donostia - Arrasate, Bergara, Tolosa, Zarautz, Beasain, Ordizia, Urretxu, Azkoitia, Legazpi... El PNV arrebató de un plumazo a EH Bildu más de una decena de municipios de mucho peso en Gipuzkoa y obtuvo el triunfo en 23 ayuntamientos, los cinco que consiguió en 2011 y otros 18: la mayoría de importante tamaño en cuanto a población. Un vuelco en toda regla. Por su parte, La coalición soberanista que agrupa a la izquierda abertzale, EA, Alternatiba y Aralar ganó en 39 pueblos de Gipuzkoa, 17 menos que en 2011. El rejonazo no le vino solo de las filas jeltzales, ya que el PSE le arrebató otro feudo de peso como es Pasaia. La inmensa mayoría de sus consistorios son de pequeño tamaño.
El batacazo municipal de EH Bildu lo sostuvieron alcaldes como Julen Mendoza, en Errenteria; y Eneko Etxeberria, en Azpeitia, gracias a una gestión más conciliadora y proclive al encuentro. En este último caso, incluyendo una marcha atrás en la propuesta de implantar el puerta a puerta; algo que sus vecinos valoraron. Errenteria, Azpeitia, Andoain y Oñati, junto con Hernani, un feudo fiel de la izquierda abertzale, fueron el sostén de EH Bildu en una jornada aciaga para la coalición soberanista y en la que el PNV recuperó buena parte del terreno perdido hace cuatro años.
Fagor y Candy
Arrasate, convulsionada todavía por la quiebra de la emblemática cooperativa Fagor Electrodomésticos y marcada también por otras dificultades económicas que está provocando la crisis, es uno de los máximos exponentes del vuelco municipal que se produjo ayer en Gipuzkoa. Hace cuatro años Bildu obtuvo 11 concejales y el PNV cuatro; la distancia parecía insalvable, por lo que la victoria jeltzale ayer fue una de las sorpresas de la jornada. Más del 40% había apoyado el proyecto de la coalición soberanista hace cuatro años. Esta vez fueron el 31% y el PNV, que venía de contar con un apoyo del 19%, saltó hasta el 35%.
Arrasate, uno de los bastiones guipuzcoanos de la izquierda abertzale, ha visto en los últimos dos años cómo muchos de sus vecinos cooperativistas que tenían sus ahorros invertidos en Fagor Electrodomésticos se sentían desprotegidos por parte de las instituciones; y ese desgaste le ha llegado a EH Bildu, que gobernaba el municipio con mayoría absoluta y también estaba en la Diputación foral.
Lo de Bergara tiene también mucha carga simbólica. El pueblo de Martin Garitano, el diputado general saliente; y también el de Agurne Barruso, su jefa de gabinete, que volvía a presentarse para la alcaldía que ya ostentó entre 2007 y 2011, tras arrebatársela entonces al PNV. Allí también sucumbió la candidatura de EH Bildu: lo hizo por 350 votos.
El de Bergara es un caso especial. Allí cogió cuerpo el rechazo al puerta a puerta con la apuesta de colgar las bolsas de basura en los balcones en señal de protesta. Fue el inicio de un movimiento; la visibilización evidente del malestar por lo que muchos consideraban la imposición de un sistema de recogida de basuras que chirriaba a muchos ciudadanos.
Por si so fuera poco, la legislatura terminó con el pueblo sumido en otra convulsión. Esta vez de carácter económico: el caso Candy-Hoover, antigua Otsein, cuyos propietarios anunciaron el cierre de la planta. La Diputación de Gipuzkoa tomó el mando de la operación en pos de un proyecto alternativo de reindustrialización. En realidad, el Ejecutivo de Garitano encabezó el proceso ocupando el sitio que por competencia le correspondía al Gobierno Vasco.
Fue como una pelea de gallos. La Diputación presentó un proyecto para construir motos eléctricas en Bergara, a pesar de las advertencias lanzadas desde Lakua sobre la viabilidad del proyecto. Bildu se la jugó a esa carta y, tal y como sospechaba el Gobierno Vasco, finalmente el plan de reindustrialización de la Diputación no era viable.
Fue rechazado por los trabajadores y la propia Diputación asumió la falta de madurez del plan alternativo. Fue un golpe duro para un municipio cuya economía había sufrido mucho en los últimos años. en parte también por el efecto inducido de Fagor.
También en Debagoiena, el municipio de Eskoriatza ha experimentado un vuelco y el PNV ha ganado a pesar de la mayoría absoluta de Bildu. Los jeltzales han pasado de 1 concejal a 5.
Consolidación del PNV
Pero si algo da valor a los triunfos del PNV y también del PSE ayer en Gipuzkoa es el peso de algunos municipios conquistados. Además de los citados Arrasate y Bergara, con todo su valor simbólico, el PNV ganó en Zarautz, Tolosa, Beasain, Ordizia, Azkoitia, Legazpi, Urretxu... en este caso lo hizo solo por 15 votos.
El de Zarautz es también un caso especial. Se trata de un municipio en el que EA ha tenido un peso importante y tras la integración de esta formación en Bildu su posición en Zarautz parecía consolidada. Pero ayer saltó la sorpresa. Ya sirvió como aviso el resultado de las últimas elecciones autonómicas, donde el PNV superó a EH Bildu en pleno debate sobre el puerta a puerta. Pero la realidad es que el PNV no ganaba en unas elecciones municipales en Zarautz (23.000 habitantes) desde hace 32 años, en 1983. Ahí es nada. Ayer lo hizo con suficiencia: obtuvo 10 concejales por 7 de EH Bildu.
Pero hubo otras victorias de peso del PNV en Gipuzkoa y muchas se produjeron en la circunscripción Oria que engloba las comarcas de Tolosaldea y Goierri. De este modo, el PNV recuperó el mando en localidades como Tolosa, Beasain, Ordizia y Azkoitia y ganó también en Villabona.
En Beasain, por ejemplo, el PNV había perdido las elecciones por 44 votos frente a Bildu en 2011 y esta vez le ha superado por más de 1.000 papeletas. Cerca del millar de votos sacó también el PNV a EH Bildu en Tolosa, mientras que el triunfo en Ordizia fue muy ajustado. Pero la pugna más ajustada se produjo en Urretxu. Fue de foto-finish. Allí el PNV ganó por solo quince votos a la coalición soberanista.
A estos triunfos de mucho peso específico, el PNV le añadió su consolidación en los cinco municipios en los que ya había ganado en las elecciones de 2011: Hondarribia, Elgoibar, Aia, Urnieta y Orio, donde finalmente no gobernó tras los pactos postelectorales.
El de Hondarribia fue uno de los triunfos más claros de la formación jeltzale. Este municipio de 16.500 habitantes es uno de los núcleos fuertes del PNV y esta vez aumentó su peso hasta conseguir una mayoría absoluta clara.
Si hace cuatro años lograron ocho concejales, a uno de la mayoría absoluta esta vez Txomin Sagarzazu, que sustituía como candidato a Aitor Kerejeta -llevaba desde 1995 como concejal y dos legislaturas como alcalde-, obtuvo diez representantes; mientras que la segunda formación quedó con 3 y fue Abotsanitz, la escisión de EH Bildu (2) después de los desencuentros a costa del Alarde.
Debarren abotsa
Parece evidente. El puerta a puerta ha pasado factura a EH Bildu en Gipuzkoa. Un ejemplo: Lezo, feudo de la izquierda abertzale y unos de los municipios en implantar este sistema desde el comienzo de la pasada legislatura. El PNV ganó ayer contra pronóstico. No fue el único lugar. También en Zestoa, donde EH Bildu pretende abrir el vertedero de balas de residuos ha dado un giro y pasa de votar mayoritariamente a Bildu a hacerlo al PNV. La lista continúa con Legazpi o Lazkao -además del ya mencionado Eskoriatza-, municipios en los que los jeltzales también han conseguido la victoria tras considerables polémicas y enfrentamientos en torno al puerta a puerta.
Además de estos casos, han pesado en el descalabro de la coalición soberanista otras apuestas marcadas desde la dirección de EH Bildu, como es el de la segregación de Itziar, muy controvertido en Deba, donde causó una división en EH Bildu. Este malestar aunó fuerzas en torno a Debarren Abotsa, que ayer ganó las elecciones a la coalición soberanista.
Gana Albiztur con un 7%
El poderío exhibido por el PSE en sus feudos guipuzcoanos fue el remate para EH Bildu y la mayor herida se la infligieron los socialistas en Pasaia, donde volvieron a ganar doce años después. Lo hicieron en 2003. El triunfo socialista, en empate a cinco concejales con el PNV, supuso un duro revés para EH Bildu, que se quedó con 4 representantes, justo la mitad que hace cuatro años.
El PSE arrasó también en Zumarraga, donde obtuvo la mayoría absoluta con 8 concejales, por dos del PNV y EH Bildu. Ganó en Lasarte-Oria y arrasó en Irun y Eibar. Además, venció en Albiztur, donde concurrió solo frente al PP y obtuvo más del 5% de los votos válidos emitidos; el mínimo exigido para tener representación.