La prueba de ADN permite recuperar los restos de Valentín Romeo

donostia - El ADN ha hecho justicia para Valentín Romeo Sagües, un joven republicano de 20 años de Mendavia que el bando golpista de 1936 excarceló para obligarle a luchar en el Regimiento América 23 y que acabaría perdiendo la vida en el monte vizcaino Bizkargi. Sus restos esperaban hasta esta pasada semana en la cripta franquista del cementerio de Gernika-Lumo y tras confirmar el laboratorio su identidad, la familia navarra los ha recepcionado con júbilo. La incertidumbre era palpable meses atrás porque en el habitáculo había dos cuerpos juntos.

Maru Mangado, de quien Valentín era tío abuelo, ha sido quien desde el frente de la memoria ha luchado por darle la dignidad republicana que merece 82 años después. Esta emotiva activista de la memoria ya ha escrito el texto que leerá el 12 de enero, cuando den sepultura en paz a su ascendente. “¿Sabes, Valentín? Vas a pasar tu última Navidad en casa con los tuyos y luego descansarás en el pueblo que te vio nacer, Mendavia, y eso, esa alegría, esa ilusión es la que me hace olvidar todos los malos momentos, hasta encontrarte”, avanza a este periódico.

Junto a los suyos y abrazada a la caja que guarda los restos de Valentín, quiere que en estas líneas quede reflejado un deseo. “Me gustaría hacer referencia a la poca ayuda que hemos tenido. Todo lo hemos conseguido por familiares y amigos, a los que queremos agradecer todo y más”, lamenta.

Las labores ahora fructíferas comenzaron hace cuatro años. Ocho décadas después, el núcleo familiar se ha reunido y Maru ha conocido a gente “maravillosa”. “Gracias a ti, Valentín, volvemos a tener relación, gracias a ti volvemos a ser familia. En este viaje ha pasado de todo, he de confesarte que he estado varias veces a punto de dejarlo, pero por ti y porque mis amigos me animaban y no me dejaban tirar la toalla, este viaje terminará con buen fin”. La hemeroteca de un periódico navarro del 28 de mayo de 1940 conserva una anécdota. “Ya le habían matado y los franquistas aún le reclamaban algo”, no acierta a creer Maru, quien emocionada desea para su tío abuelo eternidad en calma: “Descansa en paz con los tuyos, y te pido perdón por no haber llegado antes”. - I. Gorriti