C’s y el PP presionan a Sánchez para que no ceda en su primera reunión con Torra
Ambos presidentes buscan hoy afianzar la distensión pero desde prismas opuestos y sin acuerdos de gran calado
Donostia - Quim Torra y Pedro Sánchez se reúnen hoy por vez primera en la Moncloa con idea de normalizar unas relaciones muy deterioradas durante los años de gobierno de Mariano Rajoy y el auge independentista, si bien no existen enormes expectativas de que se alcancen pactos de calado. Aunque desde Madrid se precisa que no habrá veto sobre ningún asunto para ser expuesto, en tanto que el president versará sobre cómo pretende culminar el ejercicio de derecho de autodeterminación, el líder socialista se remitirá exclusivamente a la agenda económica y social de Catalunya. A juicio del presidente español, la vía del derecho a decidir no está recogida en la Constitución y, por tanto, no tiene recorrido alguno. Al menos, ambos dirigentes confían en que se abra un camino hacia el diálogo que dé continuidad al proceso de distensión entre ambas administraciones. Para más inri, la cita llega después de que los políticos soberanistas que permanecían encarcelados en Madrid fueran trasladados a prisiones catalanas, un gesto que tanto el Gobierno de Sánchez como el de Torra desvinculan de su cara a cara pero que de alguna manera facilita la distensión. C’s y el PP ya ha echado en cara al socialista que permita a Torra “hablar de todo”, incluido del referéndum, y presionan para que no ceda a ninguna concesión, presuntamente, como devolución del apoyo a la moción de censura contra Rajoy.
El encuentro llega, sin embargo, solo tres días después de que el Consejo de Ministros emprendiera los trámites para impugnar ante el Tribunal Constitucional la moción aprobada esta semana en el Parlament en la que se reafirman los objetivos del 9-N para avanzar hacia la secesión. Aunque para el Gobierno español esta postura no debe influir en esta cumbre porque hay que separar la vía judicial de la política, desde el Govern tacharon la decisión de “extremadamente imprudente”. Pese a que no se produzcan acuerdos concretos, tanto en el Ejecutivo socialista como en el catalán confían en avanzar en la convocatoria de la comisión bilateral entre el Estado y la Generalitat, que no se reúne desde hace siete años. Con esa finalidad, el Govern designó el 3 de julio a sus representantes en esa comisión Estado-Generalitat y en otras tres bilaterales y mixtas: la comisión de Asuntos Económicos y Fiscales, la comisión de Infraestructuras y la de transferencias entre ambas administraciones. Ahí, y no en la reunión de hoy, es donde Torra quiere que se aborden los 46 puntos que en su momento trasladó Carles Puigdemont a Rajoy.
En este escenario, Albert Rivera animó ayer a “no desfallecer” en el rechazo del nacionalismo y a defender una nación española “diversa pero unida de ciudadanos libres e iguales”, y avisó de que el nacionalismo “es insaciable”. “No podemos desfallecer ahora porque si consiguen más privilegios, más herramientas y más recursos todavía será peor lo que viene por delante”, puntualizó el líder naranja. “¿Alguien piensa que Junqueras, Torra o Puigdemont se van a conformar simplemente con una palmadita en la espalda o con media competencia o una competencia más? Si lo que quieren es liquidar nuestro país, no quieren que los catalanes seamos españoles y europeos, quieren levantar fronteras”, alertó Rivera. A su vez, la candidata a la presidencia del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, pidió a Sánchez que no ceda “un ápice” a las pretensiones de las nacionalistas “en pago de los votos de la moción de censura”. “Las cesiones a los independentistas son una meta volante de cara a su meta definitiva, que es la independencia”, matizó, evocando que Rajoy “no cedió ni una sola competencia” y trató de trabajar conjuntamente con el PSOE para que todo el Estado estuviera presente en Catalunya.
El Ejecutivo español reaccionará a cualquier movimiento que las autoridades catalanas emprendan para avanzar en su objetivo de construir de manera unilateral un Estado independiente saltándose la legalidad y el Estatut. Sánchez ya ha avisado a Torra de que, si quiere que a esta reunión le sigan otras, espera “reciprocidad” por su parte y una actitud constructiva. De hecho, el jefe del Govern quiere formalizar una para septiembre en el Palau de la Generalitat. “Sánchez escuchará, y a continuación analizará y actuará”, avanzan desde Madrid, reclamando “en justa reciprocidad inteligencia política por parte de Torra”. El president también quiere hablar con el socialista de la “existencia de presos políticos” y de la presencia del franquismo en el espacio político y civil del Estado que aún existe, como la permanencia de nombres franquistas en el nomenclátor o la situación del Valle de los Caídos, donde está enterrado Franco junto a víctimas de la guerra civil.
Como contrapartida, desde el Gobierno del PSOE hay disposición de rubricar pactos para retirar recursos de constitucionalidad contra leyes catalanas que tiene pendientes de dirimir el Constitucional, así como voluntad de alcanzar nuevos compromisos sobre inversiones, infraestructuras y financiación.
Pero lo cierto es que cobrarán más importancia las formas que los resultados. El documento que la consellera de Presidència, Elsa Artadi, remitió a la ministra Batet como propuesta de orden del día no tuvo respuesta por parte del Ejecutivo español porque su contenido se recibió con desasosiego. Artadi advirtió ayer de que no se puede descartar la desobediencia como estrategia del movimiento independentista catalán, aunque cree que no se dará esta vía “en un futuro muy próximo”. Con todo, espera que la cumbre sirva para abrir una vía para encontrar una “solución dialogada, negociada, pactada y auditada por terceros a la situación política” de Catalunya, donde una eventual “mediación internacional” podría ser “útil” para los dos gobiernos. Lo “más importante” es “trasladar esto a una segunda y tercera reunión”, zanjó.
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