Donostia - El Parlamento Vasco ya ha conseguido sentar un precedente para futuros acuerdos. Todos los grupos, incluido el PP, respaldaron ayer con su voto a favor la creación de una jornada anual de recuerdo a las víctimas de la tortura, tomando como referencia el día internacional del 26 de junio impulsado por la ONU. El acuerdo es histórico porque el PP ha mostrado tradicionalmente sus reservas ante las iniciativas para reparar los abusos policiales. Pero la percha internacional, como adelantó ayer este periódico, propició que los populares cruzaran el Rubicón y se sumaran a la proposición no de ley impulsada con el mérito y la cocina de Pili Zabala desde Elkarrekin Podemos, porque el PP pudo centrarse en los casos mundiales y no en el vasco. PNV, Elkarrekin Podemos y PSE lanzaron llamamientos desde la tribuna de oradores para que este acuerdo sea la antesala de otros muchos consensos, aunque no dejaron de sobrevolar las dificultades para lograr este objetivo o pactar incluso una declaración parlamentaria para esa fecha, el miércoles próximo.

Ayer mismo, volvió a ser evidente la tensión entre el PP y EH Bildu, cuyo portavoz Julen Arzuaga arremetió con dureza contra los populares acusándolos de hipocresía precisamente el día en que habían arriesgado con este movimiento a favor de la reparación de las víctimas de la tortura. El PP se vio “insultado”, dijo que Zabala le había prometido que nadie iba a ofenderlo, y se reafirmó en no participar en la Ponencia de Memoria. Sin embargo, no cambió su voto favorable.

El popular Carmelo Barrio dio un paso con su respaldo a la iniciativa, pero dejó claro que sigue rechazando los instrumentos puestos en marcha para la reparación de las víctimas porque el PP exige sentencias probatorias. Rechaza el cómputo de casos del informe del forense Paco Etxeberria (más de 4.000 entre 1960 y 2014), y la ley vasca que busca reparar los abusos entre 1978 y 1999. Dijo que “la posición contra la tortura forma parte de las convicciones políticas y democráticas del PP”, pero aclaró que su partido “discrepa de algunas magnitudes e informes que no son probatorios”. “Confiamos en las sentencias judiciales y en las fuerzas de seguridad del Estado y la Er-tzaintza”, dijo.

El Pleno, que había transcurrido en tono conciliador, comenzó a agitarse con la réplica de Julen Arzuaga, quien acusó a los populares de tener una actitud “hipócrita” al defender esta conmemoración y oponerse al mismo tiempo a la reparación de las víctimas. Barrio se revolvió. “Condenamos la tortura. Y aquí hay un grupo que no condena la tortura de ETA. Yo he hecho lo que se me pedía. ¿Y tengo que aguantar esto?”, lanzó. Arzuaga le respondió que EH Bildu “no niega ningún tipo de sufrimiento”.

El acuerdo sigue siendo complejo en un contexto en que la Ponencia de Memoria solo está arrojando un acercamiento entre PNV y Podemos, mientras PSE y Bildu siguen chocando en la injusticia del daño causado por ETA, y el PP se mantiene fuera del foro. También hay dudas sobre cómo plasmar este día de apoyo a las víctimas de la tortura en el Parlamento. El secretario de Convivencia, Jonan Fernández, confirmó la información publicada ayer por este periódico y que el Gobierno Vasco la celebrará a partir del año que viene.

empeño de zabala Pili Zabala habló mirando a la tribuna de invitados (donde estaban presentes víctimas de ETA y los GAL como Maixabel Lasa, Iñaki García Arrizabalaga y Laura Martín). El pacto lo vio como “un modo de reparar la injusticia”, y no busca compensar unas víctimas con otras, ni ir contra las fuerzas de seguridad. “Espero que no sea el último acuerdo unánime”, dijo. El jeltzale Iñigo Iturrate aplaudió también el “consenso histórico” y atribuyó el mérito a Zabala. Pidió medidas para prevenir la tortura, como grabar las detenciones, y seguir dando pasos juntos para reconocer la injusticia de la violencia. La socialista Rafaela Romero realizó un llamamiento similar, pero dudó de que el consenso se plasme en declaraciones institucionales.