algún chascarrillo de la vida personal de Feijóo, como la ascendencia vasca de su compañera sentimental, Eva Cárdenas, por parte de su padre. Que se haya apalabrado estos días una reunión para después del verano entre Feijóo y el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, ha contribuido a disparar las especulaciones.

Pero hay cinco grandes objeciones que contribuyen a contextualizar y valorar en su justa medida esta cooperación con Urkullu, que ha derivado ya en una leyenda sobre un supuesto idilio político. Por un lado, la relación entre el lehendakari y Feijóo y un hipotético apoyo del PNV a su investidura son dos planos totalmente diferentes. En el partido jeltzale funciona la bicefalia, los cargos internos y los cargos institucionales están perfectamente delimitados, y la decisión sobre la investidura del presidente español correspondería a la Ejecutiva del partido y dependería de los compromisos que ofreciera Feijóo. Además, el PNV no está en esa fase, sino que mantiene la apuesta por el socialista Pedro Sánchez y centra sus esfuerzos en sacar jugo a lo que queda de legislatura en el Congreso, por mucho que se abra a normalizar las relaciones con el PP y que ahora mismo tenga un frente abierto con el PSOE por el bloqueo en las transferencias.

REVILLA, PUIG...

Por otro lado, incluso pasando esa bicefalia por alto, la relación fluida del lehendakari con otros mandatarios autonómicos no se ha limitado a Feijóo, sino que Urkullu la tiene, entre otros, con el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, con quien está previsto firmar un convenio sanitario este mes; y también con mandatarios de territorios que no son limítrofes, como el valenciano Ximo Puig, o con representantes del Govern catalán.

Pero la tercera razón puede ser la más esclarecedora: unir fuerzas entre Euskadi y Galicia para presionar a un Gobierno español liderado por el PSOE es algo muy diferente a que el propio Feijóo sea el presidente español, y sea él quien se encuentre en la tesitura de atender las demandas del PNV, como el cumplimiento íntegro del Estatuto de Gernika, un nuevo estatus de autogobierno, el reparto de los fondos europeos o el impulso a las infraestructuras vascas. La posición de Feijóo sería diferente y la óptica de la relación cambiaría. ¿Habría química? Ha tenido una relación institucional con Urkullu, pero no una relación política que suponga que sea Feijóo quien deba gestionar reivindicaciones vascas o ceder autogobierno. Por lo pronto, ha rechazado que el Estado sea plurinacional.

FISCALIDAD Y VOX

Este argumento lleva a un cuarto y quinto problema: la relación del PP con la ultraderecha de Vox, que ataca de manera abierta el autogobierno con recursos ante el Constitucional y ante el cual Feijóo no ha dado la orden de romper o distanciarse; y el rumbo programático que pueda tener la formación en cuestiones como la fiscalidad, donde Urkullu rechaza de plano las políticas neoliberales de rebaja de impuestos que predica la madrileña Isabel Díaz Ayuso y que están impregnando el discurso de todo el PP. El equilibrio de poder entre el líder estatal y la presidenta madrileña es un factor que añade incertidumbre.

La catarata de victorias electorales del PP en Madrid, Castilla y León y Andalucía, y las perspectivas de las encuestas para las elecciones generales han disparado la voracidad de la formación de Génova, pero esta no ha sido su mejor semana. No le ha ayudado su papel en el pleno de política general del Congreso, donde Gamarra se ha limitado a agitar el fantasma de una ETA desaparecida, mientras lo que estaba en juego es la gestión de la crisis de la inflación o el problema de encaje territorial. La utilización del lazo azul ni siquiera ha contentado a buena parte de las víctimas, y el PP se ha enredado en una polémica que recuerda al pasado. Unos días antes, el PNV se mostraba abierto a normalizar la relación (y es incluso un factor que puede añadir presión a Sánchez), pero lo encuadraba dentro de la normalidad porque su apuesta hasta los próximos comicios de 2023 sigue siendo el bloque actual. l

LAS CLAVES

Relación

‘tax lease’, gestión de la pandemia, elecciones... Iñigo Urkullu y Alberto Núñez Feijóo han mantenido una relación cordial durante la etapa en que el segundo lideró la Xunta de Galicia. Cooperaron para defender los astilleros en Bruselas, compartieron su crítica de la gestión de la pandemia por parte de Sánchez, y se mantuvieron en contacto para hacer coincidir la fecha de las elecciones autonómicas.

Matices

TAMBIÉN CON REVILLA, PUIG... Esta relación no ha sido exclusiva de Urkullu con Feijóo, sino que el lehendakari también la tiene con el cántabro Revilla o el valenciano Puig, entre otros. Y su relación quizás hubiera sido otra si Feijóo hubiera sido el presidente español y hubiera tenido que afrontar las peticiones vascas.

Diferencias

VOX Y LOS IMPUESTOS. La dependencia de la ultraderecha por parte del PP y el discurso de la reducción de impuestos son cuestiones que Urkullu no comparte.