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La Policía y la Guardia Civil cargan sin medida contra el referéndum

La jornada de ayer quedó señalada por las acciones policiales que intentaron acallar a la ciudadanía y relegaron la participación a un segundo plano

La Policía y la Guardia Civil cargan sin medida contra el referéndumFoto: Efe

Ni las urnas, ni los resultados, ni las colas para votar. La jornada de ayer quedará señalada por las cargas policiales que intentaron acallar el referéndum de autodeterminación de Catalunya. Las cifras de los heridos ocuparon durante todo el día los titulares informativos relegando los resultados de participación a un segundo plano. El balance de heridos provocados por la intervención policial ascendía anoche a más de 800. En Lleida un hombre ingresó en estado crítico tras sufrir un ataque al corazón tras la carga policial en la que se vio envuelto.

El compromiso con la resistencia pacífica por parte de la ciudadanía catalana se mantuvo durante toda la jornada de ayer. Vecinos y vecinas se congregaron en las puertas de los colegios electorales desde las 5.00 de la mañana para evitar que los precintaran. Una patrulla de los Mossos d’Esquadra se personó en todos y cada uno de ellos para informar que debían desalojar los espacios, pero, sobrepasados por el número de concentrados, optaban por levantar acta y no intervenir en el devenir de los acontecimientos del día. Solo 90 colegios en toda Catalunya fueron cerrados y precintados por la Policía catalana.

La Guardia Civil y la Policía Nacional, que llevaban más de una semana apostados en el muelle barcelonés, en el ya famoso crucero de Piolín, no optaron por la misma vía. Durante todo el día circularon por las calles de pueblos y ciudades decenas de furgonetas que no respetaban las señales de tráfico. El objetivo era atemorizar a las personas apostadas frente a los diferentes colegios electorales. El efecto era precisamente el contrario ya que a lo largo del día, más y más personas se reunían frente a los colegios para emitir su voto sobre la independencia de Catalunya.

Las primeras imágenes empezaron a inundar las redes sociales a las 9 y pocos minutos. Primero la Policía estatal irrumpía en los centros educativos arrancando urnas de las manos de los ciudadanos. Pocos minutos más tarde las fotografías empezaron a subir de tono y las agresiones explícitas dieron la vuelta al mundo. Policía Nacional empujando a gente por las escaleras, Guardia Civil arrastrando ancianos que permanecían inmóviles en señal de protesta, empujones a menores. Las porras empezaron a coger protagonismo a medida que avanzaba la mañana.

Estas primeras cargas coincidieron con la apertura de los colegios. Los primeros asaltados en la ciudad condal fueron la Escuela Ramón Llull y el instituto Jaume Balmes. Pero no solo la capital fue blanco de los cuerpos de seguridad del Estado. Municipios de todo el principado recibieron la visita de las furgonetas en un momento u otro del día. La Guardia Civil aplicó especial ahínco en reprimir las comarcas de Girona. Las redes sociales hervían alertando de dónde se producían altercados. En Sant Julià de Ramis, Girona, donde estaba previsto que votara el president de la Generalitat Carles Puigdemont, la Guardia Civil se personó a las nueve y media para retirar las urnas por la fuerza. Gracias al censo universal que el Govern presentó ayer mismo a primera hora de la mañana, Puigdemont, así como muchos otros políticos catalanes, pudieron votar en colegios distintos al asignado de forma habitual. Así, la Policía no pudo impedir la foto del Puigdemont, el vicepresident Junqueras o la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, ejerciendo su derecho a votar.

Además de los heridos de diversa consideración, la Policía estatal destrozó mobiliario, cristaleras y material educativo. En la escuela Ágora, de Nou Barris en Barcelona, la Policía Nacional reventó las paredes de las aulas, dejando colgando los marcos de las puertas.

arrojada por las escaleras Algunos heridos en las intervenciones policiales volvieron a los colegios electorales, tras ser tratados en los hospitales de zona, para poder ejercer su derecho a voto. Así, se pudo ver en Poblenou a un hombre que aún vestía la bata blanca que le habían facilitado en el hospital y el visible parche que cubría una herida en la cabeza. Una de las mujeres que la Policía Nacional arrojó por las escaleras en el Instituto Pau Claris, tal y como se ve en uno de los vídeos que se han hecho más virales, se personó la misma tarde de ayer de nuevo en el instituto con el cuello inmovilizado con un collarín, en el centro en el que le tocaba votar. También Marta Tordecillas, que colgó su testimonio en las redes sociales, volvió al colegio que protegía por la mañana para votar tras denunciar que la Policía le rompió los cinco dedos de la mano y la agredió sexualmente.

La Policía ha admitido el uso de pelotas de goma en las cargas en la calle Sardenya. Estos proyectiles están prohibidos en Catalunya desde 2014 a raíz del caso de Esther Quintana, la joven que perdió un ojo tras el impacto de una de estas pelotas en el transcurso de una huelga en 2012. A cuenta de los disparos realizados ayer, una persona también fue herida e intervenida de urgencia en el hospital Sant Pau de Barcelona.

En algunos municipios como Barcelona, Sant Carles de la Ràpita o Sant Joan de Vilatorrada los Mossos d’Esquadra protagonizaron algún enfrentamiento con los cuerpos de seguridad del Estado. Los Mossos, que desplegaron pocos efectivos para cada ubicación, procuraron realizar labores de mediación en los colegios entre manifestantes y Policía, gesto que los agentes estatales les reprocharon en diversas ocasiones. En un colegio de Santa Margarida de Montbui, un hombre irrumpió por la tarde con un cuchillo de pequeñas dimensiones e hirió de carácter leve a dos personas que se encontraban en el interior. Después del incidente, la votación siguió con normalidad en este punto electoral, al que acudieron centenares de electores.