EL área económica del Gobierno español era la más delicada a la hora de decidir quién asumía sus riendas. El reto es enorme, dada la adversa coyuntura actual, los millones de desempelados y la necesidad de acometer duros recortes. Al adoptar esta decisión, Mariano Rajoy ha optado no por una, sino por dos personas, lo que da buena cuenta de lo trascendente de la operación. Y es que el nuevo presidente del Estado ha decidido recuperar la división en dos del ministerio de Economía y Hacienda, tal y como ocurría en el anterior Ejecutivo del PP, presidido por José María Aznar, aunque ahora introduce en el segundo la competencia de Administraciones Públicas.

Cuando llegó al poder en 2004, José Luis Rodríguez Zapatero unificó Economía y Hacienda en un superministerio que puso bajo la batuta de Pedro Solbes. El veterano ministro fue relevado en plena crisis por Elena Salgado, titular de la cartera económica desde 2009 hasta el final del mandato socialista, y cuya gestión ha sido especialmente criticada por los populares, lo que hacía más difícil el reto de buscarle sucesor.

En esta tesitura, Rajoy ha renovado también la confianza en dos de los principales miembros del equipo económico de Aznar, al poner a Cristóbal Montoro al frente de Hacienda, la cartera que ya dirigió entre 2000 y 2004, y a Luis de Guindos como encargado de Economía, área en la que ya fue secretario de Estado y que pasa a denominarse también de Competitividad. Se da la circunstancia de que este último es uno de los tres nuevos ministros que no tiene carné del partido.

Más aún, una sombra tan alargada como la quiebra de Lehman Brothers, que se sitúa en el origen mismo de la actual crisis económica a nivel mundial, salpica de lleno a De Guindos. Y es que el nuevo titular de Economía llevaba la batuta en el Estado español y Portugal de la compañía cuando, en 2008, la entidad quebró por el escándalo de las hipotecas subprime, una debacle cuyas consecuencias se sienten aún hoy en día. Esta mancha en su trayectoria sin duda le será recordada en su labor venidera.

Retos En los ocho años que median entre las responsabilidades que Cristóbal Montoro y Luis de Guindos asumieron durante el mandato de Aznar, el papel de los ahora ministros ha sido muy diferente, ya que, si el primero ha sido la cara visible de la oposición económica al PSOE -según algunos, ha ejercido de auténtico ministro de Economía en la sombra del partido-, el segundo ha pasado esta travesía guarecido en la empresa privada. Según trascendió ayer de diversas fuentes, en esta nueva etapa ambos trabajarán mano a mano, es decir, actuarán al mismo nivel y de forma totalmente coordinada, no solapando sus competencias y buscando la máxima eficacia posible.

La actuación de Rajoy en este ámbito no se ha limitado a estos dos nombramientos, ya que el líder popular asumirá de facto la dirección de la política económica del Ejecutivo al presidir la Comisión Delegada de Asuntos Económicos. Como consecuencia de esta medida, el presidente español no ha nombrado un vicepresidente económico y controlará de cerca las decisiones que se adopten a este respecto.

Los nuevos ministros de Economía y Hacienda, como responsables de las políticas de juego, tendrán que decidir sobre la salida a Bolsa de una participación de Loterías y Apuestas del Estado (LAE), que el anterior Gobierno aplazó, y sobre la concesión de las primeras licencias de juegos on line, que estaban previstas que se anunciaran antes de 2012.

Cristóbal Montoro afronta a su vez el reto de cumplir con la reducción del déficit de las administraciones públicas al 4,4% en 2012, lo que implica, según Mariano Rajoy, un recorte de 16.500 millones de euros. El siguiente cometido del ministro será la elaboración de un cuadro macroeconómico ajustado a la situación actual, sobre el que confeccionará los presupuestos del Estado para 2012 que el Gobierno tiene la intención de presentar antes de que acabe el primer trimestre.