lezo - La asociación por la memoria histórica de Lezo, Etxetxo, organizó ayer varios actos para homenajear a los represaliados y a los trabajadores forzados durante el franquismo. Además, presentaron el Mapa de la Memoria Histórica de Lezo en el que se indican los diferentes puntos en los que fueron asesinados habitantes del pueblo. Se trata de un “mapa vivo”, ya que se irá completando a medida que se investiguen más sucesos.

Pasadas las 11.00 horas comenzó una ruta guiada en la que se recorrieron los puntos indicados en el Mapa de la Memoria. De este modo, a las 12.00 horas se llegó a la esquina del camino vecinal entre los caseríos Mattejoane y Miura, donde el 27 de julio de 1936, cuando los soldados iban hacia Donostia tras pasar por Oiartzun, encontraron en el camino a la madre y a los tres hijos del caserío Etxetxo y los mataron a bayonetazos.

“Imaginaos el miedo que tenían las personas del pueblo cuando se supo esta noticia. Masacraron a la madre y a sus tres hijos sin razón, sin mediar palabra”, explicó a este medio Agustina Pontesta, miembro de Etxetxo. En memoria de esta familia víctima de la guerra se inauguró ayer un monolito, en un acto muy emotivo en el que estuvieron presentes nuevas generaciones de la familia Usabiaga-Oyarzabal.

“El período franquista que trajo consigo la sublevación fascista de 1936 fue cruel, largo y oscuro para los vascos”, indicaron desde la asociación de memoria histórica. “Con el término oscuridad nos referimos tanto a los horrores que sucedieron, como a los largos años de miedo y olvido premeditado que les siguieron”, añadieron.

“Los primeros diez años del franquismo fueron particularmente duros para nuestro pueblo; los días y semanas que transcurrieron desde los intentos de ocupación de Lezo por los requetés que venían de Oiartzun e Irun, la propia ocupación y posterior purga contra republicanos y abertzales, fueron muy sangrientas”, recordaron los integrantes de la asociación Etxetxo.

“Sin embargo -continuaron el relato-, aun cuando la guerra había concluido oficialmente, nuestro pueblo conoció el sufrimiento de miles de trabajadores esclavos y la muerte de muchos de ellos; eran trabajadores esclavos presos que trajeron para llevar a cabo la construcción de la carretera de Jaizkibel y otras infraestructuras”.

Por ello, una vez terminada la ruta guiada, en la plaza Gurutze Santuaren tuvo un homenaje a “los esclavos del franquismo”. Allí hubo txalapartaris, música y dantzaris. Además, se extendió una lona con los 2.500 nombres de aquellos trabajadores que han logrado identificar, aunque reconocieron que “faltan muchos más”.

Hace más de tres años la asociación Etxetxo empezó a recuperar en auzolan una zona de Jaizkibel en la que se encuentran los barracones en los que dormían esos esclavos. Ahora, vista las dimensiones del espacio y de la importancia del hallazgo, cuentan con la ayuda de Aranzadi. “No existe nada igual en todo el Estado, hay muchos barracones. Imaginaos su impacto en el pueblo. En Lezo en aquellos años de la posguerra había alrededor de 2.000 habitantes, mientras que se han contabilizado más de 5.000 trabajadores que estaban en permanente contacto con la ciudadanía”, apuntó Agustina Pontesta.

Por todo ello, en el discurso que José Luis Agirretxe, portavoz de Etxetxo, ofreció en el acto final del día de ayer, quiso tener un recuerdo también para todas aquellas mujeres del pueblo que ayudaron a los trabajadores a limpiar y remendar sus gastadas prendas.

Etxetxo continuará trabajando en la recuperación de la memoria histórica y en la restauración de los barracones, a los que organizan visitas guiadas. A este espacio le han dado el nombre de Bosque de la Memoria.